La s¨¢tira tiene ritmo de copla
Las Chirig¨®ticas esbozan un relato tragic¨®mico de la sumisi¨®n femenina La historia se desarrolla en un burdel
Su idilio comenz¨® hace tres a?os y de ¨¦l han nacido tres hijas. El director Antonio de ?lamo se enamor¨® de la compa?¨ªa gaditana de Las Chirig¨®ticas cuando las vio actuar en el Cambalache, un bar de la ciudad andaluza. Desde entonces ha escrito tres obras para ellas. El ¨²ltimo reto?o ver¨¢ la luz en Madrid hoy y se llama La copla negra. Una historia que se desarrolla en un burdel y que perfila un retrato de la sumisi¨®n con la que crecen las mujeres con respecto del hombre. Las tres actrices interpretan todos los papeles: los masculinos y los femeninos. Y lo cuentan con copla escrita ad hocpara esta pieza y gui?os a las chirigotas. La obra llega al Valle Incl¨¢n y estar¨¢ en cartel hasta el 12 de mayo.
La pieza se mueve entre el drama y la s¨¢tira. Todo un reto interpretativo por los continuos cambios de vestuario y porque Las Chirig¨®ticas han tenido que afinar sus cuerdas vocales. ¡°Cuando le dije a mi madre que iba a cantar, me contest¨® que yo no ten¨ªa ninguna gracia¡±, reconoce con desparpajo Teresa Quintero.
Lo puntual se hizo duradero
Las Chirig¨®ticas naci¨® para un proyecto puntual, pero el ¨¦xito hizo que se convirtiera en una compa?¨ªa sin fecha de caducidad. Una obra inspirada en las chirigotas de C¨¢diz uni¨® al director Antonio del ?lamo con las int¨¦rpretes y la gran acogida que recibieron en el festival Madrid Sur de Legan¨¦s hace tres a?os propici¨® que la relaci¨®n se mantenga hasta ahora. Tras actuar en los Teatros del Canal en el Alfil, llegan al Valle Incl¨¢n (plaza de Lavapi¨¦s) hasta el 12 de mayo.
Las letras de esta tragicomedia las ha puesto una de las actrices: Ana L¨®pez Segovia. Criada en los ritmos copleros desde ni?a y con influencias de la ¡°chirigota que se escucha en la calle¡±, asegura que se ha inspirado en los temas de las folcl¨®ricas. ¡°Me di cuenta de que algunas letras eran brutales. F¨ªjate en el Y sin embargo te quiero, narra la historia de una mujer enga?ada a la que le han hecho una barriga y lo que le sale es decir que le sigue amando¡±, explica. Todo ello desde el respeto por el folclore, porque las actrices se confiesan fascinadas por la m¨²sica que han escuchado desde peque?as.
La int¨¦rprete y compositora apunta que en esta obra no se trata de poner etiquetas, sino de plantear los problemas entre sexos y de ¡°ver c¨®mo se puede solucionar¡±. Antonio del ?lamo cree que este texto refleja la violencia a la que se ven sometidas las mujeres en su vida diaria.
Si en tiempos de Shakespeare eran ellos los que se disfrazaban de mujeres porque el g¨¦nero femenino ten¨ªa prohibido pisar unas tablas, esta vez es al rev¨¦s. ¡°Nos ha encantado hacer de hombre, ha sido liberador poder mirar al otro lado del espejo¡±, se?ala la tercera chirig¨®tica en discordia, Alejandra L¨®pez. ¡°Pero lleg¨¢bamos a volvernos locas, yo estaba ensayando un papel y sin querer me sal¨ªa la voz de otro personaje¡±, a?ade Quintero.
El director opina que La copla negra es una propuesta ¡°al l¨ªmite¡± y se confiesa abrumado por llevar la obra en el Centro Dram¨¢tico Nacional. ¡°En los ensayos a veces par¨¢bamos y nos dec¨ªamos ¡®?De verdad vamos a decir esto?¡±, bromea Quintero. El elenco asegura que la pieza roza el esperpento, pero opina que no puede ser de otro modo porque el texto est¨¢ muy pegado a la realidad. En la banda sonora se cuelan referencias a temas de actualidad como la inevitable crisis. Hay una copla dedicada a la insumisi¨®n fiscal, la del propietario del burdel, que no paga impuestos y cobra en negro a las prostitutas por trabajar en su negocio.
La propuesta se completa con una escenograf¨ªa compuesta por cajas de botellas. Elementos baratos, que se pod¨ªan plegar y ocupaban poco espacio. ¡°Es que con el hachazo del 21% te las tienes que ingeniar de cualquier manera para ahorrar y que la obra sea rentable¡±, admite L¨®pez Segovia. Ese sea probablemente uno de los pocos temas que Las Chirig¨®ticas no se toman con humor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.