El sue?o fallido de Alberto Fabra
El plan de expansi¨®n de Mestrets, en Castell¨®n, cumple diez a?os de protestas y lucha vecinal Inclu¨ªa una obra de Calatrava y el rectorado de la VIU
¡°Castell¨®n no se puede permitir el modo de vida que han elegido, sus casas van a ser derribadas¡±. Crist¨®bal recuerda de memoria la frase que el ahora presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, pronunci¨® en una de las primeras reuniones con los vecinos afectados por el PAI Mestrets, el gran plan para la ciudad, de casi un mill¨®n de metros cuadrados para 6.295 viviendas (la mitad de VPO) en una zona de masets tradicionales. El programa inclu¨ªa terrenos anexos en otros puntos de la ciudad para construir el centro de convenciones de Santiago Calatrava, la sede de la VIU de Frank Gehry, la ronda oeste y la ciudad deportiva, pero cargando a medio centenar de vecinos con el coste de las dotaciones.
La frase que cita Crist¨®bal la corroboran media decena de vecinos m¨¢s. Son una parte de quienes decidieron emprender una batalla legal contra el PAI que contin¨²a a d¨ªa de hoy. Residen en la zona oeste de la ciudad, cerca del campus universitario, y en las paredes todav¨ªa se leen pintadas de aquellos a?os de lucha.
10 a?os de lucha
El anuncio. En 2003 se anunci¨® el proyecto estrella para la ciudad de Castell¨®n, que inclu¨ªa m¨¢s de 6.000 viviendas y obras como el centro de convenciones de Santiago Calatrava y el rectorado de la VIU de Frank Gehry, a costa de derribar medio centenar de casas.
Los vecinos. Unas 30 familias pactaron indemnizaciones por abandonar sus viviendas. Otras 20 protestaron durante cinco a?os en todos los plenos hasta que fueron a los tribunales. Los primeros no han cobrado todav¨ªa, los segundos siguen luchando para evitar el PAI.
El fallo. En 2008 el Tribunal Superior de Justicia anul¨® el PAI por vulnerar el principio de distribuci¨®n y cargas urban¨ªsticas. En septiembre de 2012 el Supremo orden¨® devolver el caso al tribunal por no contar con las alegaciones de una parte de los vecinos.
Fabra era, en aquella reuni¨®n, concejal de Urbanismo en el Ayuntamiento de Castell¨®n. Con ¨¦l naci¨® este gran plan que se anunci¨® antes de las elecciones municipales de 2003 y que integr¨® la mayor parte de sus compromisos en los comicios siguientes. El PAI despert¨® una oposici¨®n vecinal nunca vista hasta entonces: no hubo pleno en cinco a?os al que no acudieran los propietarios afectados.
Mestrets era el gran sue?o de Alberto Fabra para Castell¨®n, pero diez a?os despu¨¦s, la justicia y la crisis han bloqueado este desarrollo urban¨ªstico. El Consell ha descartado levantar el rectorado de la VIU y el centro de Calatrava auspiciados en la ¨¦poca en la que nacieron la mayor parte de los proyectos fara¨®nicos de la Generalitat. La ronda se ha construido al desvincularse del plan. Y el PGOU, anulado, deja tambi¨¦n sin soporte al PAI.
El portavoz del equipo de gobierno y edil de Urbanismo, Miguel ?ngel Mulet, sostiene que cuando la econom¨ªa mejore y las empresas puedan afrontarlo, Mestrets seguir¨¢ adelante. Pero las expectativas se han topado con la realidad. El Instituto Valenciano de Vivienda (IVVSA), agente urbanizador, acaba de suspender durante dos a?os, prorrogables a otros dos, la construcci¨®n de la mayor parte de las viviendas. El proyecto, cuya previsi¨®n era desarrollarse en pocos meses, se ha eternizado y su viabilidad es discutible.
El proyecto requer¨ªa del desalojo y derribo de medio centenar de viviendas levantadas algunas a principios del siglo XX en zona no urbanizable, pero contando con los servicios y pagando contribuci¨®n urbana. El 80% opt¨® en su d¨ªa por el acuerdo. ¡°Se pactaron indemnizaciones por las casas, pero no se han cumplido y no se ha cobrado¡±, explica Jos¨¦ Antonio Felip, presidente de la asociaci¨®n de vecinos Mestrets-Poble Sec. ¡°Entonces dec¨ªan que se iba a hacer muy r¨¢pido y la gente pact¨® por no quedarse sin nada¡±, apunta. Fue el inicio de la degradaci¨®n de la zona: algunas casas fueron okupadas y otras derribadas. ¡°No te puedes ir porque pierdes la casa, ahora hay m¨¢s okupas que residentes¡±, dice Clemente Agost, uno del 20% de vecinos restantes que apost¨® por la v¨ªa legal.
Los vecinos que abandonaron sus casas a¨²n no han cobrado
Jos¨¦ Antonio Felip explica que la gente se march¨® porque desde el Ayuntamiento, con Alberto Fabra a la cabeza, insist¨ªan en que las obras eran inminentes. ¡°A m¨ª me fall¨® la salud y tom¨¦ la decisi¨®n de marcharme. Ahora no puedo volver a mi casa¡±, dice ?ngela Salax, portavoz de los afectados por el PAI. No es la ¨²nica que habla de la angustia vivida en aquellos a?os. Todos los afectados pasaron por tratamiento psicol¨®gico y se acu?¨® el s¨ªndrome Mestrets.
¡°Entonces, que te tocara un PAI as¨ª en tu finca era como que si te tocara la loter¨ªa, el problema aqu¨ª es que afectaba a la vivienda¡±, sostiene el abogado urbanista Vicente Garc¨ªa Nebot. Para ¨¦l, el que se cargara a los vecinos con el coste de las dotaciones de otros puntos de la ciudad no fue m¨¢s que ¡°una estrategia para obligar a vender¡± la finca a las constructoras. ¡°Fue lo que hizo la mayor parte¡±, recuerda.
La oposici¨®n en el Ayuntamiento de Castell¨®n insiste en que este proyecto debe adecuarse a la realidad y replantearse de nuevo. Hasta que llegue ese d¨ªa, los vecinos que resisten en sus casas respiran algo m¨¢s tranquilos: ¡°El a?o pasado hice obras en mi casa, antes no me atrev¨ªa por si te la tiraban despu¨¦s¡±.
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