Gan¨¢ndose el respeto
Reencontrarse con los Spin Doctors en un Teatro Lara casi lleno, una experiencia entra?able
?Una gira espa?ola de Spin Doctors? ?En 2013? Alguno releer¨ªa con perplejidad los primeros correos que anunciaban tan impredecible resurrecci¨®n. Los Doctores Giratorios fueron una banda simp¨¢tica y evanescente, met¨¢fora cruda de lo cerca que, en el fondo, quedan las alturas celestiales y los abismos del averno. El v¨¦rtigo en versi¨®n rockera.
Reencontr¨¢rselos anoche, en un Teatro Lara casi lleno, constituy¨® una experiencia entra?able. Los neoyorquinos conservan su sabrosa pegada funk (?ese bajo salvaje de Mark White!) y tiene su encanto rejuvenecer un par de d¨¦cadas durante el concierto. Pero no omitamos las contraindicaciones: a la salida, los espejos devuelven las miserias avejentadas de cada cual, y ni siquiera podremos esgrimir que los Doctors figuraron nunca entre las diez o quince bandas que le cambian a uno la vida.
La apertura, con el palpitante What time is it? (casi una cara B de Talking Heads), coloca abiertamente las cartas sobre la mesa; el cuarteto mantiene su mordiente primigenia y asume que su primer ¨¢lbum, Pocket full of kryptonite, constituye a¨²n su piedra angular. Hasta seis temas sonaron de aquel debut millonario, un one album wonder al que sucedieron cuatro sonoros gatillazos. Y eso que Nice talking to me, el t¨ªtulo de uno de ellos, resulta tan pegadizo como un estribillo chuleta de Canned Heat.
Chris Barron, el cantante que un d¨ªa amaneci¨® con par¨¢lisis en las cuerdas vocales (la gloria y el infierno), es hoy un caballero de bigote entrecano, pero en magn¨ªfico estado de revista. Lanza patadas al aire cual chaval¨ªn, ha recuperado el esplendor art¨ªstico y juega la baza de un castellano macarr¨®nico y descacharrante. Hasta se permite leer una, ejem, poes¨ªa propia en la que ¡°Estrella Galicia¡± rima con ¡°salchicha¡± y ¡°camarones¡±, con ¡°dos cojones¡±. Las tres piezas de su inminente nuevo disco, If the river was whiskey¡¯ suenan a blues pesado; intrascendente pero ameno. ¡®Two princes¡¯ perdura con su aureola de himno. Y no nos enga?emos: una banda que rubrica una buena versi¨®n de Have you ever seen the rain?¡¯ merece todos los respetos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.