¡°Tenemos a gente demasiado especialista liderando el mundo¡±

Cuenta que sus compa?eros le llaman el Diablo porque siempre les complica la vida. Vicente Manzano, (Sevilla, 1963) doctor en Psicolog¨ªa y Psicopedagog¨ªa y diplomado en Estudios Avanzados de Econom¨ªa Regional, promueve asociaciones, colectivos, plataformas, iniciativas, manifestaciones, escribe libros y art¨ªculos, compone canciones, y crea programas inform¨¢ticos. Todo, hasta donde ¨¦l considera para defender el bien com¨²n.

En su discurso se repite una y otra vez la misma expresi¨®n: ¡°Hay que romper fronteras. Entre la Universidad y la calle, entre la raz¨®n y la emoci¨®n, entre pa¨ªses. Todas son artificialmente mantenidas, intencionadas y perjudiciales, y nos llevan a trabajar demasiado en algo que no es justicia¡±, dice convencido en su despacho de la Facultad de Psicolog¨ªa de Sevilla. No tiene tel¨¦fono m¨®vil, y eso, dice, le aporta control sobre su vida. Ahora invierte parte de su energ¨ªa en participar junto a otros profesionales en una coordinadora de movimientos sociales que surgen del ¡°descr¨¦dito social con el sistema pol¨ªtico¡±.

Pregunta. ?Piensan constituirse como partido?

Respuesta. Es una posibilidad, pero no el objetivo. El objetivo es construir democracia, para lo que hemos pensado que tambi¨¦n es necesario entrar en la dimensi¨®n de las elecciones y transformarlas desde dentro.

P. ?Y se presentar¨ªan a las elecciones municipales?

R. Primero tenemos que definirnos como grupo y como propuesta. Ahora estamos en el proceso de aunar puntos de vista sobre lo que debe ser la democracia en la pr¨¢ctica y confeccionando los primeros documentos de trabajo. Apostamos por canalizar esfuerzos para que estas iniciativas desconectadas construyan un objetivo com¨²n y un programa de m¨ªnimos.

P. ?Sirve la acci¨®n social?

R. Es fundamental. Pero hace falta hacer bien el bien. Esto es algo que me preocupa y me ocupa. En los movimientos sociales hay mucha fuerza, pero los m¨¦todos pueden ser improvisados y sin tener en cuenta la evaluaci¨®n del impacto. Antes de empezar, hay que reflexionar sobre cu¨¢l es el estado de la cuesti¨®n y despu¨¦s desarrollar el plan de acci¨®n para que sea m¨¢s efectiva.

P. ?Y tiene esperanza?

Ya no se conf¨ªa tanto en los bancos ni en el Estado, se acab¨® el juego Se necesitan nuevas propuestas.

R. Tengo esperanza en la Humanidad. Veo en mis hijos a personas bien formadas, y en mis estudiantes a j¨®venes con ganas de aprender, dispuestos a cambiar.

P. ?C¨®mo ve a sus alumnos?

R. Muchos vienen adoctrinados, y mi misi¨®n no es comerles el coco, sino evitar que se lo coman. Se supone que el profesor es el ¨²nico responsable del aprendizaje; y el alumno est¨¢ en una posici¨®n c¨®moda desde la que sentarse y escuchar. Hay que romper esa frontera. Por ejemplo, decirle al alumno: Lo siento pero yo no tengo respuestas para todo, lo siento pero la realidad es m¨¢s compleja de lo que se ense?a en el aula, lo siento pero vas a necesitar una conciencia cr¨ªtica incluso para cuestionar lo que te estoy diciendo...

P. ?Y qu¨¦ se descubre?

R. Pues que si sacas a los estudiantes de tu clase y los llevas a la calle, aprenden el contenido de la asignatura al mismo tiempo que realizan un servicio directo a la sociedad. No solo rompes la frontera entre Universidad y calle, sino entre conocimiento te¨®rico y conocimiento pr¨¢ctico; entre raz¨®n y emoci¨®n, entre descripci¨®n de la realidad e intervenci¨®n en la realidad.

P. ?Y qu¨¦ actividades hacen?

Cuanto m¨¢s desesperado est¨¦s, m¨¢s barato te vendes. Eso es una huida hacia lo peor

R. Por ejemplo, los estudiantes trabajan en grupo, localizan asociaciones, plataformas de interculturalidad, de tolerancia, de inmigraci¨®n, de vivienda, etc¨¦tera que les ponen objetivos como podr¨ªa ser descubrir qu¨¦ imagen tienen de ellos en el barrio. Despu¨¦s los estudiantes investigan para recoger datos que respondan a esas inquietudes. Por un lado, la ciudad se beneficia, y por otro, los alumnos aprenden los contenidos de la asignatura que imparto: an¨¢lisis de datos.

P. ?Todo es evaluable?

R. Depende de la dimensi¨®n. Por ejemplo, colaborando en un grupo de investigaci¨®n universitario en Chicago sobre la inserci¨®n laboral de personas con discapacidad, me di cuenta de que en Estados Unidos lo eval¨²an todo en t¨¦rminos capitalistas. La sociedad andaluza es much¨ªsimo m¨¢s sana; a¨²n se piensa en t¨¦rminos humanos. Pero all¨ª tiene que estar todo medido, a ser posible en un ranking. Nosotros propusimos evaluar otras dimensiones porque, de lo contrario, no cumples tu misi¨®n, solo buscas alcanzar los aspectos cuantitativos de medida, aunque hagas lo que no debes en t¨¦rminos ¨¦ticos.

P. ?Por estas inquietudes estudi¨® Psicolog¨ªa y Econom¨ªa?

R. En la confluencia entre ciencias es donde saltan las chispas y el progreso. Donde descubres. Tenemos a gente demasiado especialista liderando el mundo. Nos ense?an a especializarnos en un ¨¢mbito concreto sin ver el contexto, que es donde est¨¢ la riqueza. Muchas veces, los cient¨ªficos no tienen respuestas para la gente de la calle, necesitan humildad.

P. ?Qu¨¦ v¨ªnculos ha encontrado entre sus especialidades?

R. En t¨¦rminos psicol¨®gicos, la parte econ¨®mica de la crisis se basa en un problema de desconfianza. Ya no se conf¨ªa tanto en los bancos ni en el Estado, se acab¨® el juego. Se necesita urgentemente construir la confianza en nuevas propuestas.

P. ?Y de forma individual?

R. Por un lado, est¨¢ la tendencia individual de salvarse el cuello y prescindir de principios que antes se consideraban intocables. Es una huida hacia lo peor. Cuanto m¨¢s desesperado est¨¦s, m¨¢s barato te vendes. Y por otro, est¨¢ la tendencia colectiva, de intentar salvar a tu familia corrigiendo lo que nos est¨¢ haciendo da?o. Esta tendencia no es tan visible, aunque deber¨ªa serlo.

P. ?Por qu¨¦?

R. Porque si no se ve, no existe. Y la gente necesita contar con referentes, poder identificarse, conocer alternativas, salidas. Si no hay referentes colectivos, se tiende a lo individual.

P. ?De ah¨ª su af¨¢n de movilizaci¨®n y difusi¨®n?

R. Somos muchos los que trabajamos unidos por el bien com¨²n. Y puede que seamos m¨¢s.