Menos estruendo
Las pirotecnias confirman un descenso en el consumo de hasta un 70% Acusan de la bajada a la normativa vigente, que impide el lanzamiento de petardos a menores
Hay pocas cosas tan caracter¨ªsticas de Fallas como los petardos. Quiz¨¢s los bu?uelos o los trajes con mantilla. Unos s¨ªmbolos que engloban un ritual centenario y que, a tenor de los datos de obesidad infantil o del descenso de fabricaci¨®n textil, pueden estar en peligro de extinci¨®n. En el caso de la pirotecnia, este ocaso parece haber comenzado. Al menos eso es lo que opinan los comercios dedicados al material explosivo. Muchos hablan de un descenso de entre un 60 y un 75% de ventas en comparaci¨®n con el mismo periodo de 2012. La mayor¨ªa considera que las restricciones legales son las culpables del derrumbe.
Una normativa de dif¨ªcil aceptaci¨®n en unos festejos donde el estruendo es marca registrada. Seg¨²n lo firmado por la Uni¨®n Europea (UE), la venta de material pirot¨¦cnico est¨¢ prohibida a menores de 12 a?os. Una cifra que la Generalitat rebaj¨® este febrero hasta los ocho a?os, de acuerdo con el margen de adaptaci¨®n que la UE permite a nivel auton¨®mico, en un intento de ¡°preservar estas tradiciones tan arraigadas que existen en la Comunidad Valenciana¡±.
Los l¨ªmites tambi¨¦n se destensaron en cuanto al tipo de pirotecnia. Los petardos de categor¨ªa 1 -muy baja peligrosidad y nivel sonoro insignificante- se pueden utilizar desde los ocho a?os. Y los de un rango mayor ¨Cm¨ªnimo peligro, pero en zonas delimitadas- a partir de los 10 a?os. En ambos casos, no obstante, se requiere una autorizaci¨®n por escrito de los padres o tutores legales. Y est¨¢ en juego una multa de hasta 300 euros. Unos requisitos ins¨®litos hasta ahora que llevaron al presidente de la Interagrupaci¨®n de Fallas, Antonio S¨¢nchez, a declarar que ¡°el problema es que las leyes no las hacen aqu¨ª y se legisla desde el desconocimiento¡±.
La supuesta ignorancia est¨¢ llevando a las empresas pirot¨¦cnicas a la ¡°ruina total¡±, seg¨²n afirman varios comerciantes. ¡°Este a?o ha sido la hecatombe¡±, protesta Manuel Gimeno. El propietario de Pirotecnia Valencia, con casi 30 a?os de existencia, cree que el control impuesto por las autoridades y el ¡°temor¡± a ser multados ha conseguido que mucha gente se ahorre futuros imprevistos. ¡°Muchos padres, al conocer lo de la autorizaci¨®n y las posibles sanciones, se dejan de historias y evitan comprar¡±, explica Gimeno. ¡°No s¨¦ si podremos aguantar, porque suministramos todo el a?o a fiestas o bodas, pero son estos d¨ªas los que sacan adelante el presupuesto¡±. ¡°Estamos todos supercabread¨ªsimos¡±, lo apoya su mujer.
Aunque a¨²n no se puede hacer un c¨¢lculo certero de esta ca¨ªda, los comerciantes consultados no la rebajan del 60%. V¨ªctor Carrasco, un chico de 23 a?os que lleva cinco como encargado de la venta de estos productos en el quiosco El Pistacho de B¨¦tera, refuerza estas impresiones: ¡°La venta est¨¢ siendo muy muy floja¡±. ¡°Hay muchos padres que est¨¢n descontentos y en desacuerdo, porque aqu¨ª los chiquillos tiran bombetas desde los tres a?os¡±.
Las administraciones aluden al uso responsable de estos artefactos y a la peligrosidad del material. Desde la Asociaci¨®n Valenciana de Consumidores (Avacu) reconocen que les llegan consultas sobre el empleo de art¨ªculos de pirotecnia, pero que no suele haber quejas. Seg¨²n el marco comunitario, existen excepciones en la venta y manejo de explosivos siempre que ¡°se utilicen de forma habitual u ocasional, pero siempre de modo ritual¡±. Algo que aqu¨ª se contempla en ocasiones puntuales como las Fallas de Valencia, las Fogueres de Alicante o la Magdalena de Castell¨®n o en manifestaciones festivas como la cord¨¤, la passej¨¤ o el correfoc.
El descenso de consumo tambi¨¦n lo han notado las compa?¨ªas encargadas de espect¨¢culos pirot¨¦cnicos. Reyes Mart¨ª, la ¨²nica mujer encargada de las mascletades de la plaza del Ayuntamiento durante la celebraci¨®n de Fallas, corrobora que la ca¨ªda ¡°se ha notado en todo¡±. ¡°El presupuesto es mucho menor y hay que dar un resultado similar ci?¨¦ndose a ¨¦l¡±. ?C¨®mo? ¡°Utilizando la cabeza¡±, sentencia. ¡°En la masclet¨¤ no se escatima¡±, aclara la responsable de esta ancestral empresa familiar, ¡°es en el d¨ªa a d¨ªa donde se nota¡±. Mart¨ª explica que los cinco minutos de explosiones y los entre 120 y 240 kilos de p¨®lvora destinados a esta ceremonia se mantienen. ¡°No se puede comparar la plaza del Ayuntamiento con los encargos particulares: de 2008 hasta ahora hay un 60% menos de peticiones¡±. ¡°La situaci¨®n es insostenible¡±, sentencia.
Chinos, masclets, tigres, abejas¡ Todo un arsenal que, aun con estos impedimentos, sigue retumbando en las calles de la capital. Un grupo de chicos y chicas de 15 a?os perteneciente a la Falla Gayano Lluch cree que la entrada en vigor de la nueva legislaci¨®n ¡°no sirve para nada¡±. ¡°Yo sigo tirando los mismos que otros a?os¡±, reconoce uno de ellos, ¡°y se supone que tenemos que estar acompa?ados de un adulto con una autorizaci¨®n firmada¡±. Una realidad que certifican tres ni?os de entre ocho y 11 a?os en el bulevar de la Gran V¨ªa de Fernando el Cat¨®lico. ¡°A nosotros nos da igual¡±, advierten antes de cumplir con otro de los ritos falleros: pringar un bu?uelo en chocolate caliente. Una costumbre, esta s¨ª, permitida. Al menos hasta que no restrinjan la venta seg¨²n los niveles de colesterol.
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