Un zombie en bicicleta
Hay que pedalear sin pausa, aunque no queden fuerzas, todo con tal de mantener el equilibrio y evitar que la bici se caiga
Hay que pedalear. Pedalear siempre. Pedalear con desespero. Pedalear m¨¢s all¨¢ de las propias fuerzas. Sobre todo en la cuesta, sobre todo si todo es una buena cuesta. Pedalear alocadamente, incluso sin sentido. O con todo el sentido: el de saber que en cuanto se deje de pedalear la bicicleta se cae. Y se cae tambi¨¦n el ciclista, se rompe el brazo o la crisma, y con ¨¦l todo el equipo.
Esta ha sido una buena semana para el ciclista. Todo le ha ido de cara y ha podido mantener el equilibrio sobre la bicicleta sin poner los pies en el suelo, sin caerse en la cuneta, a pesar de la bronca que le organizan sus adversarios. O quiz¨¢s gracias a la bronca que le engrandece y convoca a sus seguidores para que se arracimen y le animen desde las cunetas.
La velocidad es escasa, ciertamente, y a veces parece incomprensible que la bicicleta no vuelque, pr¨¢cticamente clavada e inm¨®vil. No hay problema para el equilibrista, que pronto recupera el movimiento, y todo eso a pesar del v¨¦rtigo intenso que llega ante las curvas, las pendientes, los baches, los pedruscos en mitad de la pista o los agujeros terribles en el asfalto, que hacen temer por codos y sus rodillas. Nada, todo superado ante el p¨²blico entusiasta, con una enorme sensaci¨®n de ¨¦xito y de alivio, aunque la cantimplora est¨¦ vac¨ªa, los pulmones sin aire y los resultados sean nulos. No pasa nada. Llegaremos. S¨ª se puede. Todo es posible. Con ilusi¨®n.
En realidad, son los obst¨¢culos los que le despiertan y dan vida, al ciclista y todav¨ªa m¨¢s a sus ruidosos seguidores. El ciclista est¨¢ agotado, sin rumbo ni fuerzas. La p¨¢jara, dicen los m¨¢s piadosos. O peor. Un zombie en bicicleta. Las elecciones del 25N dieron lo que dieron: por m¨¢s que se disfrace, la conducci¨®n del pelot¨®n ya no est¨¢ en sus manos. Lo ¨²nico que de ¨¦l depende, gregario vestido de amarillo, son sus pies: a pedalear. Y el ruido inmenso de la caravana, claro, este fragor que ocupa el escenario entero y no deja o¨ªr otra m¨²sica, otra conversaci¨®n, gracias al entusiasmo organizativo de la multitud de familiares y amigos.
El hab¨ªa imaginado una pista suave y limpia en la que iba a escaparse en solitario, para entrar en la meta en una nube de gloria y hero¨ªsmo. Ahora anda en ese confuso pelot¨®n que todav¨ªa le reconoce como l¨ªder, aunque sean otros los que le abren el paso. Su ambici¨®n se desvaneci¨® con los resultados que arrojaron las urnas. Se ha encontrado con una pronunciada cuesta, que digo una cuesta, con el mismo Tourmalet, y no le asisten las fuerzas, ni las propias ni las ajenas. Y lo peor es el empuj¨®n que cabe esperar en cualquier momento con el prop¨®sito de lanzarlo de una vez sobre el asfalto.
De ah¨ª su concentraci¨®n en esos desesperados ejercicios de pedal, con un ¨²nico objetivo de seguir en la carrera. Sabe que su esfuerzo no conduce a ninguna parte, pero mientras se aguante vivo encima del sill¨ªn seguir¨¢ vivo pol¨ªticamente.
As¨ª es como el ciclista ir¨¢ inventando rutas y etapas, metas e hitos, pactos y declaraciones, organismos e instituciones que den sentido a su pedalear fren¨¦tico. A la espera de que le asista y le salve un cambio atmosf¨¦rico, una divina sorpresa, un s¨²bito desfallecimiento del adversario, o incluso las elecciones generales de 2015 sin ning¨²n partido con mayor¨ªa de gobierno, de manera que su equipo regrese finalmente a donde sol¨ªa, y de donde nunca debi¨® partir.
En el equilibrismo del zombie es fundamental la fecha de 2014, exhibici¨®n de poder¨ªo nacionalista y de hegemon¨ªa cultural, momento simb¨®lico de la ruptura imaginada con Espa?a, e incluso ensue?o de secesi¨®n que celebra la malhadada sucesi¨®n y el final de la guerra entre potencias europeas de hace nada menos que tres siglos. ?Santa memoria!
Mientras los ni?os se entretengan en festejos no har¨¢ falta que los adultos lleguen a mayores. La independencia tambi¨¦n es un estado de la mente, y un estado bien propio aunque no alcance la categor¨ªa de lo real. Un a?o m¨¢s ganado. La soluci¨®n en 2015, con las elecciones generales. Y la consulta, en 2016, perfectamente legal, solo si el apoyo nacionalista tiene valor de cambio para la nueva investidura. Pedaleando hasta entonces. ?Cuidado! Y sin caerse
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