De vuelta al mes¨®n

La raspa de pescado que presid¨ªa el escenario lo dec¨ªa casi todo. Es un s¨ªmbolo de Los Enemigos, una banda que ha vivido tiesa y que con ese s¨ªmbolo de la estrechez evoca aquellas historietas de Bruguera que reflejaban una Espa?a de penurias no falta de retranca. El coraz¨®n de Enemigos, una banda a la que sienta bien la boina que sobre sus cabezas no trae a la memoria atraso sino identidad, bombe¨® orgullo, el suficiente como para mostrar un agradecimiento infinito a los seguidores que se concitaron en Apolo para seguir el regreso a los escenarios barceloneses de una de las bandas m¨¢s respetadas, sino la m¨¢s, de Malasa?a. Era una gran noche.

Lo m¨¢s estimulante fue que la nostalgia no tuvo cuartel y result¨® ser el agradecimiento la palabra m¨¢s repetida por un Josele que verbalizaba las sensaciones de la banda. Porque no, su retorno, al parecer puntual, no encontr¨® la desolaci¨®n que narran en Esta ma?ana he vuelto al barrio, sino una parroquia en la que muchos no eran personas tan granadas como los propios Enemigos.

El concierto result¨® f¨ªsico y contagioso, con un repertorio capaz de hacer saltar la banca

El concierto result¨® f¨ªsico y contagioso, con un repertorio capaz de hacer saltar la banca. S¨®lo en el tramo final, justo antes de los bises, se sucedieron Desde el jerg¨®n, Septiembre, Yo el rey y La cuenta atr¨¢s. Y claro, verles cantando y botando como posesos result¨® de aurora boreal. Y adem¨¢s, salvo en algunos tramos, la banda son¨® tal que una pedrada en plancha de lat¨®n, estruendosa y concisa. Todo buenas noticias que el grupo ahora ha de gestionar. Lo complicado no es volver, sino saber qu¨¦ se hace a partir de ese instante.