?Compartir riesgos?
La Generalitat se equivoca si cree que podr¨¢ resistir lo que se avecina sin aliarse con el Tercer Sector
Los eufemismos con los que los dirigentes pol¨ªticos tratan de eludir la cada vez m¨¢s dura realidad, van alcanzando cotas insuperables. Hace semanas, comentaba con un responsable de la Generalitat las grandes dificultades de una gran parte de las organizaciones del Tercer Sector dedicadas a la acci¨®n social. Entend¨ªa que la desaparici¨®n de muchas ellas supondr¨ªa un duro golpe en la atenci¨®n y cuidado de personas y colectivos especialmente vulnerables. Mi interlocutor, desde su posici¨®n pol¨ªtico institucional, me indic¨® que en un escenario como el actual, lo que a la Generalitat le interesa son empresas y entidades capaces de ¡°compartir riesgos¡±. ?De que hablamos? Hablamos simple y llanamente de la preferencia hacia entidades o empresas, muy bien capitalizadas, que puedan resistir largo tiempo sin cobrar sus servicios a las administraciones. Aunque ello sea a costa de encarecer esos servicios o de prescindir de la carga social que su misi¨®n y orientaci¨®n exigir¨ªa. No es pues extra?o que empresas que hasta hace poco se dedicaban a la construcci¨®n, a la seguridad privada, o incluso al comercio o a los viajes, vayan entrando en el sector de servicios a las personas, sean estas personas dependientes, cr¨®nicos, discapacitados, o cualquier otro colectivo que capte a¨²n cuotas significativas del gasto p¨²blico y que incorpore beneficios o exenciones jugosas.
No se trata de defender al Tercer Sector por que s¨ª. Ni de atacar a las empresas mercantiles por el hecho de serlo. Es evidente que muchas organizaciones sociales se lanzaron demasiado r¨¢pidamente a servir como proveedoras de servicios. Servicios que las administraciones p¨²blicas externalizaban, buscando reducir costes y mejorar prestaciones, dadas las dificultades que esas administraciones tienen en adecuar sus rigideces a la creciente heterogeneidad de personas y situaciones. Cuando los poderes p¨²blicos, faltados del man¨¢ de la burbuja y ante el creciente impacto de la evasi¨®n o elusi¨®n fiscal, han ido cortando prestaciones y subvenciones, la excesiva dependencia de los fondos p¨²blicos ha hecho mella en las organizaciones m¨¢s fr¨¢giles. Pero, en cambio, las funciones que realizaban, el evidente valor a?adido de su labor, los costes que evita a los propios poderes p¨²blicos su existencia y su trabajo, exigir¨ªa buscar nuevas formas de contribuir a su pervivencia. Una de ellas es la canalizaci¨®n hacia esas entidades de contratos de servicios y de bienes por parte de las administraciones p¨²blicas, bas¨¢ndose en cl¨¢usulas sociales. Despu¨¦s de meses reclamando avances en el tema, ha entrado finalmente en vigor la Orden ECO/47/2013, por la cual se podr¨¢ seguir y diferenciar los contratos p¨²blicos establecidos con entidades del Tercer Sector, y el grado en que se han tenido en cuenta cl¨¢usulas sociales en su adjudicaci¨®n.
La situaci¨®n general del sector es de emergencia, pero el tema es especialmente grave en el ¨¢mbito de los discapacitados, en el que las posibilidades de mantener los Centros Especiales de Trabajo en condiciones como las actuales, y con falta de regularizaci¨®n de pagos por parte de las administraciones, son muy escasas (dincat.cat). Por si ello fuera poco, empresas mercantiles con ¨¢nimo de lucro, han entrado en el sector, para beneficiarse de las exenciones, beneficios fiscales y bonificaciones de la seguridad social, contratando a personas con discapacidades leves. Las personas y colectivos con dificultades especiales (por ejemplo con discapacidad f¨ªsica o sensorial de m¨¢s del 65%), deber¨ªan ser especialmente protegidas. Y todo ello se acompa?a a dem¨¢s de recortes graves en transiciones al trabajo ordinario, residencias, atenci¨®n diurna, con la consiguiente asfixia de familias y entidades. La resiliencia la busca la Generalitat en las capacidades financieras de los proveedores, no en la densidad de valor a?adido que aportan. Si se quiere de verdad compartir riesgos, se deber¨ªa ser capaz de compartir tambi¨¦n datos, recursos y prioridades. Es decir, compartir poderes. Lo contrario, el confundir partenariado con capacidad de disponer de cr¨¦dito, s¨®lo conducir¨¢ a la desertizaci¨®n de un esfera de intervenci¨®n social que genera mucho valor a?adido, y que es dif¨ªcilmente reemplazable. El Tercer Sector no lo hace todo bien. Es evidente. Debe ponerse al d¨ªa. Buscar su propia autonom¨ªa y su propia capacidad. Pero, la Generalitat se equivoca si cree que podr¨¢ resistir lo que se avecina sin esos aliados.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
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