Un pintor olvidado, objeto de la primera sentencia gallega por falsificaci¨®n
El galerista, condenado a 15 meses, recurre la pena P¨¦rez Varela dijo al autor, ?ngel Lemos, que la Xunta le dar¨ªa respaldo si fuese ¡°m¨¢s con la moda¡±

En el sal¨®n de su casa de A Estrada, cuando su amigo Laxeiro iba de visita, los dos pintores, el c¨¦lebre y el ignorado, hac¨ªan terapia colectiva. A ?ngel Lemos parece ser que no le hac¨ªa mucha falta sincerarse, pero al artista de Lal¨ªn lo liberaba bastante: ¡°?ngel, non me deixan pintar os meus nenos¡±, asegura una hija de Lemos, Natalia, tambi¨¦n pintora, que le o¨ªa confesar a Laxeiro. ¡°Lo obligaron a estar en la vanguardia para triunfar, y accedi¨®¡±, describe ahora ella, ¡°mi padre, no. Morir¨ªa sin ser conocido, pero se conoc¨ªa a s¨ª mismo y fue fiel a sus principios¡±. ¡°En los a?os noventa, el conselleiro de Cultura \[Xes¨²s P¨¦rez Varela\], le dijo ¡®se?or Lemos, nos interesa su figura \[un republicano que en pleno frente, bajo el fuego cruzado, corri¨® desde las filas de Franco para cambiarse de bando\], pero esto que usted pinta es demasiado realista¡±. Si quer¨ªa ser promocionado por la Xunta de Fraga, le aconsejaba el pol¨ªtico, tendr¨ªa que cambiar de estilo, ¡°ir m¨¢s con la moda¡±.
?ngel Lemos (Vigo, 1917-A Estrada, 2002) vivi¨® una vida de novela y con su trabajo art¨ªstico sac¨® adelante a los ocho hijos que nacieron de sus dos matrimonios, pero no fue un pintor de ¨¦xito. Sin embargo, el suyo es el primer caso en Galicia que prospera en un juzgado de una denuncia por falsificaci¨®n, presentada ante la polic¨ªa nacional (Grupo de Delincuencia Organizada de A Coru?a) por la familia del pintor muerto. El 14 de marzo, tras siete a?os de investigaci¨®n, el juzgado de lo Penal n¨²mero 3 de Vigo declar¨® culpable de un delito contra la propiedad intelectual y otro de tentativa de estafa al marchante Carlos Vila Rodr¨ªguez, gerente de las salas de arte Alpide.
En enero de 2006, el galerista estren¨® el segundo de sus locales, en la calle L¨®pez de Neira, con una retrospectiva del pintor, fallecido cuatro a?os antes. La muestra, que supuestamente era una promesa que Vila le hab¨ªa hecho a Lemos en los ¨²ltimos a?os de su vida (antes de cortar su relaci¨®n en 2000), se prolong¨® dos meses. Los cuadros, pagados al artista por el que podr¨ªa entenderse como su mecenas a unas 25.000 pesetas, se pusieron a la venta, seg¨²n la sentencia, a precios comprendidos entre 300.000 (1.800 euros) y 350.000 (2.100 euros). En los primeros d¨ªas de la exposici¨®n, Natalia Lemos visit¨® la galer¨ªa Alpide con su madre. Desde el primer instante ambas tuvieron la convicci¨®n de que siete de los cuadros expuestos, (Lavandeiras, Regreso del mercado, Fiesta de San Xo¨¢n, Meigas, Meigas ¡ªadornos en campa?a¡ª, En Santiago chovendo y Sendero) no eran del hombre que tantas veces hab¨ªan contemplado pintar. ¡°Me parecieron horribles. La pincelada no era la de mi padre, y esos colores ¨¦l jam¨¢s los habr¨ªa usado¡±, argumenta la hija, que aprendi¨® pintura, como varios de sus hermanos, a la vera de ?ngel Lemos.

As¨ª que les hizo fotos all¨ª mismo a los lienzos que le parecieron sospechosos y a los dos d¨ªas busc¨® instant¨¢neas de las mismas obras que conservaba en casa para ¡°cotejar¡±. Dos meses despu¨¦s, formul¨® la denuncia en la polic¨ªa nacional. Pasado el tiempo, no se present¨® como acusaci¨®n en el juicio porque ¡°no quer¨ªa recibir nada a cambio¡±. Como apunta el propio magistrado en la sentencia, la aspiraci¨®n de la hija, ¨²nicamente, es proseguir con el trabajo de catalogaci¨®n de la obra de su padre, un af¨¢n que persigue desde 2001.
