Quiero un vestido ¨²nico
Malasa?a es el barrio de la moda hecha en Madrid de los dise?adores emergentes. Prendas artesanales y de edici¨®n limitada la convierten en milla de la creatividad
![Patricia Peir¨®](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Ff3eeddbb-0f5a-4d32-b038-2282541fd0f3.jpg?auth=5ba93abeac077f43d0c75d9611b48febce8934508a7b23285c754a0a1ca1a46f&width=100&height=100&smart=true)
![Eva Arinero, que abrió Lady Cacahuete hace nueve meses.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/MYAIPJMXVK4DPLYULLPHAEJ3Z4.jpg?auth=edcd4972fb2a71373e26d2e92aefd3e40aca7f58ad16c441ba31013a7b6d8c6e&width=414)
Uno, o m¨¢s bien una, hace un hueco entre semana para comprarse unos trapitos con el objeto de estrenarlos en una fiesta el fin de semana. Sale el s¨¢bado de casa, se cree que va muy especial y se siente como nunca con su vestido nuevo. Pero al llegar al sarao, un escalofr¨ªo le recorre la espalda: all¨ª, frente a ella, un clon,el mismo modelo, el mismo color. ¡°Es lo que tiene comprar en las grandes cadenas¡±, pensar¨¢n las due?as del modelito repetido, que si hubieran pasado de Gran V¨ªa y seguido andando hasta la trastienda, a calles del Esp¨ªritu Santo, Pez o Corredera Baja de San Pablo, se habr¨ªa topado con un sinf¨ªn de escaparates de prendas casi ¨²nicas. Malasa?a agrupa a la mayor parte de los negocios de peque?os empresarios madrile?os de la moda y es el campo de acci¨®n de muchos dise?adores emergentes.
Los modelos son tan escasos que Silvia Calles, una de las propietarias de La Antigua, solo fabrica el n¨²mero de vestidos que salen de la tela que puede transportar en su moto. Calles abandon¨® Derecho a falta de cinco asignaturas y junto con otra dise?adora, Vanesa Borrell, o Lady Desidia, abri¨® hace tres a?os La Antigua, una tienda coqueta, en la que las dos est¨¢n juntas pero no revueltas: los dise?os de una est¨¢n en una pared y los de la otra, en frente. ¡°Vend¨ªamos nuestra ropa a otros negocios hasta que decidimos tener un espacio propio en el que compartimos tiempo, gastos y fuerzas¡±, explica Borrell. No hace falta ser ex¨®tico para alejarse de lo que ofrecen las grandes marcas, por eso buscan la materia prima de sus productos en las tiendas de tela de la zona de Atocha.
¡°Aqu¨ª, las clientas buscan diferenciarse, no vestir igual que todas y poder ir a la oficina con algo nuevo sabiendo que tu compa?era de al lado no llevar¨¢ lo mismo¡±, apunta Mar¨ªa Delgado, de La Intrusa. La dise?adora y el creador Roberto Navazo se instalaron en Malasa?a hace dos a?os y medio y aseguran que este tipo de tiendas ¡°tienen car¨¢cter¡±.
Estos establecimientos venden un producto artesanal, huyen de la masificaci¨®n y, a veces, el lugar de creaci¨®n es el mismo que el de venta. La ideas de Eva Arinero, alias Lady Cacahuete, surgen en la planta inferior de su tienda y suben hasta el primer piso convertidas en prendas estilo a?os cincuenta con mucho color, mucho vuelo y mucha osad¨ªa, la que impregna una chica con 26 a?os que abri¨® las puertas de este gran vestidor hace nueve meses. ¡°Ten¨ªa experiencia como vendedora, sab¨ªa gestionar y mis dise?os ya se vend¨ªan bien en otras tiendas¡±, relata Arinero.
![La imagen de La Antigua es una ilustraci¨®n de Silvia Calles.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/UZQ3CXUBYFXAVI72STRYVUSUW4.jpg?auth=1ae0487456875ce85c55cc6669ca931df3289520ecfc442224c2a61102acaa27&width=414)
Estos tres negocios son casi vecinos, pero no por ello rivales, porque entre estas tiendas se establece una suerte de red, y algunos de los dise?adores y propietarios venden sus productos en los de sus compa?eros de barrio. ¡°Somos tiendas amigas¡±, define Roberto Navazo. Puede que ellos no tengan a Kate Moss para que luzca sus modelitos en el escaparate, pero se tienen los unos a los otros. Navazo por ejemplo no estaba familiarizado con los estampados digitales, por eso algunas de sus prendas llevan los de Lady Desidia.
