Las mujeres, las m¨¢s perjudicadas

Las mujeres son, sin duda, las grandes perjudicadas por la falta trabajo en el medio rural. De hecho, el sexo femenino supone m¨¢s del 55% del total de afiliados al R¨¦gimen Agrario en Andaluc¨ªa. De este modo, las mujeres son tambi¨¦n las m¨¢s numerosas en el colectivo que este a?o se quedar¨¢ sin cobrar el subsidio agrario. Es el caso, por ejemplo, de Gema Torres Aranda, de 33 a?os y que, desde los 20, trabaja en la recolecci¨®n de la aceituna en su pueblo, Martos, considerado desde siempre el principal municipio olivarero del mundo. Por primera vez, Gema no ha podido completar las peonadas exigibles. ¡°Solo he podido echar siete jornales en la aceituna, y en el PER no s¨¦ si me tocar¨¢ este a?o¡±, explica esta jornalera, cuyos ingresos por el subsidio agrario eran vitales para completar los ingresos de la maltrecha econom¨ªa familiar. ¡°No tenemos m¨¢s que los 1.000 euros al mes que gana mi marido en una f¨¢brica y con eso apenas nos da para pagar los pr¨¦stamos del banco, la luz, el agua o el tel¨¦fono¡±, dice Gema, que admite que tienen que recurrir a la ayuda de sus suegros. El matrimonio tiene dos hijos, de 12 y 13 a?os.

En realidad, la exclusi¨®n de la mujer de la agricultura es una constante en los ¨²ltimos a?os. Primero, la cada vez mayor mecanizaci¨®n (el uso de la maquinaria queda casi siempre en manos de los hombres) y despu¨¦s la vuelta al campo de miles de parados procedentes de otros sectores, ha desplazado a las mujeres del campo y, por ende, del subsidio agrario.