La desesperaci¨®n no entiende de crisis
El uso de barcas de juguete aumenta frente a los viajes organizados por las mafias en pateras En 2011 hubo 3.141 ingresos en el centro de internamiento de Algeciras y 5.000, en 2012
La inmigraci¨®n clandestina vuelve a crecer en el Estrecho tras a?os de descenso. El uso de barcas de juguete para cruzar los 14 kil¨®metros aumenta frente a los viajes organizados por mafias
Las ganas de una vida mejor no saben nada de reformas laborales, ni de recortes, ni de seis millones de parados. Espa?a sigue siendo un sue?o. Y cuando parec¨ªa que la inmigraci¨®n clandestina hab¨ªa ido retrocediendo en el Estrecho, ha vuelto a crecer. La memoria de la Fiscal¨ªa de Extranjer¨ªa de Algeciras de 2012, todav¨ªa por publicar, recoger¨¢ datos que muestran ese incremento, que tambi¨¦n avalan los cuerpos de seguridad y las ONG. Y es la crisis la que ha llevado a recuperar la ruta tradicional, la de los 14 kil¨®metros que separan un continente de otro. Porque es el camino m¨¢s corto. Y, sobre todo, porque es el m¨¢s barato.
Lo que han repuntado son las f¨®rmulas, aparentemente, m¨¢s f¨¢ciles pero tambi¨¦n las m¨¢s peligrosas. Las barcas de juguete y los viajes adosados en los bajos de camiones o coches. Helena Maleno lleva 11 a?os trabajando en la zona norte de Marruecos para la ONG Caminando Fronteras. Una experiencia que la ha convertido en especialista en migraciones. ¡°La adquisici¨®n de barcas hinchables de juguete es relativamente sencilla. Y eso que los marroqu¨ªes las venden muy caras¡±, detalla. Este fr¨¢gil medio de transporte permite a los inmigrantes dejar de depender de las grandes redes organizadas, las que planeaban expediciones con pateras y lanchas neum¨¢ticas con 30, 40 o 50 personas. ¡°Saben de la fragilidad de las embarcaciones pero la imposibilidad de pagar otra forma de traslado y la necesidad de huir les lleva a exponer sus vidas¡±, a?ade Maleno.
A mucha gente le gustar¨ªa nuestra crisis. La desesperaci¨®n es comprensible Juan Cisneros, fiscal jefe de Algeciras
Los que viajan suelen cumplir un perfil. J¨®venes de entre 25 y 30 a?os, hombres y mujeres, bien formados, con dos o tres idiomas. Quieren trabajar, encontrar una vida mejor, alejados de las hambrunas y las guerras que sufren sus pa¨ªses. ¡°La crisis que afecta de lleno a ?frica y, sobre todo, los nuevos conflictos que se est¨¢n generando, como el de Mal¨ª, est¨¢n llevando a muchas personas a tomar la decisi¨®n de cruzar a Europa¡±, asegura la responsable de Caminando Fronteras. ¡°Su situaci¨®n es desesperada. Hay una enorme vulneraci¨®n de los derechos humanos. En sus pa¨ªses y en los pa¨ªses en tr¨¢nsito como en Argelia o Marruecos¡±, asegura. Las ONG hablan de miles de personas que aguardan entre dos y tres meses para atravesar el Estrecho. ¡°La presi¨®n de las autoridades marroqu¨ªes es intensa. Permanecen semanas malviviendo en los bosques pr¨®ximos a la costa norte, mendigando, hacinados en casas donde viven 15 o 30 personas que solo se alimentan de arroz y harina¡±.
El viaje en una barca hinchable puede salir por 100 euros, mientras que en patera sale por 1.000 euros por cabeza
Es por eso que el fiscal jefe de Algeciras, Juan Cisneros, entiende este repunte de la inmigraci¨®n clandestina, a pesar de la situaci¨®n que atraviesa Espa?a. ¡°A mucha gente le gustar¨ªa nuestra crisis. La desesperaci¨®n es comprensible¡±, considera Cisneros. El departamento de Extranjer¨ªa, que lleva Jos¨¦ Luis Jaudenes, tiene datos que corroboran este incremento. En 2011 hubo 3.141 ingresos en el centro de internamiento de Algeciras, y en 2012 se han superado los 5.000. Tambi¨¦n han crecido las diligencias por casos de inmigraci¨®n clandestina y el n¨²mero de menores no acompa?ados que han sido atendidos. Son chavales entre 13 y 17 a?os que suelen entrar solos en bajos de camiones o autobuses por su cuenta y riesgo. Han encontrado, adem¨¢s, puntos flacos en la seguridad. La fiscal¨ªa de Algeciras alerta de que el nuevo puerto de T¨¢nger tiene un sistema de alcantarillado que permite a estos chicos atravesar por las tuber¨ªas, llegar al agua, y subirse a los barcos.
El ministerio p¨²blico tambi¨¦n ha detectado un aumento de los casos de personas con residencia en Espa?a que pasan a sus familiares. ¡°Lo hacen con todas las f¨®rmulas que te puedas imaginar. Bajo los asientos, en los huecos de la rueda de repuesto, en las maletas. Hasta en los salpicaderos. Corren mucho peligro¡±, detalla Cisneros. Y tambi¨¦n crece el n¨²mero de personas que se aferran a los bajos de los camiones, sin conocimiento del conductor. La aduana de Algeciras registra episodios continuos de estas pr¨¢cticas independientes, que adem¨¢s est¨¢n aumentando. Aunque las mafias tambi¨¦n siguen organizando expediciones.
