Demasiado bien
Daniele Gatti y la Orquesta Nacional de Francia atacaron la obertura de 'Nabucco' y sonaba de maravilla y, por eso, dol¨ªa
Daniele Gatti, uno de los m¨¢s importantes directores de orquesta del momento, y la Orquesta Nacional de Francia, un buen conjunto que ¨¦l ha conducido a la excelencia desde que es titular del mismo, atacaron la obertura de Nabucco, de Verdi, y pas¨® algo inaudito, sorprendente: aquello sonaba demasiado bien y, por eso, dol¨ªa.
Orquesta Nacional de Francia
Daniele Gatti. Obras de Verdi y Wagner. Sala Pau Casals. Auditori. Barcelona, 19 de junio.
La opulencia y la brillantez del sonido, la exactitud de la interpretaci¨®n, la claridad del gesto, pon¨ªan en relieve la endeblez cong¨¦nita de la pieza y la poca gracia de la orquestaci¨®n con, por ejemplo, la caja machacando sin gracia el ritmo en la presentaci¨®n del tema.
La obertura de Nabucco saliendo del foso de un teatro, como aperitivo de las endiabladas arias de Abigaille y del excelent¨ªsimo Va pensiero queda bien, pero puesta sobre el escenario se achica. Hay platos ¡ªlas sardinas a la plancha, los callos¡ª que alcanzan la excelsitud en un chiring¨¹ito, puestos en un restaurante de lujo, y este director y esta orquesta lo eran, pierden espontaneidad.
La oferta de Gatti en esta ocasi¨®n, que repetir¨¢ en Madrid y Granada, consist¨ªa en una confrontaci¨®n orquestal Verdi-Wagner aprovechando el bicentenario del nacimiento de ambos compositores. La competici¨®n estaba decidida de antemano: si no hay otras armas que las orquestales, el italiano pierde seguro. Con el canto, la cosa habr¨ªa sido diferente.
La obertura de Nabucco saliendo del foso de un teatro, como aperitivo del gran Va pensiero queda bien, pero puesta sobre el escenario se achica
Y de bis, Bizet
Aunque tras Nabucco, obra casi juvenil, Verdi mejor¨® ostensiblemente con fragmentos de Macbeth y de Otello y muy especialmente con las oberturas de I vespri siciliani y La forza del destino, sin duda la mejor obertura verdiana, el teut¨®n concurri¨® a la justa con algunos de sus mejores paladines: las oberturas de Tannha¨¹ser y Die Meistersinger, el Preludio del acto III y el Encantamiento del Viernes Santo de Parsifal y el Preludio y la Muerte de amor de Tristan und Isolde, que fue, con mucho lo mejor de la noche.Mi vecino de butaca, wagneriano conspicuo que, extasiado, hab¨ªa tarareado demasiado ostensiblemente todo lo wagneriano que se interpret¨®, cuando Gatti, en un gesto de presumible amistad hispano-francesa, ofreci¨® como bis el preludio del cuarto acto de Carmen, se levant¨® ofendido y se fue.
Bizet despu¨¦s de Wagner. ?Hasta ah¨ª pod¨ªamos llegar!
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