La danza macabra de G¨®mez y S¨¢nchez
Pep¨®n Nieto y Fernando Tejero son los catetos de un tri¨¢ngulo familiar disfuncional
La familia es una fuente inagotable de situaciones dram¨¢ticas ineludibles. Si por ellos fuera, Juan y Carlos, protagonistas de Mitad y mitad, hace tiempo que nada sabr¨ªan el uno del otro, pero la perspectiva de un pronto desenlace de la enfermedad de mam¨¢ los re¨²ne en la casa paterna. Carlos, soltero, que lleva cuid¨¢ndola desde que una embolia la dej¨® medio paralizada, quince a?os atr¨¢s, desea el fatal desenlace, para respirar por fin. Juan, que acude a su llamada (¡°Mam¨¢ no se mueve¡±), casado y con un hijo, solo est¨¢ interesado en reba?ar la herencia cuanto antes, pero de los 200.000 euros que le constan que su madre posee, su hermano dice no saber nada de nada.
MITAD Y MITAD
Autores: Jordi S¨¢nchez y Pep Anton G¨®mez. Int¨¦rpretes: Fernando Tejero y Pep¨®n Nieto. Direcci¨®n: P. A. G¨®mez. Teatro La Latina.
Conteniendo apenas las ganas de golpearle, y puesto que tambi¨¦n procede repartir la casa, que ¨¦l valora interesadamente en medio mill¨®n de euros, Juan propone a Carlos que se la quede y le entregue los 200.000 de mam¨¢ y 150.000 m¨¢s, de sus ahorros. ¡°No te enfades, pero tengo la sensaci¨®n de que salgo perdiendo¡±, protesta t¨ªmidamente Carlos, ante el vampirismo del hermano dominante.
Lo que empieza siendo una comedia de costumbres sazonada con salfum¨¢n (la disputa por la herencia entre un apocado y un caradura), por la crudeza del humor y por el cariz que van tomando los acontecimientos pronto se transforma en una comedia negra, al borde de lo macabro: los dos antagonistas, antes de declararse la guerra definitiva, hallan un punto de encuentro inesperado. ¡°Mam¨¢ tiene que morirse¡±, deciden al un¨ªsono Carlos, y Juan, cuya situaci¨®n econ¨®mica aparentemente boyante es la tapadera de una deuda estratosf¨¦rica.
La primera parte de Mitad y mitad corre como un Ferrari en una recta despejada. En la segunda, los giros dram¨¢ticos se multiplican y el tr¨¢fico se congestiona mientras el dubitativo Carlos se va cargando de razones para acompa?ar a Juan en su criminal prop¨®sito. En pos siempre del efecto c¨®mico, Jordi S¨¢nchez y Pep Anton G¨®mez, sus autores, sacrifican la verosimilitud de ciertas situaciones, descuidan la coherencia de alg¨²n detalle (en una sola libreta de ahorro nunca aparecen los saldos de varias d¨¦cadas) y engrosan el trazo humor¨ªstico cuando les place. Hacer re¨ªr es su fin ¨²ltimo, y vaya si lo consiguen. Un p¨²blico mayoritariamente joven abarrota el teatro de La Latina (como lo hac¨ªan sus abuelos cuando Lina Morgan), al reclamo de dos c¨®micos televisivos con muchas tablas: el atribulado Carlos de Pep¨®n Nieto es una hiperactiva mancha de tinta (el augusto de esta pareja de clowns) y el Juan de Fernando Tejero, el papel secante que le impide rebosar a gusto. La representaci¨®n hiperreal del sim¨¦trico sal¨®n de la casa paterna se rompe mediante ese ¨¢ngulo inquietante que Silvia de Marta y Max Glaenzel introducen al fondo, en su espl¨¦ndida escenograf¨ªa, de factura alemana.
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