El Cau Ferrat se adapta al siglo XXI sin perder su esencia modernista
El museo de Sitges reabrir¨¢ al final del a?o y Maricel lo har¨¢ en 2014
El Cau Ferrat y el Museo Maricel de Sitges son dos ejemplos de museos de coleccionista en los que, en condiciones normales, ¡ªes el ADN de estos centros¡ª, se exponen miles de obras de arte en una especie de horror vacui. Lo excepcional es poder ver las salas de estos edificios vac¨ªas y poder admirar los detalles de la arquitectura, normalmente oculta. Este viernes, v¨ªspera del D¨ªa Internacional de los Museos, se pudo ver vac¨ªas, por primera vez, las estancias del Cau Ferrat y la Casa Rocamora, a medio rehabilitar, tras concluir las obras de reforma y mientras acaban los trabajos de aclimatizaci¨®n, iluminaci¨®n y seguridad previas a la instalaci¨®n, de nuevo, de las 3.000 piezas que all¨ª se exhiben abigarradas
Tras el recorrido con Vinyet Panyella, responsable de los museos de Sitges, qued¨® claro que el Cau Ferrat volver¨¢ a ser lo que ha sido siempre: el Templo del Modernismo, seg¨²n su creador, Santiago Rusi?ol, pero perfectamente adaptado al siglo XXI.
Desechadas las intervenciones agresivas del anterior proyecto, no habr¨¢ ni rampas exteriores, ni urna acristalada en la fachada mar¨ªtima, ni pavimentos originales levantados para ocultar conducciones de aire y luz. El nuevo proyecto que impulsa, desde el 2011, el Consorcio del Patrimonio de Sitges formado por Ayuntamiento y la Diputaci¨®n de Barcelona (9 millones de euros y que contin¨²a dirigiendo el arquitecto Emili Hern¨¢ndez Clos) busca, por encima de todo, que la remodelaci¨®n pase desapercibida y ¡°mantener el esp¨ªritu modernista y noucentista de los edificios¡±, seg¨²n Panyella.
El nuevo proyecto busca, por encima de todo, que la reforma no se vea
El sol y el mar, que le dan uno de los mayores encantos a estos edificios, tambi¨¦n han provocado el mayor de los dolores de cabeza. Su acci¨®n hab¨ªa alterado suelos, paredes y hac¨ªa peligrar la conservaci¨®n de las obras. Se han restaurado las vidrieras de todo el edificio y se han protegido exteriormente por filtros para evitar la acci¨®n de la luz. ¡°El edificio ha estado abierto dos a?os, y hay mucha humedad, pero conseguiremos acabar con ella¡±, explic¨® en un momento de la visita Panyella.
Durante los trabajos se han recuperado muchos de los elementos que hab¨ªan ido desapareciendo desde 1933, a?o en el que Joaqu¨ªm Folch i Torres inaugur¨® la musealizaci¨®n de la casa taller levantada sobre dos casas de pescadores por Rusi?ol (fallecido dos a?os antes) y donde hab¨ªa reunido una enorme colecci¨®n de arte a lo largo de su vida. Es el caso de cinco medallones de cristal modernistas que se han colocado en la Sala del Brollador tras rescatarlos de los almacenes y la restauraci¨®n de las 7.000 piezas de cer¨¢mica ornamental que decoran todo el edificio, sobre todo z¨®calos y frontales de escalones, mientras que los suelos cer¨¢micos, alterados por la humedad se han sustituido por piezas nuevas.
Uno de los cambios que m¨¢s se percibir¨¢n es el color de las paredes. Ya se pueden ver las pruebas de color del blau de Sitges (a?il) con el que se pintar¨¢n las estancias del piso inferior, mientras que la sala noble del edificio, el enorme y majestuoso sal¨®n modernista del piso superior muestra todo su esplendor: la piedras de las paredes han perdido su color gris¨¢ceo y ha recuperado el dorado original, mientras que las g¨¢rgolas y el artesonado del techo de madera ¡°sin ninguna funci¨®n, m¨¢s all¨¢ de la decorativa. Puro Modernismo¡±, apunta Panyella, han recuperado su aspecto original. De forma paralela, en los ¨²ltimos seis meses, se han restaurado una treintena de muebles originales que us¨® Rusi?ol y que volver¨¢n a exponerse.
Con la reforma, la Casa Rocamora, hasta ahora cerrada al p¨²blico y que el primer proyecto condenaba a desaparecer, adquiere un papel protagonista ya que acoger¨¢ el vest¨ªbulo y ser¨¢ el comienzo de la visita. Adem¨¢s, acoger¨¢ exposiciones temporales organizadas con las m¨¢s de 2.000 obras que est¨¢n en la reserva.
La pr¨®xima cita antes de la inauguraci¨®n, prevista para finales de este a?o, ser¨¢ cuando se cuelgue la primera obra. ¡°Ser¨¢ una de Rusi?ol, no dir¨¦ cu¨¢l, pero promete ser muy especial¡±, asegura Panyella. En 2014 los esfuerzos se concentrar¨¢n en el edificio vecino del Museo Maricel, construido por encargo del americano Charles Deering en 1910 y en el que se podr¨¢n ver otras 5.000 piezas. Entonces, m¨¢s que nunca, Sitges ser¨¢ sol, playa, sexo, pero tambi¨¦n cultura.
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