Cuatro m¨¢s uno

El primero de los conciertos madrile?os de la gira de despedida del Cuarteto de Tokio tuvo como emotivo invitado a Javier Perianes. Fue una de las noches m¨¢s hermosas del pianista de Nerva. Toc¨® en solitario un par de preludios y fugas de Bach para abrir boca, e inici¨® la segunda parte con una sensible versi¨®n de las Escenas de ni?os, de Schumann. Demostr¨®, en todo momento, serenidad y rigor, sencillez y buen gusto. Lleva una carrera trepidante ¨²ltimamente.

El pasado fin de semana hizo una versi¨®n gloriosa del concierto para piano en sol mayor de Ravel en el festival Musika-M¨²sica de Bilbao, y el lunes ya se incorpor¨® en Sevilla a la colaboraci¨®n con el Cuarteto de Tokio, con Brahms de fondo. En Madrid hubo doblete de quintetos, el de Schumann y el de Brahms. Perianes no se amilan¨® ante la inmensa categor¨ªa art¨ªstica y la veteran¨ªa del cuarteto de cuerda.

En un di¨¢logo generacional lleno de encanto sobresal¨ªa, en primer plano, la naturalidad. En particular la versi¨®n del Quinteto en Fa menor, opus 34, fue soberbia de principio a fin dejando al descubierto en muchos momentos la modernidad constructiva de Brahms. La fuerza expresiva empuj¨® a los int¨¦rpretes y atrap¨® al p¨²blico. En el Quinteto en Mi bemol mayor opus 44 , de Schumann, todo fluy¨® con una gran carga de espontaneidad. El Cuarteto de Tokio estuvo espl¨¦ndido aunque no tocase ning¨²n cuarteto propiamente dicho. Esta tarde se sacan la espina con cuartetos de Beethoven y Webern y dicen adios con el maravilloso quinteto para dos violonchelos de Schubert. Como espectadores, gracias, much¨ªsimas gracias, por las horas de placer que nos han regalado.