Medir el incremento de la inmigraci¨®n clandestina con estos viajes ocultos en veh¨ªculos no es objetivo porque, en muchos casos, depende de la intensidad de la vigilancia policial, y del af¨¢n y la suerte de los registros efectuados por los cuerpos de seguridad. Lo que no deja lugar a dudas es el aumento de las embarcaciones interceptadas. El Sistema de Vigilancia Exterior (SIVE), todo un complejo dispositivo de radares en la costa andaluza, pr¨¢cticamente no deja pasar ninguna embarcaci¨®n sin ser vista. Y su labor ha permitido comprobar que se han multiplicado por cuatro los viajes clandestinos en los tres primeros meses del a?o en comparaci¨®n con el mismo per¨ªodo de 2012, en el que ya se observ¨® un repunte.
Los encargados de Extranjer¨ªa de Algeciras admiten que es muy dif¨ªcil llegar a los que est¨¢n detr¨¢s de algunos de esos viajes. Y eso que, seg¨²n defienden, existe una colaboraci¨®n estrecha con Marruecos. Hay agentes marroqu¨ªes en Espa?a, y espa?oles en Marruecos. Las detenciones se suelen quedar en los mandos intermedios. Esos que patronean las embarcaciones, han cobrado parte de los viajes y son los encargados de llevar a los ocupantes hasta furgonetas que desplazan a los reci¨¦n llegados.
Pero los grandes l¨ªderes, los que se llevan el dinero tras cobrarles durante meses las deudas acumuladas, al igual que ocurre con el narcotr¨¢fico, no son alcanzados por la justicia. La Fiscal¨ªa de Extranjer¨ªa de Algeciras cree que las mafias se aprovechan del sistema espa?ol. Lo sostiene porque muchos de los que viajan, como son las mujeres embarazadas o con beb¨¦s, se van a poder quedar en Espa?a. Es lo que les dicen las mafias. Les dicen que si ocurriera algo malo en Espa?a van a venir a rescatarles. De hecho, los servicios de salvamento han detectado que algunas de las llamadas hacia los equipos de salvamento se producen en la frontera con aguas jurisdiccionales de Marruecos.
Pero, al margen de esas mafias, crecen las aventuras en solitario o en compa?¨ªa de pocos. Y el repunte de las balsas de juguete es lo que preocupa a las autoridades espa?olas. Seg¨²n los datos de la Asociaci¨®n Pro Derechos Humanos de Andaluc¨ªa, el 15% de los que intentaron cruzar el Estrecho el a?o pasado lo hicieron en este tipo de embarcaciones. Y en lo que va de a?o, ya suponen el 90%. Aqu¨ª en Espa?a con esas barcas siguen jugando los ni?os en la playa. All¨ª son la llave de un supuesto para¨ªso.
Barcas juguete por 600 euros
La Guardia Civil ha hecho el recuento. En el primer trimestre de 2013 sus agentes en la provincia de C¨¢diz han interceptado a 223 inmigrantes a bordo de peque?as embarcaciones. En el mismo per¨ªodo del a?o pasado solo fueron 55. En abril se super¨® el centenar de personas, frente a los 68 de 2012. Las estimaciones apuntan a que si estos datos se mantienen en 2013 se habr¨¢ cuatriplicado el n¨²mero de personas que intentan arribar a Espa?a por el estrecho de Gibraltar usando uno de los medios m¨¢s peligrosos, el de las barcas de juguete.
Tienen entre dos y tres metros de eslora. Est¨¢n dise?adas para jugar en la orilla y no para soportar las corrientes del Estrecho. Salvamento Mar¨ªtimo sostiene que no hay constancia de que alguna haya conseguido realmente cumplir toda la traves¨ªa, sino que son rescatadas antes. Los que las usan saben del peligro que corren pero recurren a este m¨¦todo para no depender de las mafias y porque, al fin y al cabo, es el medio m¨¢s r¨¢pido y f¨¢cil de obtener. Tambi¨¦n es el m¨¢s barato pero en esto tambi¨¦n hay quien ha visto el negocio.
Las ONG que trabajan en Marruecos recuerdan que una barca de este tipo no suele costar m¨¢s de 300 euros en Espa?a. As¨ª que el viaje puede salir por menos de 100 euros frente a los 1.000 que cuesta un pasaje en una patera. Aunque son embarcaciones dise?adas para dos personas, suelen ocuparlas m¨¢s. Han llegado a detectarse expediciones con 10. Lo que advierten estas organizaciones es que el creciente negocio de las barcas de juguete ha disparado los precios. All¨ª ya se piden m¨¢s de 600 euros por lo que hasta hace poco val¨ªa la mitad.
Hace unos a?os, tras el refuerzo de la vigilancia en Andaluc¨ªa para frenar las pateras, los cayucos fueron utilizados como principal medio de transporte hacia las islas Canarias. Estamos ante un nuevo cambio de ruta. El mayor control de la zona sur de Marruecos cerr¨® hace meses la v¨ªa canaria, lo que ha movido a miles de personas a tener que desplazarse hacia el norte del pa¨ªs. All¨ª el control de fronteras es tambi¨¦n duro, lo que obliga a las personas de origen subsahariano a tener que moverse y esconderse para no ser expulsados o exiliados al desierto.
La mayor¨ªa de los que consigan pisar Espa?a no se quedar¨¢ aqu¨ª. Es solo una parada. El sue?o espa?ol ser¨¢ solo una prolongaci¨®n de su camino. Su principal destino es Francia, Holanda o B¨¦lgica. Pa¨ªses donde tienen m¨¢s opciones de prosperar. Son los que, tras muchos pesares, tienen suerte. Otros no lo podr¨¢n contar. Los que han entregado su vida como precio a su viaje.
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