?Por qu¨¦ eligen Malasa?a? ¡°Porque es el ambiente en el que estamos c¨®modas y donde creemos que va a gustar m¨¢s la tienda¡±, responde Silvia Calles. ¡°Yo no quer¨ªa instalarme en una calle en la que los clientes entraran y se horrorizaran porque no est¨¢n acostumbrados a este estilo¡±. La Intrusa ha ido movi¨¦ndose durante dos a?os por el barrio porque asegura que ah¨ª est¨¢ su p¨²blico. Los modernos, los amantes del vintage, los turistas alternativos, las chicas que han superado una primera etapa de las grandes cadenas, o las que nunca la pasaron componen a grandes rasgos la clientela de estos locales. Los que compran aqu¨ª est¨¢n dispuestos a pagar un poco m¨¢s a cambio de vestir un producto diferente. Los precios oscilan entre los 50 y los 100 euros, aunque por supuesto hay prendas por encima y por debajo de esta franja.
Hijos de la crisis
![Cynthia Ioli en su negocio.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KRQJYDEKNTQMVVEKJ52YAW6ZFU.jpg?auth=eaa1a449bf5c1497e351c84526df3395001759486a49dc5e2038dad14ee550c3&width=414)
La bajada de alquileres tambi¨¦n ha hecho posible que estos dise?adores pudieran adquirir un espacio propio y salir a la luz, as¨ª que son en cierta manera, hijos de la crisis. El creador Garcy mont¨® su Revoltosa a finales de 2012, porque en alg¨²n sitio ten¨ªa que meter los cientos de metros de tela que compr¨® al anterior due?o del negocio y a otro proveedor de Badajoz, as¨ª que tiene tela para rato. ?l est¨¢ detras de la marca Con2tijeras. ¡°Antes hubiera sido imposible alquilarlo, as¨ª que trabajaba en casa, ahora cuesta una sexta parte de lo que ped¨ªan hace seis a?os¡±. Las abuelas madrile?as recordar¨¢n a La Revoltosa como la fuente de su materia prima para coser en casa, porque durante a?os ha surtido a decenas de ellas.
Gracias a Garcy, que tiene como afici¨®n coleccionar lotes de todo lo que est¨¦ relacionado con la moda, el negocio se ha reinventado. Como un cocinero que acumula especias y condimentos en su armario, ¨¦l almacena botones de diferentes formas y tama?os encima de una c¨®moda en la trastienda de La Revoltosa. Este establecimiento no funciona por colecciones, lo que gusta se sigue fabricando, aunque con variaciones en el tejido o la talla, a gusto de la consumidora, y lo que no, no vuelve a colgar de sus perchas. Tambi¨¦n es posible hacer encargos en el momento, Garcy, enfundado en unos falda-pantal¨®n sobre unas plataformas, confiesa estar ¡°encantado¡± de haber podido unir su taller y el punto de venta en un mismo espacio. No hay que ser millonaria para tener un traje a medida.
Gloria Rodr¨ªguez, propietaria de la Modeth¨ºque, trabaja en algunos complementos tras su mostrador a apenas cuatro zancadas de La Antigua y de Lady Cacahuete, para que no cueste mucho llevar las bolsas en caso de acabar picando, que cuando una tiene el d¨ªa inspirado, arrasa en las tiendas y as¨ª puede pasear por Malasa?a cual Carrie con bolsas de Jimmy Choo en Sexo en Nueva York. ¡°Solo busqu¨¦ locales en Chueca y aqu¨ª, sab¨ªamos que era el lugar donde quer¨ªamos estar¡±, confiesa. Su negocio recuerda a las boutiques de principios de siglo, a esas con telones en el probador en lugar de cortinas y de espejos ovalados, a la de las cabezas de maniqu¨ª con turbantes, con un piano de cola en el piso superior. ¡°En ocasiones ni siquiera tenemos todas las tallas de un modelo, as¨ª que la exclusividad es por partida doble. Tienes que encontrar algo que te guste y que encima est¨¦ tu talla¡±, afirma Rodr¨ªguez. La Modeth¨ºque est¨¢ hermanada con el vintage, as¨ª que de vez en cuando pone a la venta colecciones de colaboradores. Mercedes Fuster es empresaria y comercia con este tipo de prendas y ahora mismo ofrece una colecci¨®n en la Modetheque, aunque normalmente vende online. ¡°Lo que es tan habitual en otros pa¨ªses aqu¨ª hay gente que lo sigue viendo como ropa de segunda mano, pero el vintage es m¨¢s que eso¡±, afirma Fuster.
![Dos clientes miran una prenda en Lady Cacahuete.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KIVXDFPX5MAQ3H4VKIU7EJR23A.jpg?auth=6b7cd3fff8d78fd4681a53f1880fb3a6c819228fc845df8079ff72cfd5d2ead7&width=414)
Estos espacios hoy ocupados por perchas y probadores fueron establecimientos abiertos a principios de siglo a los que la terquedad de estos peque?os empresarios empe?ados en abrir negocios ¡ªa pesar de eso que llaman crisis¡ª han devuelto la vida. Lo que pod¨ªa ser la muerte comercial de todo un barrio se ha quedado en regeneraci¨®n. La mayor¨ªa de estas tiendas conserva la fisonom¨ªa, e incluso el esp¨ªritu, de estos locales centenarios ya que sus propietarios actuales creen en el trabajo hecho con las manos, en muchos casos, con sus propias manos.