Natalia Lemos aspira alg¨²n d¨ªa a publicar un volumen amplio que recoja la obra extensa y la vida intensa de su padre. A los 14 a?os, Lemos huy¨® con su amigo Ignacio Ramonet con el sue?o de ser actores en Par¨ªs. A los 17, embarc¨® como poliz¨®n rumbo a Am¨¦rica, pero fue descubierto, preso en Portugal y devuelto a Vigo. En Toledo cambi¨® de frente. Despu¨¦s vivi¨® escondido y fue encarcelado en Ferrol. La traici¨®n a Franco lo persegu¨ªa y, junto a las penurias de postguerra, lo empuj¨® de nuevo a emigrar, como poliz¨®n, a Buenos Aires. Dejaba atr¨¢s esposa y cinco hijos, y no regres¨® hasta que muri¨® el dictador.
El galerista, que present¨® la semana pasada recurso de apelaci¨®n ante el mismo juzgado, fue condenado a un a?o y tres meses de prisi¨®n, inhabilitado para el ejercicio de su profesi¨®n de tratante de arte por un tiempo equivalente, multado con 4.320 euros y obligado a resarcir con otros 9.000 a los hijos del artista (la segunda mujer, la argentina Viviana Geddo, muri¨® pocos d¨ªas antes de conocerse la sentencia).
Carlos Vila insiste en que la familia de Lemos tendr¨ªa que estarle agradecida porque era un pintor ¡°mediocre¡±, al que le hizo un cat¨¢logo y una muestra que ¡°no merec¨ªa¡±, con ¡°precios altos¡± para ¡°relanzarlo¡± porque ¡°hab¨ªa muerto¡±. ¡°Me gast¨¦ un mont¨®n de dinero con ¨¦l, lo mismo que con otros artistas poco conocidos por puro galleguismo, por amor a mi tierra¡±, defiende. ¡°Sus cuadros tienen tan poco inter¨¦s que ni siquiera he conseguido venderlos¡±. El comerciante de arte cuenta tambi¨¦n que ¨¦l mismo, a?os antes, le llevaba los lienzos a casa porque ?ngel Lemos ¡°no ten¨ªa dinero ni para eso¡±, y que los cuadros de la sentencia le parecieron ¡°muy aguados¡±: ¡°as¨ª no se los quer¨ªa¡±, dice, y se los dej¨® ¡°para que los retocase ¨¦l mismo, con m¨¢s color¡±. ¡°Esta pena es de locos, me est¨¢ causando unos problemas tremendos¡±, lamenta el galerista.
Ante el informe que elabor¨® en Madrid la ¨²nica perito que para estos casos tiene la polic¨ªa judicial, comparando los cuadros de autor¨ªa dudosa y las fotos de los lienzos originales (en paradero desconocido), el magistrado qued¨® ¡°plenamente convencido¡± de que se trataba de falsificaciones. Durante el juicio, la especialista se ratific¨® en sus conclusiones. Ni los colores, ni la soluci¨®n de los detalles, ni la maestr¨ªa a la hora de resolver las posturas de las figuras, ni la pincelada, ni la calidad, ni tan siquiera el tama?o de alg¨²n lienzo coincid¨ªan.
Al juez no le dieron ninguna credibilidad los testigos aportados por la defensa, entre ellos un hijo del primer matrimonio de ?ngel Lemos, el pintor Xavier Lemos, m¨¢s conocido que su padre, del que adem¨¢s es cliente el galerista condenado. Tampoco valieron de nada los argumentos de Francisco de Pablos, miembro de la Academia de Belas Artes y cr¨ªtico muy conocido en Vigo por tener tribuna desde hace d¨¦cadas en la prensa local. En c¨ªrculos art¨ªsticos de la ciudad, su criterio se ha tenido en cuenta durante a?os. Pero seg¨²n la propia sentencia ¨¦l mismo se descalific¨® ante este juez, Jaime Bardaj¨ª, al negarse previamente a realizar el peritaje de los cuadros de Lemos para la polic¨ªa, cuando esta, al inicio de la investigaci¨®n, lo consult¨®.
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