Cuando el lienzo es la ciudad
Artistas "seleccionados" podr¨¢n intervenir 'muros legales' a partir de septiembre La estrechez de espacios y la actitud hostil condiciona el tipo de obras que se hacen en Madrid Muchos artistas son autodidactas pero otros tantos desembarcan desde Dise?o y Bellas Artes
En Madrid hace tanto ruido que la mirada desconecta, pero las paredes, si te paras un momento a escuchar, hablan. Est¨¢n llenas de palabras, gui?os, juegos de colores y perspectivas, humor y cr¨ªtica social. Unas veces evidente y bonito, otras feo y dif¨ªcil de ver, es el arte de la calle, libertario y ¨¢crata. Y tienes que darte prisa en ver, porque lo borra el tiempo, el Ayuntamiento o la falta de respeto. La calle, muy igualitaria adem¨¢s de cruel, es compartida y muchas veces disputada por j¨®venes reci¨¦n llegados que ensayan o copian, se equivocan o aciertan. Siguen las huellas de artistas consagrados que, a pesar de haber entrado en el circuito del arte, a¨²n necesitan muros en los que trabajar a hurtadillas, sinti¨¦ndose fuertes, retadores, libres.
En el paisaje del arte urbano local, lo primero que llama la atenci¨®n es una casi total ausencia de obras a gran escala, solo un par de medianeras de Blu y de SAM3, hechas para la Noche en Blanco de 2010, cuando en Cartagena o Valencia se cuentan por decenas. Tabacalera, Campo de la Cebada, el Patio Maravillas y Esto es una Plaza, todos espacios de iniciativa ciudadana, son otras islas donde el gran formato emerge en medio de un p¨¢ramo de prohibiciones. A ellas se acaba de sumar esta semana un gigante de 1.800 metros cuadrados titulado Evoluci¨®n. Ocupa una de las fachadas del pabell¨®n 12 de Ifema, creado por Suso33, Aryz, SAN, Herbert Baglione, Okuda y Sixe Paredes dentro del festival Mulafest. En el mismo marco y tambi¨¦n permanente, Boa Mistura ha hecho una intervenci¨®n en el suelo, una?alfombra de geometr¨ªas entre las naves 12 y 14.
Guillermo de la Madrid, autor del blog?Escrito en la pared e ide¨®logo de Madrid Street Art Proyect, que promueve talleres y safaris de arte urbano, sostiene que se debe a que ¡°Madrid es hostil¡±. ¡°Da mucho que pensar la gran cantidad de amigos a los que esta ciudad ha echado como El Tono, San, 3ttman¡±, a?ade Suso, para pronunciar, de nuevo, la palabra ¡°hostil¡±. Pero la falta de apoyo, o incluso rechazo, no es solo institucional.
Remebe, uno de los miembros todav¨ªa en activo del grafiti aut¨®ctono de los ochenta, sostiene que entonces se percib¨ªa como ¡°un movimiento bohemio e incluso rom¨¢ntico, pero al masificarse ya no se ve con tan buenos ojos¡±. ¡°Antes, la gente se paraba a preguntar cuando te ve¨ªa pintando y te ped¨ªan una firma. Ahora lo m¨¢s habitual es que llamen a la polic¨ªa¡±, se lamenta. ¡°El grafiti hoy puede salir muy caro¡±, remacha. Las multas, tras ser multiplicadas por cinco en 2009, ascienden a 3.000 euros y, en caso de ser reincidente, 6.000, a las que se a?aden el coste de limpieza.
S¨ª, ya han pasado 30 a?os¡
¡ desde que unos cuantos chavales se convirtieron por vez primera en escritores, "haci¨¦ndose a ellos mismos, sin contacto con el exterior, creando un estilo con tipograf¨ªa, filosof¨ªa y reglas propias", relata Remebe, uno de los apenas media docena de flecheros o miembros del grafiti aut¨®ctono de Madrid que siguen activos. ?Qu¨¦ queda de aquello? "El poso, los cimientos de hoy". ?Y qu¨¦ m¨¢s? Una firma y un dilema. El muelle de la calle Montera como testigo de una ¨¦poca "rodeada de una inocencia, originalidad y frescura" y la duda de si el arte urbano, ef¨ªmero por definici¨®n, se puede (o se debe) conservar.
