Un espacio pol¨ªtico en mutaci¨®n
Tanto el PSC como CiU est¨¢n pagando su incapacidad para adaptarse a estos tiempos de cambio
Los partidos pol¨ªticos son de viraje lento. El intelectual org¨¢nico colectivo que les rige est¨¢ cargado de prejuicios y, cuando la sociedad cambia, tardan en abandonar los paradigmas obsoletos. Habituados a convertir las ideas en consignas, a veces acaban crey¨¦ndoselas. Y les cuesta renovarlas. La combinaci¨®n de la crisis econ¨®mica y de la crisis pol¨ªtica del r¨¦gimen surgido de la Transici¨®n ha pillado a los grandes partidos sin los deberes hechos. Del mismo modo que el PP y el PSOE est¨¢n pagando con una ca¨ªda en picado su incapacidad para renovar el r¨¦gimen del que son actores principales, CiU y PSC viven los sin sabores de la inadaptaci¨®n a estos tiempos de cambio. Y los ciudadanos se ensa?an con ellos en las encuestas.
A estas alturas no vamos a tomar los sondeos de opini¨®n como materia de verdad. En demasiados ocasiones, una de ellas muy cercana, se han columpiado soberanamente. Adem¨¢s una encuesta a tres a?os vista de unas elecciones es indicativa del estado de ¨¢nimo de la ciudadan¨ªa, pero no de la intenci¨®n de voto, porque la papeleta se escoge cuando ya se est¨¢ muy cerca de las urnas. Pero cuando una tendencia se repite hay que tomarla por significativa, m¨¢s todav¨ªa si ha sido ratificada electoralmente en el pasado.
El PSC sigue su estrepitoso hundimiento y se confirma lo que se apuntaba en las elecciones de noviembre: su ca¨ªda no ha tocado fondo. En un estado de confusi¨®n mental que ya no es transitorio va directamente a convertirse en un grup¨²sculo. Es c¨®mico que su secretario general Pere Navarro diga que ¡°Artur Mas est¨¢ produciendo su suicidio pol¨ªtico y est¨¢ arrastrando con ¨¦l a su partido y a su pa¨ªs¡±. Es un ejemplo vivo de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio: el PSC empez¨® a cortarse las venas bastante antes que Artur Mas y cambiar la direcci¨®n no ha servido para parar la hemorragia. Al rev¨¦s, la m¨¢quina de excluir electores, militantes y dirigentes funciona a tope, en la medida en que el partido ha optado por el repliegue defensivo: parapetarse en su territorio m¨¢s genuino. Una estrategia que puede entenderse si el partido esta empatado pero es incomprensible cuando se pierde por goleada.
En el marco pol¨ªtico y social de la poscrisis y del posr¨¦gimen pol¨ªtico de la Transici¨®n, ser¨¢ dif¨ªcil moverse sin propuestas para el futuro del pa¨ªs
El PSC sigue viendo a su electorado a imagen y semejanza de los que le votaban especialmente el ¨¢rea metropolitana de Barcelona en los a?os 80. Y en ning¨²n lugar est¨¢ escrito que sus hijos y nietos tengan que votar lo mismo. ?A qui¨¦n quiere convencer el PSC con la entelequia del federalismo sin federalistas como motivo central de su acci¨®n pol¨ªtica; con la confusi¨®n permanente en pol¨ªtica econ¨®mica y social, hasta el punto de convertir a Mas-Colell en referente y de condicionar la entrada en un Gobierno catal¨¢n a la presencia del PP; con gui?os a Dur¨¢n Lleida y los suyos, y con un posicionamiento meridiano contra la independencia para compensar su apuesta, hecha con la boca peque?a, por el derecho a decidir, cuando el refer¨¦ndum no tiene siquiera calendario?
Entristece ver como el PSC se empeque?ece en la defensa de unas cuotas de poder cada vez m¨¢s reducidas. En el marco pol¨ªtico y social de la poscrisis y del posr¨¦gimen pol¨ªtico de la Transici¨®n, ser¨¢ dif¨ªcil moverse sin propuestas para el futuro del pa¨ªs, solo con la defensa del statu quo. El pasado se est¨¢ yendo. Y los que siguen instalados en los viejos paradigmas se quedar¨¢n all¨ª.
Mientras el PSC se repliega, CiU se retuerce porque no estaba preparada para la ca¨ªda, despu¨¦s del espejismo de 2010. Pero la coalici¨®n tiene sus cimientos en el viejo paradigma pujolista que todav¨ªa tira de ella. Y cuenta con un entorno econ¨®mico que se resiste al cambio. El tira y afloja interno ser¨¢ duradero. Y si la ca¨ªda sigue, la ruptura ser¨¢ perfectamente posible. La mentalidad tradicional de la casa teme que se haya sembrado el p¨¢nico entre los suyos y que el presidente haya sido demasiado osado para un p¨²blico genuinamente conservador. Sin embargo, los promotores de la estrategia soberanista piensan, al contrario, que el problema est¨¢ en haber cedido la iniciativa del proceso a Esquerra Republicana.
Al presidente Mas le corresponde zanjar el debate: ?ralentizar o acelerar? Las se?ales que emite el electorado son indicativas: refer¨¦ndum, s¨ª; declaraci¨®n unilateral de independencia, no. A los dirigentes pol¨ªticos corresponde sacar sus conclusiones. Y a los partidos darse cuenta que, pase lo que pase, los tiempos han cambiado y el espacio pol¨ªtico catal¨¢n est¨¢ de mudanza. Algunos desaparecer¨¢n, otros mutaran y aparecer¨¢n f¨®rmulas nuevas.
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