Tecnolog¨ªas policiales que atontan
Los an¨¢lisis de laboratorio no son infalibles. Las prueba de orina tinen una tasa de error de entre el 5% y el 10%
Este diario ha publicado la incre¨ªble historia de una pareja de Motril que estuvo durante meses en libertad con cargos al confundir la polic¨ªa unos polvos homeop¨¢ticos con hero¨ªna. Tres meses tard¨® el juzgado en trasladar las muestras a un laboratorio para corroborar o enmendar el veredicto del narcotest realizado en el momento de la incautaci¨®n. El an¨¢lisis en laboratorio demostr¨® que los polvos no eran m¨¢s que una mezcla de calcio y magnesio.
Que la polic¨ªa utilice un rudimentario narcotest, realizado fuera de un entorno controlado, como prueba de cargo en un caso en el que no existen antecedentes puede sorprender a muchos. Pero los casos en los que la creencia ciega en el veredicto de un ¡®artilugio¡¯ lleva a polic¨ªas y jueces a bajar la guardia y a no cuestionar las decisiones tomadas son cada vez m¨¢s habituales. Nuestras sociedades le atribuyen a la tecnolog¨ªa una infalibilidad que nos lleva a no cuestionar todo lo tecnol¨®gico, y a tomar malas decisiones. Y en los casos en los que las malas decisiones las toman jueces y polic¨ªas, ¨¦stas tienen consecuencias reales sobre personas concretas y derechos como la tan en boga presunci¨®n de inocencia y el debido proceso legal.
En el caso de Motril, el responsable de Vigilancia Aduanera arg¨¹¨ªa que el?narcotest est¨¢ ¡®homologado¡¯ para despejar cualquier duda sobre su eficacia. Pero que algo est¨¦ homologado no quiere decir que sea infalible. Incluso los tests de orina tienen tasas de error del 5-10%, y en el ¨¢mbito tecnol¨®gico este 5-10% son lo que llamamos "falsos positivos": personas identificadas err¨®neamente y cuyos derechos fundamentales son vulnerados a consecuencia de ese error. Uno de los retos inmediatos de la tecnolog¨ªa que quiere apoyar procesos judiciales es precisamente la eliminaci¨®n de esos falsos positivos. En ausencia de tasas cero de identificaci¨®n err¨®nea, no obstante, lo pertinente es la formaci¨®n de agentes policiales y judiciales en el escepticismo tecnol¨®gico, que no es m¨¢s que entender que la tecnolog¨ªa debe apoyar el proceso de toma de decisiones, pero jam¨¢s tomar las decisiones.
El polic¨ªa y el juez deben servirse de la tecnolog¨ªa, y no ser los asistentes de artilugios que dan veredictos en forma de luz verde o luz roja, o de c¨¢lculos algor¨ªtmicos binarios. Encausar a alguien en base al veredicto de un narcotest no es muy diferente a hacerlo en base a los resultados de un pol¨ªgrafo, por ejemplo. Y sin embargo, la tendencia a no cuestionar las bondades de la tecnolog¨ªa, y a sobreinvertir en soluciones tecnol¨®gicas para problemas sociales es creciente en todo el mundo. Tan creciente como los falsos positivos y las v¨ªctimas impotentes de esta deriva.
Si queremos ser sociedades tecnol¨®gicas, se¨¢moslo, pero como m¨ªnimo aprendamos a gestionar estas tecnolog¨ªas para que contribuyan realmente a la seguridad de todos, y no a la inseguridad de demasiados.
Gemma Galdon Clavell es Doctora en Pol¨ªticas P¨²blicas y profesora de pol¨ªticas y tecnolog¨ªas de seguridad en la Universidad de Barcelona.
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