"Esta firma de Muelle [padre del movimiento y muerto en 1995] es lo que se denomina un grosor y es el ¨²nico que queda de ese tama?o y caracter¨ªsticas en el centro", explica Remebe, firme partidario de preservarlo. Amigos y seguidores, junto con expertos y t¨¦cnicos, pidieron al Gobierno regional que lo declarara Bien de Inter¨¦s Cultural en 2010. La Comunidad no lo consider¨® con entidad suficiente pero deriv¨® el asunto al Ayuntamiento, que le coloc¨® una protecci¨®n provisional. Y ah¨ª sigue la malla verde, sin que el Consistorio se decida a dar ning¨²n paso m¨¢s.
"No tenemos recursos jur¨ªdicos suficientes para protegerlo porque las competencias son de la Comunidad", sostiene el director general de Patrimonio Cultural, que se pregunta, dentro de un debate abierto en todo el mundo, si trasladarlo a un museo no ser¨ªa una traici¨®n al esp¨ªritu mismo del grafiti. "No hay ninguna decisi¨®n tomada", concluye, mientras la plataforma prepara el en¨¦simo acto para salvar al ¨²ltimo muelle el 30 de junio en el Campo de la Cebada.
En 2012, se abrieron 63 expedientes por sacar el spray en la v¨ªa p¨²blica. Adem¨¢s de castigar el arte urbano, Madrid le pasa el plumero. El a?o pasado, seg¨²n los datos oficiales, se limpiaron 1,3 millones de metros cuadrados a seis euros cada uno. S¨ª, un total de 7,8 millones de euros. A diario, un batall¨®n de 110 personas sale rodillo y agua a presi¨®n en mano para dejar los muros como una patena o, m¨¢s bien, parcheados en colores apenas similares a los originales y que al final provocan el efecto visual del triste payaso pobre, remendado y deslucido.
Las multas, tras ser multiplicadas por cinco en 2009, ascienden a 3.000 euros y, en caso de ser reincidente, a 6.000, a las que se a?aden el coste de limpieza. En 2012, se abrieron 63 expedientes, cinco al mes. Adem¨¢s de castigar el arte urbano, Madrid le pasa el plumero. El a?o pasado, seg¨²n los datos oficiales, se limpiaron 1,3 millones de metros cuadrados a seis euros cada uno. S¨ª, un total de 5,7 millones. A diario, un batall¨®n de 110 personas sale rodillo y agua a presi¨®n en mano para dejar los muros como una patena o, m¨¢s bien, parcheados en colores apenas similares a los originales y que al final provocan el efecto visual del triste payaso pobre, remendado y deslucido.
¡°?Hostil? Esa palabra es muy dura, excesiva quiz¨¢¡±, reacciona inc¨®modo Jos¨¦ Francisco Garc¨ªa L¨®pez, director general de Patrimonio Cultural del ?rea de Las Artes del Ayuntamiento, que sostiene que ¡°este fen¨®meno necesita ir integr¨¢ndose en la legalidad¡± y que la intenci¨®n pol¨ªtica del PP local es ¡°darle cauces¡±. ¡°Entendemos que es un arte y, por tanto, valioso. El buen grafiti mejora el paisaje y el patrimonio urbano¡±, declara, para matizar que, como toda manifestaci¨®n art¨ªstica, ¡°lo hay de mejor y de peor calidad". Levantando parte del cerrojo impuesto desde hace a?os al arte urbano, Garc¨ªa L¨®pez anuncia: ¡°Vamos a abrir espacios de creaci¨®n urbana que se incorporen al patrimonio cultural de la ciudad. Queremos que los buenos artistas urbanos trabajen en Madrid en un proyecto de activaci¨®n¡±.
