La rareza es bella
El repertorio, aun alternando voces o pretendiendo ser experimental y algo na?ve, tiene un punto de reiteraci¨®n
Los madrile?os Cohete empezaron con retraso anoche en la Moby Dick, adoptaron gesto absorto como si llegaran de un largo viaje interestelar y asumieron con diplomacia que apenas 150 personas acudieran al estreno de su segundo disco, Hurra, con la sensaci¨®n de que a unas cuantas pod¨ªan identificarlas con nombre y apellido. Son los riesgos que se corren (y asumen, suponemos) cuando se ejerce la vida raruna, pero ah¨ª tambi¨¦n radica el principal activo del cuarteto. Gustar¨¢n m¨¢s o menos, mucho o incluso nada, pero contradicen a quienes argumenten que todo el indie patrio suena parecido.
Lo de Cohete es otra cosa. Frases cortantes como hachazos. Un humor a veces c¨¢ndido y casi siempre surrealista. Algunas melod¨ªas pegadizas en canciones m¨¢s bien sinuosas, con permanentes cambios de ritmo. Y una m¨¢xima que parece irrenunciable: si una composici¨®n supera los tres minutos, la considerar¨¢n redundante y barroca. Y eso no sirve.
Quique Godino y el alem¨¢n Urs Hampel blanden las guitarras y se alternan en la voz cantante. Los hermanos Cortillas asumen la base r¨ªtmica, muchos t¨ªtulos se enriquecen con tromb¨®n y trompeta e incluso un t¨ªmido coro femenino comparece para Un sabor diferente y alguna pieza m¨¢s. El resultado tiene algo de ese punto marciano y lis¨¦rgico que en la transici¨®n de los sesenta a los setenta tan bien plasmaban Kevin Ayers (que en gloria est¨¦) o Captain Beefheart. Cohete suenan burlones hasta cuando tantean el g¨¦nero rom¨¢ntico (Contando estrellas), se apiadan de los oficinistas por el cauce de la sorna (Mi corbata) y hasta aluden a la codicia urban¨ªstica en Petici¨®n. Pero con una premisa fundamental: no ponerse demasiado serios.
El principal problema radica en que el repertorio, aun alternando voces (incluso el bater¨ªa defiende D¨ªa de playa) o pretendiendo ser experimental y algo na?ve, tiene tambi¨¦n un punto de reiteraci¨®n. Pero en esas aparece la hilarante 100 ciclistas (¡°t¨² y yo somos rebeldes de sof¨¢¡±) y descubrimos el humor alem¨¢n. O suena la adictiva A gog¨® y nos convencemos de que la rara belleza que practican estos treinta?eros bien merecer¨ªa un golpe de fortuna.
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