Oportunidad perdida
Madico ha desaprovechado la oportunidad y ha optado por mantenerse fiel al texto de 'Quan despertem d¡¯entre els morts' del ¨²ltimo texto escrito por Ibsen
El arte es el arte y todo lo dem¨¢s es todo lo dem¨¢s. Ad Reinhardt, pionero del minimalismo, no pod¨ªa resumir mejor el dilema de la creaci¨®n art¨ªstica para el propio artista, ese ser provisto del don de la genialidad que no puede permitirse intromisiones del mundo exterior en su universo generador de discursos, y que por ello resulta egoc¨¦ntrico e insoportable, a la postre, para quienes no comparten sus elevadas afinidades. Es lo que le pasa Maia con su marido, el escultor Arnold Rubek, los dos protagonistas ¡ªjunto a la inefable Irene¡ª de la ¨²ltima pieza que escribi¨® Ibsen y que Ferran Madico acaba de trasladar al escenario. Maia, dec¨ªa, es una mujer vital, m¨¢s joven que Rubek, y empieza a estar un poco harta de la actitud de este, quien parece tener siempre la cabeza en otra parte, en concreto en el recuerdo de una antigua modelo ¡ªs¨ª, Irene¡ª que le inspir¨® su obra m¨¢s c¨¦lebre.
Quan despertem d'entre els morts
De Henrik Ibsen. Traducci¨®n: Carolina Moreno. Direcci¨®n: Ferran Madico. Int¨¦rpretes: Llu¨ªs Marco, Esther Bov¨¦, Cristina Plazas, Ernest Villegas, Bernat Mu?oz, Lina Lambert. Escenograf¨ªa: Max Glaenzel. Iluminaci¨®n: Maria Dom¨¨nech. Vestuario: Merc¨¨ Paloma.
Teatre Nacional de Catalunya, Sala Petita. Barcelona, 7 de febrero.
?Qu¨¦ interesante hubiera sido seguir el desarrollo de este m¨¦nage ¨¤ trois intelectual que plantea Quan despertem d¡¯entre els morts, pero despojado de todo artificio, incluso del que le a?ade el propio autor y que queda, m¨¢s de un siglo despu¨¦s ¡ªla obra se public¨® en 1899¡ª un tanto anticuado. Y me refiero a la imaginer¨ªa sobre todo del segundo y tercer acto y a los tres personajes secundarios, que no son m¨¢s que el soporte metaf¨®rico de los principales, eso si no se limitan a dar informaci¨®n de lo m¨¢s trivial. El arte despojado de todo lo dem¨¢s. Sin embargo, Madico ha desaprovechado la oportunidad y ha optado por mantenerse fiel al texto aderez¨¢ndolo adem¨¢s con movimientos coreogr¨¢ficos, que firma Sol Pic¨®, y que solo sirven para distanciarnos a¨²n m¨¢s del meollo del asunto y que es: ?vale la pena sacrificar la vida por el arte?
La obra tiene un poso de iron¨ªa que equilibra a los personajes y que salva a Maia de la simpleza o la ignorancia y a Irene de un exceso de espiritualidad, sin dejar de ser ambas v¨ªctimas del artista Rubek, sobre el papel un exc¨¦ntrico un tanto caprichoso. En cambio, sobre el escenario de la Sala Petita del TNC el Rubek de Llu¨ªs Marco casi despierta compasi¨®n ante la actitud de las dos mujeres: la constante crispaci¨®n de la Maia de Esther Bov¨¦ y la trascendencia enajenada de la Irene de Cristina Plazas. Junto a ellos unos desaprovechados Ernest Villegas y Lina Lambert, a los que duele ver, especialmente a ella que solo tiene dos palabras, como secundarios. L¨¢stima de tono y de todo lo dem¨¢s.
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