De d¨®nde son los cantantes
Busco en internet ¡®Le m¨¦t¨¨que¡¯ de Moustaki y sale la versi¨®n 2013 en rap. C¨®mo cambian los tiempos
Ayer Serrat hablaba con Mic¨® ¡°a prop¨®sito de la poes¨ªa¡±, en la universidad, y para all¨¢ que me fui a escucharles. Al fin y al cabo el ¨²ltimo libro de Mic¨®, Cl¨¢sicos vividos, trata tambi¨¦n de eso; ah¨ª, por ejemplo, me he enterado, a trav¨¦s del testimonio de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, de c¨®mo escribi¨® Rub¨¦n su melodiosa y exaltante Salutaci¨®n del optimista,audaz renovaci¨®n del hex¨¢metro griego que compuso por encargo, ?para recitarlo en un acto del Ateneo!, y en permanente estado de embriaguez. Rub¨¦n rumiaba los versos, (porque llega el momento en que habr¨¢n de cantar nuevos himnos/ lenguas de gloria; un vasto rumor llena los ¨¢mbitos¡), y cuando llegaba alguien a visitarle se los dictaba, luego iba un momento a la cocina, donde a escondidas se tomaba otro trago de whisky, y luego regresaba, creyendo, el pobre, que la visita no se daba cuenta de a qu¨¦ obedec¨ªan tantas idas y venidas. Con este testimonio, dice Mic¨®, se comprende que la ¨²nica y secreta t¨¦cnica del poeta nicarag¨¹ense ¡°consist¨ªa simple y naturalmente en el talento¡±.
El talento es inexplicable. Pero a¨²n sabi¨¦ndolo, si se abre turno de preguntas del p¨²blico puedo preguntarle a Serrat c¨®mo se ocurren versos como los de la justamente famosa canci¨®n No hago otra cosa que pensar en ti: Busqu¨¦, mirando al cielo, inspiraci¨®n/ y me qued¨¦ colgado en las alturas./ Por cierto al techo no le ir¨ªa nada mal/ una capa de pintura. Cito s¨®lo estos cuatro, pero todos son buenos. Esa canci¨®n habla de un humor perezoso, enamoriscado, indolente, ocioso, diletante, habla de estar distra¨ªdo, estado de ¨¢nimo que todos hemos conocido alguna vez y que hoy d¨ªa, hoy que estamos en guerra, ya resulta un lujo impracticable, un artefacto del pasado, como se ver¨¢.
Voy pues, a la Universidad, asisto a la conversaci¨®n entre el poeta/profesor y el trovador, que es grata y entretenida, y les fr¨ªo a preguntas, pero salgo, como tem¨ªa, sin saber escribir versos ni canciones. Luego me voy a cenar con mi amigo Venancio, comentamos c¨®mo est¨¢ el mundo y de repente va ¨¦l y dice:
¡ªMira, cuando yo sea viejo, si llego a viejo, pienso ser insoportable, un viejo cascarrabias quej¨¢ndome todo el tiempo de todo.
¡ªEs un prop¨®sito muy razonable ¡ªle digo¡ª, que ya formul¨® Brel en una canci¨®n que precisamente dice ¡°quand je serai vieux, je serai insu/ pportable¡±, pero el pobre no lleg¨® a viejo, se le qued¨® ese proyecto por realizar, y en consecuencia, por si acaso, har¨ªas bien empezando a ser insoportable ahora mismo. Te emplazo a que comiences ya. No dejes para ma?ana lo que puedas hacer hoy.
¡ªTe tomo la palabra -dice¡ª. Pues mira: ?eres cansino, siempre est¨¢s citando a Brel, y si no, a Dylan!
¡ªBien, vas por buen camino. Pero es que a esos dos no te los acabas. Y ya que mencionas a Dylan, ¨¦l s¨ª ha explicado algo muy interesante sobre su mecanismo mental para la composici¨®n de canciones, y por qu¨¦ algunas han resultado ser plagios. Yo ya le hab¨ªa visto recibiendo en la Casa Blanca una condecoraci¨®n. Previamente, el presidente Obama hizo su laudatio y ves que Dylan no le escucha, parece que est¨¢ ausente y mueve la boca como si masticase un chicle. Pero resulta que su sistema de trabajo consiste en canturrear para s¨ª, durante d¨ªas enteros, una canci¨®n ajena que por cualquier motivo le interesa o le gusta, hasta que la continua resonancia mental de esa melod¨ªa y de esos versos le conduce a componer variaciones, y ¨¦stas a una nueva canci¨®n. O sea, que siempre est¨¢ ¡°entonado¡±, en el sentido literal de la palabra, y en aquel momento no estaba siendo impertinente con Obama, sino manteniendo en marcha el mecanismo de su talento.
No hay que perder ocasi¨®n de ilustrar a los amigos. En fin, llego a casa y me entero de que ha muerto Georges Moustaki. ¡°A los amigos de Georges se les reconoc¨ªa en su aire de no tener nunca prisa¡±: es el aire de aquella canci¨®n de Serrat, un precioso anacronismo. Como saludo de despedida a Moustaki, como modesto homenaje privado, he entrado en internet para escuchar su ultrafamosa Le m¨¦t¨¨que (El forastero). Pero en vez del interesante forastero con la barba canosa, la voz acariciadora y los versos tiernos, sale, cantando Le m¨¦t¨¨que en versi¨®n 2013, en versi¨®n rap, su heredero, su profanaci¨®n en el altar del presente: un negro martiniqu¨¦s llamado JoeyStarr, muy famoso en Francia, que al cantar Le m¨¦t¨¨que no reivindica ¡°el derecho a la pereza¡± sino que parece tener mucha prisa, no va con ¡°la cabellera a los cuatro vientos¡±, sino rapado al cero, no viene de Alejandr¨ªa sino del suburbio, y como todos los raperos parece un cabronazo con muy malas pulgas; y no dice ¡°haremos de cada d¨ªa una eternidad de amor¡±, sino: ¡°?a me rend psycho dans mon flow et l¨¤ il y a plus d'id¨¦aux/ et donc je deviens accro ¨¤ la suffisance, la violence¡±. (¡°Toda esta mierda me pone paranoico y ya no hay ideales/ as¨ª que me vuelvo adicto a la jactancia, a la violencia¡±.) C¨®mo cambian los tiempos, Venancio, qu¨¦ te parece.
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