¡°Otro mundo es posible¡±
El inalienable derecho de todos al bienestar, a un desarrollo humano y sostenible, sigue siendo la gran asignatura pendiente en todo el mundo
Hace muy pocos d¨ªas ha vuelto a resonar en la reuni¨®n en T¨²nez del Foro Social Mundial el grito de Chico Whitaker "otro mundo es posible" Un mundo en el que apenas el 20% de sus m¨¢s de siete mil millones de habitantes se han apropiado de la riqueza del 80%. Un mundo en gran parte asfixiado por una situaci¨®n de pobreza extrema en los ¨¢mbitos de la alimentaci¨®n, la salud, la educaci¨®n, el trabajo, la vivienda, la cultura, la participaci¨®n, el medioambiente...
El inalienable derecho de todos al bienestar, a un desarrollo humano y sostenible, sigue siendo la gran asignatura pendiente en todo el mundo y tambi¨¦n aqu¨ª en nuestro peque?o lugar.
Pero a pesar de tantas fronteras de tanto orden, de tantos muros y tantas puertas cerradas, somos ¡°una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino com¨²n¡± seg¨²n cita La Carta de la Tierra, y tenemos que asumir nuestra responsabilidad como miembros de esa ¨²nica familia humana para transformar el mundo, nuestro mundo, desde aqu¨ª, desde nuestro peque?o lugar.
No es s¨®lo un deber de justicia, de reparaci¨®n, de devoluci¨®n, es sobre todo un imperativo de solidaridad, de fraternidad como se?ala el art¨ªculo 1? de la Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos.
La solidaridad es la virtud c¨ªvica y democr¨¢tica que conduce a la igualdad como valor supremo, con la libertad, de la dignidad de todos los seres humanos.
En 1979 la Asamblea General de Naciones Unidas exhort¨® a los pa¨ªses m¨¢s desarrollados a cooperar con los ¡°pa¨ªses menos adelantados¡± proponiendo esa cifra ya emblem¨¢tica del 0,7%. Treinta a?os despu¨¦s s¨®lo cinco pa¨ªses en el mundo (Suecia, Noruega, Luxemburgo, Dinamarca y Holanda) han asumido ese compromiso.
Los actuales 8 Objetivos de desarrollo del Milenio, a dos a?os de su fecha de cumplimiento, se nos presentan tambi¨¦n como un total fracaso de cooperaci¨®n para erradicar la pobreza extrema y el hambre, para lograr la ense?anza primaria universal, para promover la igualdad entre g¨¦neros, para combatir el sida, el paludismo y otras enfermedades graves,¡
Y ante este angustioso panorama hemos de destacar que aqu¨ª, en nuestros pueblos y ciudades vascas, surgi¨® hace 25 a?os un movimiento ciudadano que tom¨® vida en nuestros Ayuntamientos y en numerosas organizaciones sociales para impulsar esa transformaci¨®n mundial desde nuestro peque?o lugar.
Aqu¨ª con los m¨¢s pr¨®ximos, los m¨¢s cercanos, y desde aqu¨ª con todos los pueblos del mundo. Estaba, y est¨¢, muy claro que promover solidaridad es el factor clave de la convivencia y de la cohesi¨®n social. Y decenas de Ayuntamientos vascos asumieron esa fundamental tarea de sensibilizar a los ciudadanos ante la exclusi¨®n social y la inmigraci¨®n, de fortalecer a los agentes sociales y promover el voluntariado, y tambi¨¦n de que es posible dedicar una peque?a parte (70 c¨¦ntimos de cada 100 euros del presupuesto municipal) a cooperar en el desarrollo de otros pueblos muy lejanos.
Euskal Fondoa, la asociaci¨®n de entidades locales vascas cooperantes, ha conmemorado el pasado d¨ªa 15 de este mes de junio esos magn¨ªficos veinticinco a?os de cooperaci¨®n al desarrollo, y lo ha hecho renovando su compromiso de solidaridad, porque ¡°otro mundo es posible¡± y todos debemos asumir nuestra responsabilidad como miembros de esa ¨²nica familia humana a la que todos pertenecemos.
Como nos marc¨® Pablo Neruda, todos debemos andar ¡°con el viento y el agua, abrir ventanas, echar abajo puertas, romper muros, iluminar rincones,¡ hasta que todo sea d¨ªa, hasta que todo sea claridad y alegr¨ªa en la tierra¡±.
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