La pesadilla de un mal buf¨®n
La versi¨®n de Usmanov de 'El lago de los cisnes' es la nada con sif¨®n
No se debe bajar la guardia con la idea de la conservaci¨®n ¨®ptima del repertorio, que es lo ¨²nico que tiene el gran ballet patrimonial para que no se lo trague esta ¨¦poca inmisericorde. Si no se lo respeta escrupulosamente, pasa lo que pasa. Nos dan gato por liebre y nada con sif¨®n. Alguna vez he hablado de Lago expr¨¦s y en otras de ballet-basura. En este caso no llega a eso, pero lo roza. Ser¨ªa casi como un men¨² prefabricado para paladar grueso. Y no es justo. El p¨²blico madrile?o tiene sed de ballet acad¨¦mico y de buena danza cl¨¢sica. Tampoco lo merecen la memoria de los core¨®grafos y del m¨²sico y esa enorme tradici¨®n de la que son columna capital.
?D¨®nde pensar¨¢ la tropa del se?or Usmanov que ha venido a bailar? El p¨²blico se merece un respeto desde antes que se levante la cortina. Esa vulgaridad de un buf¨®n que jalea aplausos y hace payasadas, adem¨¢s de ser un p¨¦simo bailar¨ªn, arruina definitivamente todas las escenas donde participa en el primer y en el tercer acto, ya de por s¨ª los m¨¢s flojos de la velada. Hasta rueda por el suelo.
Sin dejar de ser un producto comercial de tercera, este Lago de los cisnes tiene al menos algunos detalles en sus actos blancos que no son tan malos. Usmanov se esfuerza y coloca 18 cisnes en la formaci¨®n, y el cuarto acto es sin duda el que sale m¨¢s airoso tanto en desarrollo grupal como en la din¨¢mica. En el resto de la obra se acumulan, como en todos los t¨ªtulos de estas compa?¨ªas a medida de las giras hacia un ingenuo Occidente deseoso del gran ballet ruso, desprop¨®sitos may¨²sculos. En el segundo cuadro, se trocea la m¨²sica, se elude la comprometida variaci¨®n de Odette (cisne blanco) y se cercena todo el baile de conjunto.
¡®EL LAGO DE LOS CISNES¡¯
Coreograf¨ªa: Marius Petipa y Lev Ivanov; m¨²sica: P. I. Chaicovski; escenograf¨ªa y direcci¨®n: Hassan Usmanov. Classical Russian Ballet. Teatro Nuevo Apolo. Hasta el 19 de mayo.
En el tercer acto suceden m¨¢s cosas incongruentes, pero sobre todo, el buf¨®n afea la situaci¨®n, la vulgariza hasta extremos risibles, interviene en la Danza Rusa y brujulea en los Napolitanos. Es que no es serio, no admisible.
La bailarina que encarna el doble rol de cisne blanco-cisne negro tiene muchas limitaciones en lo t¨¦cnico, atropella en fraseo para intentar llegar a una lectura que no le es propia. Su partenaire es modesto y gris.
Los decorados y el vestuario son irregulares (lo mejor otra vez el cuarto acto) y la m¨²sica grabada se present¨® con saltos y ruidos.
Evidentemente, el teatro comercial tiene que vivir. Los tiempos son duros para todos, pero apenas un modesto reconocimiento de los propios l¨ªmites, sin ning¨²n tufillo camelador, pondr¨ªa en valor la visita de los artistas rusos.
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