Un coloso del cemento en Morata de Taju?a
La f¨¢brica El Alto es la mayor productora de Espa?a y una de las principales de Europa Tres hornos rotatorios se encargan de producir 3,5 millones de toneladas de cemento al a?o La planta desea usar residuos procesados como combustible, a lo que se oponen los vecinos
Las luces verdosas hacen que la planta de cemento El Alto parezca una nave espacial cuando se la observa iluminada de noche. El enorme complejo, propiedad de Cementos Portland Valderrivas, ocupa una superficie de 60 hect¨¢reas en el municipio de Morata de Taju?a (7.515 habitantes) y se levanta en torno a los tres gigantescos hornos rotatorios donde se fabrica el clinker, un polvo gris que es la materia prima con la que se elabora el cemento.
Entrar en uno de estos colosos con forma cil¨ªndrica, de 86 metros de largo por 5,25 de di¨¢metro, es como adentrarse en una caverna emparedada con ladrillos reflectantes y clinker fundido. Cuando uno de estos monstruos quema material puede alcanzar los 1.800 grados, como en la superficie de algunas estrellas. Por eso, si no hay mineral dentro que absorba parte del calor la estructura puede fundirse.
La f¨¢brica se cre¨® en 1972 y transportaba su producci¨®n por ferrocarril hasta la planta de Vic¨¢lvaro, ya desaparecida. Con una capacidad para hacer tres millones y medio de toneladas de cemento al a?o es actualmente la mayor planta cementera de Espa?a y una de las principales de Europa.
Las 133 personas que hay en la plantilla se dedican, casi exclusivamente, a controlar que todo el proceso se desarrolla sin ning¨²n fallo. La sala de control recuerda a las im¨¢genes de las misiones espaciales de la NASA, con mesas rodeadas de pantallas y un enorme panel en uno de los lados donde se monitoriza todo el proceso de fabricaci¨®n, completamente automatizado. "La producci¨®n funciona como una cadena, de manera que si en alg¨²n paso se produce un fallo todo se para", cuenta Arturo Furones, responsable de Medio Ambiente de la planta. La ¨²nica parte en la que intervienen unas manos es para colocar los sacos vac¨ªos en la m¨¢quina correspondiente para su llenado.
Un ascensor sube hasta la parte alta de la chimenea, de casi 100 metros de altura y desde donde se pueden ver las cuatro torres de Madrid, a 28 kil¨®metros de distancia. Junto al elevador hay un anem¨®metro que gira impulsado por el viento. El viento sopla tan fuerte que a veces se proh¨ªbe a los empleados subir hasta aqu¨ª arriba. Tambi¨¦n se puede divisar el valle de Taju?a y los olivos y pinos plantados para recuperar los terrenos comidos por la cantera, de 100 hect¨¢reas, que suministra de caliza a la f¨¢brica mediante una cinta transportadora de tres kil¨®metros de largo.
el consumo de cemento ha ca¨ªdo hasta niveles anteriores a los a?os 30?
Un ej¨¦rcito de sensores ¨Cen toda la f¨¢brica hay casi 300¨C analiza las cantidades de di¨®xido de carbono, ¨®xido de nitr¨®geno y ¨¢cido clorh¨ªdrico, entre otros compuestos contaminantes. Los datos recogidos se env¨ªan continuamente a la Administraci¨®n, que adem¨¢s realiza inspecciones in situ. "Se lleva un control de emisiones en el tiempo, de manera que en el caso de que not¨¢semos alg¨²n incremento lo atajar¨ªamos de inmediato. Siempre estar¨ªamos muy por debajo del l¨ªmite establecido", explican.
Seg¨²n el grupo, el consumo de cemento se ha desplomado hasta niveles anteriores a los a?os 30 del siglo pasado. Si en 2007 se consumieron 57 millones de toneladas, cinco a?os despu¨¦s fueron 14 millones, apenas la cuarta parte. La sustituci¨®n parcial del combustible f¨®sil por residuos, mucho m¨¢s baratos ¡ªhasta un 25% del precio del coque en el caso de los neum¨¢ticos usados¡ª, permitir¨ªa un gran ahorro, teniendo en cuenta que entre el 35% y el 40% de los costes de producci¨®n provienen del gasto energ¨¦tico.
