Puertas blindadas ¡®antiokupas¡¯
La Comunidad cuenta con 209 portones acorazados contra la invasi¨®n de viviendas p¨²blicas
Entrar al piso de Sergio Montero y Marta G¨®mez en Carabanchel es como entrar a una c¨¢mara acorazada. Una enorme puerta blindada, infranqueable a menos que te inviten, sorprende a quienes suben hasta el tercero sin ascensor por el que la pareja, desahuciada, sin trabajo y con dos hijos, pagar¨¢ 95 euros mensuales. El respiro en medio de tanto dramatismo se engloba dentro del programa de la Comunidad de Madrid que destina mil de las 23.000 viviendas del Instituto de la Vivienda (IVIMA) a alquiler social para ciudadanos especialmente golpeados por la crisis en la regi¨®n.
Las llaves que el martes les entreg¨® el presidente auton¨®mico, Ignacio Gonz¨¢lez, no pertenec¨ªan a una puerta cualquiera. No era de madera, con alg¨²n que otro refuerzo met¨¢lico, como las del resto de residencias del edificio. La Comunidad cuenta con 209 puertas de este tipo, bunkerizadas. Recurrir a ellas no es balad¨ª. Los mastodontes de acero se instalan en casas ubicadas en barrios donde, seg¨²n las estad¨ªsticas, se han producido m¨¢s asaltos a viviendas p¨²blicas.
Actualmente los pisos con inquilinos ilegales son 823 de 25.000
¡°La finalidad de estas puertas es, adem¨¢s de proteger el patrimonio inmobiliario p¨²blico, garantizar que las familias que se encuentran en situaci¨®n de especial necesidad puedan acceder lo antes posible a una vivienda digna. Cada vivienda p¨²blica que es ocupada ilegalmente, implica que haya una familia en situaci¨®n de exclusi¨®n social que deba seguir esperando de manera injusta¡±, justifica el Gobierno regional su empleo. El IVIMA tiene que iniciar un proceso judicial de desalojo, que puede durar un a?o ¡ªno es raro que se dilate m¨¢s en el tiempo¡ª, cuando se detecta una ocupaci¨®n fuera de la ley. La recuperaci¨®n del inmueble depende siempre de que la resoluci¨®n judicial finalmente lo autorice.
El Ejecutivo madrile?o cuenta con un parque de 25.000 viviendas para alquiler, entre las que gestiona el IVIMA y las que compra en el mercado libre el Instituto de Realojamiento e Integraci¨®n Social (IRIS). Cuando una queda libre ¡ªpor motivos que var¨ªan, desde el fallecimiento del titular, su renuncia o el desalojo de un ocupante ilegal¡ª, la Comunidad debe realizar las obras de reparaci¨®n y acondicionamiento necesarias para entregar en condiciones la vivienda a una de las 3.000 familias inscritas en la lista de espera.
Su precio es de unos mil euros, y se rotan durante las obras en las casas
Para evitar que nadie se cuele en su interior, la Consejer¨ªa de Infraestructuras, Transportes y Vivienda opta por instalar puertas de seguridad antiokupas. El coste es de unos mil euros por unidad. Una vez realizada la obra, la puerta rota a otra vivienda. Esto es, otro destino en el que sea necesaria. Algunas puertas son propiedad del Gobierno regional y otras se alquilan por semanas cuando es necesario proteger m¨¢s pisos y no hay disponibles.
La primera de estas puertas fortaleza se instal¨® el 26 de marzo de 2011 en un barrio de Getafe. El IVIMA ha sufrido un incremento de las ocupaciones ilegales durante la crisis, pasando de 185 pisos okupados en 2011 a 766 en 2012. Actualmente los pisos con inquilinos ilegales son 823, el equivalente al 3% de las 25.000 viviendas de la red p¨²blica.
El IVIMA ha detectado que las ocupaciones se producen en el momento en el que se finalizan las obras de reparaci¨®n, que tienen un coste medio de 11.000 euros, aunque en el caso de los pisos okupados se puede disparar hasta los 50.000 euros en los casos m¨¢s exagerados. ¡°Por eso las puertas blindadas no se quitan hasta que el nuevo inquilino ha entrado a vivir¡±, explican desde la Comunidad. Las puertas se sustituyen por otras blindadas una vez que se adjudica la vivienda a una familia. Una familia como la de Sergio y Marta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.