Para ello, se ha creado una Oficina de Gesti¨®n de Muros, que comenzar¨¢ a operar ¡°como muy tarde en septiembre¡±. ¡°El proyecto, parte del Plan Estrat¨¦gico de Cultura municipal de aqu¨ª a 2015, ya est¨¢ aprobado y desarrollado¡±. Consiste en ¡°seleccionar a artistas madrile?os y tambi¨¦n extranjeros para invitarles a que intervengan¡± en paredes legales. Ser¨ªan, en una primera fase, ¡°de cinco a diez medianeras o muros de gran impacto visual situados en espacios que requieran de una rehabilitaci¨®n y mejora est¨¦tica¡±. La Comisi¨®n de Paisaje Urbano, integrada por t¨¦cnicos y cargos directivos de Patrimonio, Medio Ambiente, Urbanismo, V¨ªas y Espacios P¨²blicos, entre otros departamentos, ser¨¢ quien determine qui¨¦n, c¨®mo y d¨®nde a partir de una propuesta de la Direcci¨®n General de Patrimonio.
La lista de candidatos y lugares, que se avecina espinosa y hasta explosiva, ya est¨¢ elaborada, aunque el director se reserva los nombres. Seg¨²n Garc¨ªa L¨®pez, ¡°se ha contado con la opini¨®n de colectivos y expertos nacionales e internacionales¡± y no responde ¡°a caprichos sino a criterios objetivos y razonados". ¡°Elegir es crear agravios¡±, admite. ?No resultan contradictorios los discursos de Las Artes y Medio Ambiente? ¡°No, son perfectamente coherentes. Al igual que no se puede jugar un partido de f¨²tbol en plena Castellana, el arte tampoco puede manifestarse en cualquier sitio que no est¨¦ previsto ni establecido¡±, opina el director, que a?ade, por si quedaba alguna duda, que el r¨¦gimen de sanciones se mantendr¨¢.
Mientras llega el man¨¢, si llega, el arte urbano que se puede hacer y que de hecho se hace viene determinado por esta estrechez de espacios y actitudes. ¡°Las intervenciones son r¨¢pidas, discretas y peque?as¡±, explica De la Madrid, que recomienda recorrer con calma Lavapi¨¦s, Malasa?a, Tetu¨¢n y Huertas. ¡°La que m¨¢s pierde en esta guerra [entre el rodillo que limpia y el spray que mancha] es la ciudad. La principal raz¨®n por la que hacemos fe¨ªsmo ilustrado es que, aunque sepamos c¨®mo hacerlo bonito, no nos dejan hacerlo mejor, no puedes pintar m¨¢s de cinco o diez minutos sin ponerte en riesgo¡±, reflexiona Ruina, artista entre c¨ªnico y tierno que pinta retratos con un seis y un cuatro, corazones palpitantes y coronas con lemas como Enjoy the crisis o Hey hey hey que trabaje el Rey.
¡°Sin espacios donde expresarnos como artistas, con canales corrompidos o despreciables como ciudadanos y en el umbral de la pobreza como trabajadores, ?se pueden hacer grandes, optimistas y coloridos murales de adorno? La respuesta es no¡±. A su juicio, ¡°esta ciudad merece un grafiti feo, agresivo, r¨¢pido, cerrado y contestario, aunque los ciudadanos merezcamos otra cosa¡±.
Ruina, que suele operar con Sabek y el d¨²o Laparesse, se considera un ¡°provocador, un comunicador y un urbanista de baja intensidad¡±. ¡°Construimos la ciudad desde abajo, la hacemos colaborativa, abierta, viva, la hacemos respirar. ?Hay algo m¨¢s urbano que hacer ruido, molestar, hablar alto y fuerte, darse codazos?¡±. Siguiendo este razonamiento, lejos de ser inc¨ªvicos, los artistas urbanos ser¨ªan ¡°ciudadanos participativos¡±.
