Hospitales: el mito de la gesti¨®n eficiente
No es hip¨®tesis, sino una realidad constatada, que se van a reducir plantillas, no se va a renovar, se recortar¨¢n sueldos y se endurecer¨¢n las condiciones laborales
Al medio a?o de su inicio, la marea blanca sigue viva. Algo que quiz¨¢ entienden mal algunos ciudadanos ajenos a la sanidad, entre los que puede calar la idea, potenciada por determinados medios, de estar ante una actitud gremialista, m¨¢s o menos manipulada, que niega el apoyo del sector privado. Merece la pena reflexionar sobre la gesti¨®n eficiente, argumento principal de las supuestas medidas de ahorro propuestas por la Comunidad para justificar lo que llaman ¡°externalizaci¨®n del sistema¡±.
Asumir que saltar a la gesti¨®n privada permite ser m¨¢s eficiente es un acto de fe que da por sentado que la situaci¨®n anterior no lo era. Cuesta creer en la ineficiencia global de los gestores que han venido actuando hasta ahora, m¨¢xime cuando los nuevos equipos directivos se van a nutrir a expensas de las mismas personas. Tambi¨¦n se contar¨¢ con los mismos profesionales en uno y otro caso, y es poco previsible que los recursos t¨¦cnicos sean diferentes.
Cuando se nos vende lo de una gesti¨®n m¨¢s eficiente se nos est¨¢ hablando de aplazar pagos y delegar responsabilidades. De desviar a sociedades mercantiles con ¨¢nimo de lucro el marr¨®n de los recortes. Que sean ellas, entes neutros ajenos al Gobierno, las encargadas de aplicar medidas duras e impopulares cuyo peso va a recaer sobre la parte m¨¢s vulnerable del sistema.
No es hip¨®tesis, sino una realidad constatada, que se van a reducir plantillas, no se va a renovar a eventuales e interinos, se recortar¨¢n sueldos, se endurecer¨¢n las condiciones laborales ¡ªincluidas las referidas a la contrataci¨®n¡ª, y cuestiones vitales, inherentes a cualquier hospital que se precie, como la docencia y la investigaci¨®n, pasar¨¢n a un segundo plano si no a ser completamente marginadas. Hay que decir que tanto la ratio de profesionales por hospital como los sueldos que estos reciben est¨¢n a la cola de Europa. Evidentemente, aunque se niegue por principio, todo ello va a redundar en un deterioro muy importante en la calidad asistencial.
No nos enga?emos: la ineficiencia en la gesti¨®n se sit¨²a un escal¨®n m¨¢s arriba. No son los gestores hospitalarios ni sus profesionales los ineficientes, sino quienes han tomado decisiones irresponsables desde la presidencia de la Comunidad y desde su Consejer¨ªa de Sanidad. Los ejemplos son claros y conviene tenerlos presente. Destacar¨¦ algunos: es ineficiente sembrar la regi¨®n con unos hospitales de agudos que nadie ha justificado y cuya necesidad solo se entiende en aras de lograr votos y alcald¨ªas. Alguno, como el de Villalba, concluido y sin funcionar, con un alto costo de mantenimiento a cargo del erario p¨²blico. La medicina actual pugna por externalizar (es apropiado aqu¨ª el uso de la palabra) servicios a base de modelos de atenci¨®n a domicilio, hospitales de d¨ªa, programas de cirug¨ªa y de rehabilitaci¨®n ambulatoria...
Hoy, el problema n¨²mero uno en todo el mundo desarrollado son los pacientes cr¨®nicos, y su soluci¨®n id¨®nea no pasa por multiplicar sin tasa hospitales de agudos.
Otro ejemplo: parece poco eficiente nombrar sistem¨¢ticamente consejeros que por, muy inteligentes y capaces que puedan ser, tienen su primer contacto con la sanidad el mismo d¨ªa de su toma de posesi¨®n. Consejeros que, adem¨¢s, se muestran sumisos y se sienten mucho m¨¢s deudores de la Administraci¨®n que los nombra que no del ciudadano a quien debieran servir.
Es poco eficiente prescindir por norma de la opini¨®n del profesional, con quien no se cuenta ni a t¨ªtulo consultivo a la hora de presentar propuestas descabelladas. En alg¨²n caso, como en el intento de cierre de La Princesa, hubo que recular al poco tiempo. En este campo, una de las pocas ideas positivas promovida desde la Direcci¨®n General de Hospitales, la elaboraci¨®n de planes estrat¨¦gicos por parte de las especialidades, ha quedado arrumbada en espera de mejor ocasi¨®n. Hay que recordar que esos planes fueron elaborados durante m¨¢s de un a?o por un n¨²mero muy alto y cualificado de profesionales, y presentados a bombo y platillo por la Comunidad.
Tambi¨¦n se manifiesta la ineficiencia en otras cuestiones que rebasan las competencias del hospital para recaer sobre las de la consejer¨ªa. Por ejemplo, impedir duplicidades innecesarias en la creaci¨®n de servicios de alta tecnolog¨ªa y coste elevado. O no ampliar horarios para rentabilizar inversiones en infraestructuras manifiestamente caras. U orientar de forma sesgada a los pacientes, dirigiendo hacia los hospitales externalizados a aquellos con procesos de coste previsiblemente inferior.
Los ejemplos pueden multiplicarse. Nadie se hace responsable, y a las mentes que idearon estas ineficiencias no se les pedir¨¢ cuentas. Interinos y eventuales se ir¨¢n al paro, pero los padres del desaguisado, pr¨®ceres ilustres de la pol¨ªtica madrile?a, pasar¨¢n, ocupar¨¢n otros puestos y, en el mejor de los casos, se evitar¨¢ el reenganche a alguna de las empresas eventualmente beneficiarias del nuevo rumbo sanitario. Evidentemente, a las entidades interesadas no se les puede reprochar demasiado. Ven negocio y van a por ¨¦l. Es su raz¨®n de ser.
La cuesti¨®n no es negar por sistema la colaboraci¨®n p¨²blico-privada. Siempre ha existido y nadie lo ha criticado. Quien quiera optar por la privada es libre de hacerlo. Existen multitud de ni?os nacidos en cl¨ªnicas privadas, as¨ª como ciudadanos operados por decisi¨®n propia de cataratas u otras dolencias en esos mismos centros.
Ese no es el problema. S¨ª lo es la incompetencia, el dejarse parasitar, el entreguismo injustificado y la intenci¨®n de querer hacernos comulgar con ruedas de molino. Lo es la irresponsabilidad, nunca reconocida ni sancionada. El mal puede ser irreversible. As¨ª, es f¨¢cil entender que, a pesar de las dificultades y del castigo al bolsillo, se sigan manteniendo las mareas blancas.
Jos¨¦ Manuel Ribera Casado es catedr¨¢tico em¨¦rito de la Universidad Complutense
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