En este recorrido por la milla de la creatividad madrile?a, no puede faltar una parada para vestir los pies, porque si las grandes estrellas lucen ufanas sus Manolos, los habituales de Malasa?a pueden llevar unos Cynthias. El negocio de Cynthia Ioli se podr¨ªa definir facilonamente como una caja de zapatos en la que todo ocupa un lugar estrat¨¦gico. Es como si su propietaria fuera la que tiene en la cabeza el hueco en el que debe estar todo. Su flechazo por este espacio que fue papeler¨ªa durante 50 a?os propici¨® el nacimiento de Ioli Shoes, porque cuando lo adquiri¨® hace ocho a?os ni siquiera ten¨ªa muy claro para qu¨¦ estaba comprando este cub¨ªculo de unos 12 metros cuadrados.
![Gloria Rodr¨ªguez en La Modeth¨ºque.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5KUFJQ4XQSJVYIEOAPMDLPGQTI.jpg?auth=c6a3acb0f196a1f8ad3d53d0d2c4936ebc584d10f4fb7f4733d6e1a7f9dbdae2&width=414)
Afincada en Madrid desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, Cynthia, argentina y creadora de pelucas y postizos de profesi¨®n, uni¨® su amor por el establecimiento y por los zapatos y de ah¨ª naci¨® su negocio. Ella elabora en la mesa central de la tienda sus creaciones y asegura que no le cost¨® mucho aprender porque, aunque no lo pueda parecer a simple vista, es una t¨¦cnica muy semejante a la de fabricar postizos. ¡°Todo se hace a partir de un molde. Yo pas¨¦ de la cabeza a los pies¡±, comenta. La clienta elige los cent¨ªmetros del tac¨®n, el estampado y la puntera y sale de Ioli Shoes con unos zapatos que no encontrar¨¢n copia en Madrid.
As¨ª, con zapatos nuevos y una prenda de dise?o madrile?o, hay menos posibilidades de coincidir con un calco en la fiesta, en la oficina o por la calle. El vestido ¨²nico espera en Malasa?a.
De ¡®shopping¡¯ por el centro de Madrid
? La Antigua. Los estampados e ilustraciones Silvia Calles y Lady Desidia son el signo de identidad de estas dos dise?adoras que unieron fuerzas hace tres a?os y abrieron su negocio (Corredera Baja de San Pablo, 35).
? Lady Cacahuete. Eva Arinero crea vestidos coloridos de diario y algo m¨¢s formales impregnados del estilo a?os cincuenta. Si a alguien le gusta el estilismo de los personajes de la serie Mad men, este es su lugar (Corredera Baja de San Pablo, 26).
? La Intrusa. Tras a?os de experiencia, los dise?adores Mar¨ªa Delgado y Roberto Navazo abrieron su negocio en el que venden sus creaciones y las de creadores invitados (Corredera Alta de San Pablo, 33).
? Suitcase. Tienda con inspiraci¨®n vintage. Tiene art¨ªculos de joyer¨ªa, ideas para regalo y tocados. Todo elaborado a mano (Madera, 20).
? La Modeth¨ºque. Una tienda con el aire de las boutiques de principio del siglo XX. En la planta de abajo est¨¢ la ropa m¨¢s casual y arriba, la de las grandes ocasiones (Pez, 1).
? ?La Revoltosa. Garcy, ingeniero inform¨¢tico de formaci¨®n, pero dise?ador de profesi¨®n cre¨® la marca Con2tijeras hace nueve a?os, pero hasta el a?o pasado no abri¨® el negocio en el que a veces incluso regala prendas que no puede vender porque son bocetos (Luna, 26).
? Ioli Shoes. La argentina Cynthia Ioli abandon¨® el dise?o de pelucas y se volc¨® en el de zapatos. Tiene calzado de hombre y de mujer y tambi¨¦n realiza modelos por encargo (Esp¨ªritu Santo, 1).
? ?La Integral. Una antigua panader¨ªa que conserva su fisonom¨ªa. Se sale del circuito de Malasa?a, porque est¨¢ en Las Letras. Acoge el trabajo de varios dise?adores, tanto de ropa como de otros objetos (Le¨®n, 25).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
![Patricia Peir¨®](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Ff3eeddbb-0f5a-4d32-b038-2282541fd0f3.jpg?auth=5ba93abeac077f43d0c75d9611b48febce8934508a7b23285c754a0a1ca1a46f&width=100&height=100&smart=true)