Los portavoces de la indignaci¨®n
Los encerrados por las preferentes en Pontevedra redoblan la presi¨®n y creen que Rafael Louz¨¢n, que los tach¨® de ¡°comando¡±, ¡°ha perdido los papeles¡±
¡°Un padre que se queda sin pan que darle a sus hijos hace lo que haga falta. El d¨ªa que nos metan la quita, que se atengan a las consecuencias¡±, contaba un afectado por las preferentes de O Saln¨¦s que se acerc¨® el jueves al Ayuntamiento de Tui para apoyar a sus compa?eros encerrados en el consistorio. Tras dos meses en la sede municipal ¡ªlos de O Rosal llevan tres¡ª los estafados, j¨®venes o mayores, parados o trabajadores, tienden a tirar de retranca y sorna para esconder la desesperaci¨®n ante la falta de salidas a una situaci¨®n que para muchos arranc¨® hace a?o y medio. Pero cuando se menta la quita, la posibilidad de que parte de sus ahorros birlados desaparezca definitivamente, la atm¨®sfera se solidifica. ¡°No lo vamos a permitir¡±.
Al minuto, otro comentario rebaja la tensi¨®n en el sal¨®n de plenos, campamento base de la protesta. ¡°En la c¨¢rcel por lo menos comeremos caliente¡±, tercia una se?ora, vestida como la mayor¨ªa con la camiseta naranja de la plataforma, del grupo de 30 personas las que el jueves por la ma?ana ocupaban el Ayuntamiento de Tui, donde la par¨¢lisis es casi total. En el sal¨®n, la mesa del pleno est¨¢ llena de papeles con los turnos de guardia, dos durante el d¨ªa y uno por la noche. En el medio de la estancia hay una estufa el¨¦ctrica, con unas botas puestas a secar. Al fondo, la comida, incluido un jam¨®n ya casi en el hueso, comprado por colecta popular, a tres euros por cabeza. Al lado una mujer dormita en una silla. Por poco rato, porque a intervalos regulares el estruendo de las bocinas ahoga todo lo dem¨¢s. La procesi¨®n de ruido arranca cuando se siente llegar al alcalde o a alg¨²n trabajador municipal, recorre todas las estancias y garantiza que el consistorio contin¨²a desierto. Solo resiste el conserje, con tapones en las orejas, sujetos por cordeles.
¡ª?Quer¨ªas algo?, pregunta al intruso.
Ante la negativa, hace una mueca y se pone otra vez las protecciones. Poco despu¨¦s, un polic¨ªa local entra con un papel, que deposita en el mostrador. Se da la vuelta, mira un instante a un hombre que sopla un silbato, se cala la gorra y se va.
Una mancha que se extiende
Adem¨¢s de Tui y O Rosal, los encierros van brotando por la geograf¨ªa pontevedresa de sur a norte. Primero en Gondomar, despu¨¦s en Sanxenxo. En la provincia de A Coru?a tambi¨¦n se ha sumado Boiro. Incluso est¨¢n apareciendo nuevos afectados y surgiendo nuevas plataformas, como la de A Estrada, que se constituy¨® esta misma semana. En Pontevedra gobierna el BNG, pero el delegado de la Xunta, Jos¨¦ Manuel Cores Tour¨ªs, se complic¨® la vida al amenazar con el desalojo a quien se le ocurriese entrar en la sede. ¡°Lo tengo clar¨ªsimo¡±, dijo. La plataforma se plant¨® en la puerta del edificio exigiendo respeto.
Los portavoces rechazan identificarse como l¨ªderes. Jos¨¦ Manuel V¨¢zquez, de O Saln¨¦s, tiene una dolencia cr¨®nica que le deja baldado por la tarde cuando se manifiesta por la ma?ana. Hasta hace cinco a?os trabajaba reparando piezas de maquinaria en Madrid. No tiene pensi¨®n y son los ahorros de su padre, contaminados de preferentes, los que le mantienen. Miriam Rodr¨ªguez hace las veces de enlace con los medios en Tui. Trabaj¨® durante seis a?os en oficinas de turismo. A los 28 a?os, est¨¢ en el paro ¡ªcomo la mayor¨ªa de los de su edad¡ª y lucha en nombre de sus padres, mientras aprovecha los huecos libres para estudiar Educaci¨®n y Control Medioambiental. Son solo dos de los que responden a la prensa y expresan la indignaci¨®n colectiva.
