Impunidad oportunista
Ser¨¢ cosa de un asesor o ser¨¢ iniciativa aut¨®noma del President, pero el poder est¨¢ perdiendo el decoro en el sentido cl¨¢sico de la palabra, ese sentido terrible que consiste en algo tan simple como no perder los papeles, no incurrir en actuaciones ofensivas a ojos de los dem¨¢s o incluso asumir las consecuencias de los actos y la propia responsabilidad. Hay iniciativas que parecen nacer del complejo de superioridad habitual del m¨¢s listo de la clase.
Este es ahora exactamente el problema, si uno trata de analizar de veras el significado pol¨ªtico de la tremenda, subversiva, radical y pluscuamhonrada iniciativa que a Artur Mas le ha dado por liderar: la batalla contra la corrupci¨®n. Por fin un pol¨ªtico noble y honesto; por fin una respuesta a la altura de las mentiras y la deshonestidad de los dem¨¢s; por fin, alguien con el valor pol¨ªtico de enfrentarse por v¨ªas legales, jur¨ªdicas y pol¨ªticas contra el ejercicio subterr¨¢neo del poder.
No quepo en m¨ª de gozo ante el alivio de que un l¨ªder natural del pa¨ªs, empe?ado en llevarnos a un Estado nuevo e independiente, haya por fin entendido que la desverg¨¹enza del poder y la impunidad regulada est¨¢n minando la confianza de la gente en las instituciones. Eso s¨ª es coger el toro por los cuernos porque significa retomar los valores fundamentales de la democracia. En instantes de pesadilla, sin embargo, me pregunto semidesvelado si se trata de una formidable, fenomenal tomadura de pelo. Conjeturo incluso si no es que ya nadie desde el poder convergente, incluidos asesores inventivos, tiene tomada la medida del decoro y de los l¨ªmites de la impunidad. O quiz¨¢ es otra cosa: quiz¨¢ es que la impunidad pol¨ªtica que han revelado las informaciones p¨²blicas sobre el caso Palau y Millet, sobre el caso Pallarols, sobre los casos de los Pujol (hijos), se ha ido convirtiendo invisiblemente en combustible para aumentar la autoestima y con ella la impunidad moral del poder pol¨ªtico. Y puede que hayan llegado a perder de vista de verdad el sentido de la verg¨¹enza ajena sobre la credibilidad de emprender una cruzada contra la corrupci¨®n cuando un juez ha tenido la certeza de que deb¨ªa embargar la sede del partido al que pertenece el presidente nada menos que del Govern como garant¨ªa por una cuant¨ªa superior a los tres millones de euros.
Mas propone liderar la lucha anticorrupci¨®n mientras crecen casos en su entorno
Y todav¨ªa inmerso en la pesadilla hipot¨¦tica, salgo del desvelo y me despierto del todo, pero es como si siguiese dormido. ?Lo l¨®gico no ser¨ªa actuar primero en el interior del propio partido para sacarse de encima las sospechas estrictamente judiciales y descartar el contagio corrupto al que apuntan las informaciones y a veces los mismos procesos judiciales, tan alucinantes, con mafias rusas incluidas, para que se vea que sin duda Catalu?a pertenece a la vanguardia ¨¦tica y pol¨ªtica del siglo XXI y no ens estem de res?
Sin saber a¨²n si sigo despierto, velando o dormido, ensayo incansablemente el Cant de la senyera y El segadors (para no hacer el rid¨ªculo tarareando tontamente en septiembre de 2014) y sigo d¨¢ndole vueltas a la pregunta: ?c¨®mo se le ha ocurrido liderar un frente contra la corrupci¨®n sin actuar antes en su propio partido como prueba, como ensayo a escala? La sospecha de que es una manera de bloquear o neutralizar una iniciativa pol¨ªtica de otros m¨¢s legitimados o m¨¢s cre¨ªbles me hace volver a dormirme de nuevo y seguir en la bendita pesadilla, m¨¢s benigna y menos perturbadora que la visi¨®n de Mas liderando la batalla contra el crimen, mientras los casos de presunta corrupci¨®n de su propio entorno inmediato y pol¨ªtico copan las p¨¢ginas de los peri¨®dicos. Querer ser el primero de la clase, y el m¨¢s listo, a veces te delata como el m¨¢s consentido, el m¨¢s ansioso o, incluso, el descaradamente oportunista. Pero ahora no s¨¦ si esto es todav¨ªa pesadilla o vigilia.
Jordi Gr¨¤cia es profesor y ensayista.
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