Suso33, precursor de un postgrafiti que ha trascendido y desbordado hacia lo que llama ¡°pintura esc¨¦nica en acci¨®n¡±, se r¨ªe de la ficticia dicotom¨ªa ilegal-legal, parodia la imagen del grafitero transgresor con su traje de superh¨¦roe y se declara cansado de que le pregunten siempre por el chich¨¦ de la clandestinidad mientras se ignoran los aspectos pl¨¢sticos y est¨¦ticos. Tambi¨¦n est¨¢ hastiado ¡°del circuito del arte¡±. ¡°Me hacen propuestas obscenas, me tratan como una puta sofisticada, sin amor ni respeto, pero en la calle no tengo que darle cuentas a nadie, me siento libre¡±, proclama mientras llena la ciudad de ausencias, ¡°sombras antropom¨®rficas de cuerpos que no est¨¢n¡±, a veces humanos, a veces demonios, a veces ¨¢ngeles.
Neko: One Army from Bandiz Studio on Vimeo.
Porque Suso sigue ¡°muy al pie del ca?¨®n¡± y no entiende por qu¨¦ ¡°la gente se sorprende¡± de verle todav¨ªa en la calle, ¡°haciendo cosas de manera aut¨®noma, independiente y sin permiso¡±. Es su modo de decirse que no ha perdido el rumbo. El artista, que llevando el grafiti a sus ¨²ltimas consecuencias y para desesperaci¨®n de los galeristas usa tinta que se borra, ve el panorama ¡°como una rueda que da vueltas y que se vuelve a repetir¡±, mientras garabatea en una hoja la diferencia entre tags o firmas, grafiti, street art y arte urbano.
Las aguas tormentosas que van de uno a otro movimiento las surfea con estilo Neko, que lo mismo hace grafiti a lo bestia arrojando a una pared litros y litros de pintura con un extintor de agua como que se apropia de las marquesinas para introducir mensajes subversivos o neones de color. Es el hijo rebelde de Don Drapper, una marca que no vende nada, una ¡°esponja¡± cuya escuela va ¡°desde una lata de Coca-Cola a un libro de arte¡±, que no puede dejar de explorar en busca de ¡°sensaciones y experiencias al l¨ªmite¡± y que necesita ¡°hacer cada d¨ªa una cosa¡±. Para este artista de 29 a?os de gafas hipster y cuerpo ultratatuado, todo tiene un nexo. ¡°Es pasi¨®n, es desobediencia, es sin permiso de su propietario, es ejecuci¨®n ilegal, pero no como clich¨¦ ni en sentido peyorativo sino como desobediencia civil, no es negativo ni destructivo ni explota ni hiere¡±, suelta a borbotones en un discurso veloz y dif¨ªcil de seguir.
Mientras para algunos la ilegalidad es la principal motivaci¨®n, otros la han abandonado. ¡°Hace a?os que pinto con permiso¡±, declara Dourone, a quien muchos niegan el derecho a ser llamado artista urbano. Empez¨® ¡°a hacer letras a los 12 a?os¡±, a los 16 se pas¨® a la ilustraci¨®n y ahora, a los 28, hace campa?as para marcas y pinta fachadas por encargo mientras desarrolla su proyecto personal, el Street Museum. El ¨²ltimo de sus cuadros al aire libre es El hombre sin aliento, en la calle de Valderde. ¡°Quien disfrute haci¨¦ndolo as¨ª pues muy bien, pero yo. Mi obra no se puede hacer r¨¢pido¡±, concluye.
