Un nost¨¢lgico de la Ley de Vagos
El alegato del abogado ?ngel Pelluz acapara el juicio contra los ¡®skinheads¡¯ que agredieron a un indigente
Como preservado durante d¨¦cadas con bolitas de alcanfor, el ideario del abogado ?ngel Pelluz emergi¨® esta semana en la Audiencia Provincial de Madrid para dejar a toda la sala estupefacta. Era el aroma del NODO y el blanco y negro, de la Espa?a franquista de un lejano siglo XX. Pelluz, de 90 a?os, defend¨ªa a dos de los cinco cabezas rapadas que est¨¢n acusados de dar una paliza a un indigente mientras dorm¨ªa junto a un fotomat¨®n, en agosto de 2009.
Seg¨²n dice Pelluz, no pretend¨ªa causar revuelo con su escrito de defensa ni con sus declaraciones posteriores a la prensa. En el primero dijo a?orar la antigua Ley de Vagos y Maleantes y asegur¨® que en el caso hab¨ªa que considerar como atenuante el hecho de que el mendigo estaba provocando con su vagancia. Sus palabras pueden costarle una sanci¨®n del Colegio de Abogados, as¨ª como un procedimiento penal que ha sido solicitado por la Fiscal¨ªa.
Parece ser que no fueron sus clientes los que buscaron a Pelluz; el abogado se les asign¨® porque est¨¢ en el turno de oficio. As¨ª que en teor¨ªa ha sido la casualidad la que ha hecho que Pelluz se encontrase con un caso en el que desempolvar sus viejas ideas y llevarlas ante el tribunal.
Como decimos, Pelluz es un abogado del siglo pasado. Naci¨® el 26 de febrero de 1923 y, como ¨¦l dice, vivi¨® "la guerra, la posguerra, y las envidias que sufri¨® el caudillo¡±, el hombre que, seg¨²n Pelluz, puso orden en Espa?a. Pas¨® varios a?os en Marruecos, en Tetu¨¢n, donde hizo el juramento de defender las leyes y donde se colegi¨® en 1952. ¡°Me recorr¨ª Marruecos a caballo. Lo pas¨¦ muy bien all¨ª". Cuando lleg¨® la independencia del pa¨ªs vino a Madrid, donde est¨¢ colegiado desde 1958. ¡°All¨ª era un se?or. Y no quise quedarme porque donde has sido un se?or no puedes ser un criado. As¨ª que me vine y ahora soy uno m¨¢s que va por la calle¡±.
Todas esas cosas las cont¨® el letrado a este peri¨®dico el pasado martes en su casa, despu¨¦s de que sus palabras hubiesen sido repicadas ya en todas las webs. ¡°No sab¨ªa yo que iba a causar esto tanto revuelo¡±, dijo entonces tras la mesa de un despacho austero. El hombre, de ojos claros, enjuto de rostro y encogido en sus hechuras, hac¨ªa anotaciones con dificultad sobre un papel blanco. Un reloj de pared daba las horas y las medias. La conversaci¨®n se interrump¨ªa a cada rato con llamadas de periodistas que quer¨ªan hablar con ¨¦l. Pelluz explic¨® que hab¨ªa escogido esa estrategia de defensa porque una ONG de la que no recordaba el nombre ¡ªla organizaci¨®n Movimiento contra la Intolerancia¡ª se hab¨ªa metido en el caso como acusaci¨®n popular y hab¨ªa politizado el tema. ¡°Me he visto obligado¡±, dijo.
La conversaci¨®n continu¨® luego por otros derroteros. Los de su siglo XX: sus cargos como jefe de econom¨ªa de desag¨¹es, como jefe de la secci¨®n administrativa de la Alta Comisar¨ªa, donde se dirig¨ªa la acci¨®n pol¨ªtica de Espa?a en el protectorado en Marruecos.
61 a?os en el turno de oficio
?ngel Pelluz de la Granja naci¨® el 26 de febrero de 1923. Se colegi¨® como abogado en 1952 en Tetu¨¢n (Marruecos). Es el abogado defensor de dos cabezas rapadas acusados de participar en una agresi¨®n a un indigente. Esta semana dijo que estos ¨²ltimos no son ¡°personas humanas¡±.
En fin, todo ese siglo XX que de pronto pareci¨® resurgir en el caso que se juzgaba, el de cuatro hombres y una mujer que decidieron golpear a Rafael Santamar¨ªa, que entonces ten¨ªa 31 a?os y que hoy padece secuelas de la agresi¨®n. Para Pelluz, era un vago porque estaba durmiendo en la calle. En realidad estaba pasando por un mal momento personal y se vio sin dinero en la calle.
Pero Pelluz no atiende a esas circunstancias personales. Tampoco pareci¨® seguir en el juicio algunos de los argumentos que daban sus colegas. En varias ocasiones se pregunt¨® por ejemplo, por qu¨¦ estos insist¨ªan en preguntar por la vestimenta que llevaban los acusados el d¨ªa de los hechos. ¡°?Vio usted si llevaban camisas pardas o negras?¡±, le pregunt¨® ¨¦l luego a uno de los testigos. La jueza, visiblemente cabreada cada vez que el letrado volv¨ªa por sus fueros, par¨® la respuesta. ¡°Letrado, estamos hablando de skinheads, no del ej¨¦rcito nazi¡±, dijo la magistrada. Pelluz aceptaba las reprimendas con cara de resignaci¨®n. ¡°Pues me callo¡±, dec¨ªa.
El segundo d¨ªa de declaraciones hubo que hacer dos recesos porque el anciano ten¨ªa que ir al ba?o. El hombre caminaba muy despacio y encorvado.
La actitud excesivamente sincera de Pelluz ha contrastado con los testimonios de sus clientes. Ambos negaron haber participado en los hechos, pero tambi¨¦n el ser skinheads o haber pertenecido a grupos ultraderechistas. Lo cierto es que Iv¨¢n Lorente, Mar¨ªa Leticia Garc¨ªa y otro de los acusados, Javier Royo, han sido miembros del partido ultra Alianza Nacional, una organizaci¨®n que se declara heredera de los fascismos europeos. Los dos primeros se presentaron por Toledo en las elecciones de 2008. Royo hizo lo mismo en la candidatura de Zaragoza. Otro de los acusados, Mykhaylo Tsyku, apodado El Ruso, al que se ha acusado de ser el que pisote¨® la cabeza de Santamar¨ªa, dijo que el crimen le parec¨ªa cobarde. El abogado de Royo y presidente de Alianza Nacional, Pedro Pablo Pe?a, tambi¨¦n conden¨® los hechos. Todos dijeron rechazar el execrable acto. Solo Pelluz, que se ha operado esta semana de un c¨¢ncer, lo acab¨® justificando con sus palabras y su extra?a teor¨ªa de c¨®mo los indigentes provocan a los que les agreden mientras duermen en el suelo.
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