La f¨¢brica, que actualmente utiliza restos vegetales como alimento para sus hornos junto al coque de petr¨®leo, est¨¢ a la espera de que la administraci¨®n d¨¦ el visto bueno al uso como combustible de residuos urbanos, como neum¨¢ticos y veh¨ªculos sin uso, previamente procesados por alguna de las 890 empresas especializadas que hay en nuestro pa¨ªs, seg¨²n figura en la clasificaci¨®n nacional de actividades econ¨®micas.
El uso como combustible de desechos no reciclables ¨Cproceso que recibe el nombre de valorizaci¨®n energ¨¦tica¨C se aplica desde hace d¨¦cadas en pa¨ªses como Holanda, Austria y Alemania. La legislaci¨®n establece prioridades en el tratamiento de residuos: prevenci¨®n, reutilizaci¨®n, reciclado, valorizaci¨®n y eliminaci¨®n. En Alemania menos del 1% de los residuos acaban en el vertedero. En Espa?a lo hace el 58%.
La planta ya quema pulpa de madera pero est¨¢ a la espera de que la Administraci¨®n autorice la sustituci¨®n parcial del combustible f¨®sil por residuos, como harinas animales, lodos de depuradoras y neum¨¢ticos que de otra manera acabar¨ªan en el vertedero. No obstante, los vecinos se oponen y aseguran que la quema de basuras en incineradoras pone en riesgo la salud. Los responsables de la f¨¢brica aseguran que ellos en ning¨²n caso funcionar¨¢n como una incineradora, "que quema basura a temperaturas bajas en las que se producen sustancias t¨®xicas y cuyo funcionamiento nada tiene que ver con el horno de una cementera".
En Alemania menos del 1% de los residuos acaban en el vertedero. En Espa?a el 58%
Oficemen, la patronal del sector, dice que es una actividad segura y se apoya en varios informes, como los elaborados por la Universidad de Alicante, la Agencia de Protecci¨®n de la Salud de Reino Unido y la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, que public¨® en 2009 un estudio en la revista especializada Environmental Science and Pollution Research en el que asegura que la valorizaci¨®n energ¨¦tica es la mejor opci¨®n para eliminar los residuos (lodos en este caso) que de otra forma habr¨ªa que almacenar.
Normalmente cuando se incineran basuras queda un remanente en forma de cenizas. En el caso de las cementeras, estas son incorporadas al clinker, tal y como asegura un estudio realizado por el CISC en 2003, por lo que no queda ning¨²n rastro. "En estos hornos no quedan residuos, como s¨ª ocurre en las incineradoras", explica Luis ?ngel Herreros, director de la planta. "Las piedras [de clinker] absorben los metales pesados y a m¨¢s de 1.000 grados no quedan ni furanos ni dioxinas".
La empresa asegura que ha realizado mediciones en su f¨¢brica de Hontoria, dentro del t¨¦rmino municipal de Venta de Ba?os (Palencia). Los niveles de dioxinas y furanos, dicen, fueron seis veces menores que sin valorizaci¨®n y 50 veces m¨¢s peque?os que el l¨ªmite que establece la ley.
El beneficio de este proceso, dicen, es doble: por un lado se ahorra en gasto de combustibles f¨®siles y por otro se reducen los residuos en vertedero, de los que cada espa?ol produce al d¨ªa un kilogramo. Seg¨²n Oficemen, en 2011 el sector emple¨® 791.00 toneladas de residuos como combustible, el 33% del total y el equivalente al gasto energ¨¦tico de m¨¢s de medio mill¨®n de hogares.
En Espa?a hay 35 f¨¢bricas de cemento de las que 31 tienen autorizaci¨®n de la administraci¨®n para usar residuos como combustible. Las m¨¢s cercanas a Madrid est¨¢n en Castillejo, Yeles y Villaluenga de la Sagra, en la provincia de Toledo, y compiten directamente con la planta de Morata. "Si el productor puede bajar medio euro el precio porque se lo ahorra en la producci¨®n, entonces nosotros no podemos competir con eso", apunta Herreros.
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