En un punto intermedio se encuentran los vitalistas Boa Mistura, cinco amigos de Alameda de Osuma ¡ªel arquitecto Javier Serrano (Pahg), el ingeniero Rub¨¦n Mart¨ªn (rDick), el publicista Pablo Pur¨®n (Purone) y los licenciados en Bellas Artes Pablo Ferreiro (Arkoh) y Juan Jaume (Derko)¡ª que empezaron en la calle a los 13 a?os y ¡°de la misma manera que todos, vandalismo y repetici¨®n de la firma¡±. Pero ¡°fueron avanzando hacia los murales y la relaci¨®n de la obra con el espacio¡± hasta abrir un estudio en 2001. Aunque colaboran con instituciones, tienen ¡°obras comisionadas¡± por empresas, dan cursos y les ceden paredes, siempre vuelven a la calle.
Ritmo urbano de RTVE. Cap¨ªtulo 15: Boa Mistura.
¡°Nada de ilegales o a escondidas, pintamos sin capuchas y a plena luz. Hacemos lo que sentimos y somos felices haci¨¦ndolo y no creemos que tengamos que pedir ni permiso ni disculpas¡±, dice Javier con contundencia, pero con maneras de gentleman. Lejos de tenerse por v¨¢ndalos, y eso que les abrieron expediente ¡°por intervenir con gris sobre un muro parcheado en gris¡±, piensan que, como ¡°artistas urbanos¡±, tienen una ¡°responsabilidad con la ciudad¡±. Rescatan ¡°rincones olvidados por sus due?os¡± haciendo el ¡°menor da?o¡±, nada de ¨¢cido en cristal, nunca en el granito. Conscientes de que se les censura que lo hagan bonito y que vivan de ello, Javier comenta entre risas que los cinco tienen ¡°un defecto, pagar el alquiler y comer¡±. ¡°Dentro del arte urbano hay quien prefiere tener una doble vida, banquero de d¨ªa y artista de noche. Nosotros los somos las 24 horas¡±.
Pero incluso hay quien no se considera ni artista ni urbano. Es el caso de Por Favor, que coloca cuadros de laetitias y umas y que ha inventado una sorprendente tipograf¨ªa de forma de onda. Tiene 40 a?os y no empez¨® de ni?o, sino hace tres. Al principio, trasladaba lo que ve¨ªa a la red, ¡°ya fuera de un desconocido o de un superfigura¡±, hasta que acab¨® por animarse, explica con mucha sinceridad, sentido com¨²n y honradez desde el Keller, el taller de arte urbano de Tabacalera.
Tom¨® el nombre de su primer icono, la enfermera que pide silencio, a la que puso a hacer pompas, empu?ar un arma o volar al espacio. Muy comprometido, no quiere enquistarse en la cr¨ªtica. ¡°Para hacer una plantilla a Cospedal tengo que pasar un mes vi¨¦ndola. Despu¨¦s, necesito un ola k ase para salir de la tristeza¡±, confiesa.
Lo mismo le ocurre a Padu, artista de humor fino y de inspiraci¨®n pop que alterna est¨¦tica, juego y protesta. Padu es el rey de las intervenciones en se?ales y cajeros. Transforma el oso de Caja Madrid en un ladr¨®n de tebeo, con pistolita y antifaz, al tiempo que aprovecha el rect¨¢ngulo de los prohibidos para rendir homenaje a Tibur¨®n o al casete, para bombardearlos de lunares o para poner al peat¨®n de los pasos de cebra a bailar el moonwalker. Tambi¨¦n juega a Pacman con los sem¨¢foros y convierte los cedas en rendidas declaraciones de amor a Tierno Galv¨¢n.
Aunque parezca de lo m¨¢s inocente, modificar se?ales es una falta muy grave castigada con multas de 3.000 a 20.000 euros. A pesar de lo que se juega, Padu sale de d¨ªa, ¡°llamas menos la atenci¨®n¡±. ?Por qu¨¦ unos d¨ªas toca jugar y otros ir a por un banco? ¡°Pues depende del estado de ¨¢nimo, hay d¨ªas que te levantas muy cabreado¡±, admite. ?Pueden unos lunares ser una protesta? Hoy en d¨ªa, cambiar algo de color est¨¢ transform¨¢ndose en peligrosa cr¨ªtica social.
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