En Tui prefer¨ªan el jueves no quedarse en las cifras de lo que ten¨ªa pendiente de cobrar cada uno. ¡°Hay quien tiene 6.000 euros y quien tiene 60.000, pero lo que todos tenemos es dignidad¡±. Casos dram¨¢ticos los hay en abundancia. Eugenio muestra su cartilla de Caixanova, que pone ¡°plazo fijo¡± en la cubierta, en letras may¨²sculas. No va mucho por el Ayuntamiento por culpa de las sesiones de quimioterapia. Xaqu¨ªn, de Oia, tiene 59 a?os y est¨¢ en una silla de ruedas desde hace 33. Dos veces le endosaron preferentes sin su consentimiento. Acudi¨® a la plataforma aconsejado por su abogado. Levanta la vista y clama: ¡°Yo no estoy manipulado por nadie. Ni pienso estarlo¡±.
As¨ª es el d¨ªa a d¨ªa en Tui, donde el cabreo con el presidente de la Diputaci¨®n de Pontevedra, Rafael Louz¨¢n, es considerable y se ha agravado tras sus declaraciones de las ¨²ltimas semanas, en las que lleg¨® a tildar de ¡°comando¡± a los afectados. Desde que, hartos de promesas incumplidas, empezasen a interrumpir los plenos de localidades gobernadas por el PP, su l¨ªder provincial ha deslizado la idea de que existe un grup¨²sculo de falsos afectados ¡°disfrazados¡± al mando de ¡°un sindicalista liberado de la CIG¡±.
El sindicalista, al que el presidente provincial no suele nombrar, es Xulio Vicente, de O Rosal, que adem¨¢s de por su militancia se caracteriza por tener tanto a su padre como a su hija menor de edad, cuya firma falsificaron para endosarle el contrato, afectados por las preferentes. ¡°?Es que es un delito ser sindicalista? ?Es que estamos volviendo al franquismo o qu¨¦?¡±, se indigna otro compa?ero, agradecido por el trabajo de Vicente, que a su vez pide al PP ¡°buscar soluciones y no decir tonter¨ªas¡±. ¡°Ha perdido los papeles¡±, resume Miriam, de Tui.
Acatarrado, con ojeras, Vicente relata algunos de los agravios que en las plataformas achacan a los populares, empezando por una promesa de la entonces directora de Comercio de la Xunta, Nava Castro, en v¨ªsperas de las elecciones auton¨®micas del pasado oto?o, de una soluci¨®n segura en el arbitraje; o el intento de Alberto Ruiz Gallard¨®n de posar con ¨¦l, tambi¨¦n durante la campa?a. ¡°Le ped¨ª que la reuni¨®n fuese tres d¨ªas despu¨¦s de las elecciones. A¨²n estoy esperando¡±, relata. Asegura que un d¨ªa, a las pocas horas de uno de sus muchos encontronazos cara a cara con los cargos populares, le llamaron por tel¨¦fono para avisarle de que ya ten¨ªa fecha para el arbitraje. Se neg¨® a ir. ¡°Hasta que cobren todos, yo tampoco¡±.
Episodios como este que describe Xulio Vicente est¨¢n haciendo calar entre los presentes la sensaci¨®n de que el arbitraje es cosa de la Xunta y que la llamada salvadora de Consumo llega en funci¨®n de lo molesto que sea el reclamante o la afinidad que exista con el partido pol¨ªtico en el Gobierno. ¡°No hay democracia¡±, concluye Juan, un afectado de Ponteareas, mientras los dem¨¢s asienten. ¡°?Es que llevamos a?o y medio!¡±, exclama otro.
Las llamadas a la tranquilidad solamente les suenan ya a excusas para ganar tiempo. Tampoco ayuda la actitud de algunos alcaldes, sobrepasados por las circunstancias. Juan habla del de Mondariz, Julio Al¨¦n, quien al parecer ech¨® en cara a unos padres ¡°no haber educado bien a sus hijos¡±, porque ¨¦l tiene tres y ninguno entrampado con preferentes. Salvo el de Oia, que claudic¨® y prometi¨® dimitir si sus afectados no cobraban, el resto ha cerrado filas con el partido, pero el nerviosismo arrecia.
Los perjudicados insisten en que la soluci¨®n es pol¨ªtica y anuncian que aumentar¨¢n el calado de sus protestas si les siguen dando largas o se empe?an en aplicarles la quita. Tras paralizar el Ayuntamiento, el siguiente paso es tocar lo sagrado: las fiestas. ¡°El alcalde de Ponteareas va a tener un Corpus muy caliente¡±.
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