?Qu¨¦ concierto!

Las ra¨ªces. Est¨¢n enterradas y no se ven, no pueden sacar pecho o fanfarronear, exponerse, pavonearse y ser miradas, all¨ª dentro, bajo la tierra que les da vida y oculta. Est¨¢n, pero no se pueden ver. Alimentan, pero lo hacen de manera invisible. Eso es la m¨²sica popular vinculada a las tradiciones, la m¨²sica popular anterior al pop, una ra¨ªz que todo lo irriga, una fuente de nutrientes rebuscados en lo m¨¢s profundo de nuestra memoria, de nuestra tierra. Y cuando nada se entiende, all¨ª est¨¢ la m¨²sica popular para ayudarnos a convivir con nuestras miserias y frustraciones, abri¨¦ndonos ventanas para respirar y sentirnos unidos a quienes son como nosotros, hijos del trabajo.

?Se puede pensar en todo esto mientras se baila?, ?hay espacio en el cerebro para ser consciente de que la acci¨®n pol¨ªtica es tambi¨¦n el baile, la fiesta sin pauta?, ?es posible pensar en lo diminuto del mundo y de la relaci¨®n entre sus m¨²sicas cuando un grupo toca una cumbia que es rumba, tiene una guitarra soukous, un tumbao y un cantante que canta a la verbena de san Juan? S¨ª, al menos siempre y cuando La Troba Kung F¨² sea este grupo. No es el ¨²nico, pero es de los mejores. ?Vaya concierto hicieron en el Circ Cric!, en pleno Montseny. Una noche maravillosa.

En la primera hora hubo circo: equilibristas y patinadores que evolucionaban mientras el grupo tocaba un ramillete de las canciones festivas de su inminente tercer y estupendo disco, Santalegria. La felicidad debe ser parecido a lo que se vivi¨® bajo la carpa del circo, ni?os y padres escuchando m¨²sica mientras miraban hacia arriba o a la pista con esa sonrisa que solo el circo hace brotar. Y se reparti¨® chocolate, y Joan Garriga cant¨® y se quit¨® una camisa de fuerza que represent¨® aquello de lo que queremos librarnos, y un aro engull¨® a un hombre y gir¨®¡­ en fin, una delicia.

La segunda parte ya fue una fiesta completa, con un repertorio de temas populares de la Troba, la extraordinaria banda de m¨²sica popular festiva y bailable, la que tiene m¨¢s intenci¨®n, una mirada m¨¢s localmente panor¨¢mica y un acorde¨®n, ese piano de los pobres, que nos recuerda que la buena m¨²sica popular nace de abajo, como las ra¨ªces. ?Qu¨¦ concierto, se?or!

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