La agon¨ªa de un ¨¢rbol de 500 a?os
La ¡®humanizaci¨®n¡¯ del paseo de Pontedeume pone al borde de la muerte el Teixo dos Tenreiro, que lleg¨® a acoger, a su sombra, un consejo de ministros
No est¨¢ muerto todav¨ªa, pero se debate desde hace a?os entre este mundo y el otro. Ha pasado ya m¨¢s de una d¨¦cada desde que su suerte empez¨® a ser pisoteada, reiteradas veces, por las llamadas exigencias del progreso. Despu¨¦s de siglos de paz, rodeado de huertas, maizales y jardines al borde del r¨ªo, en poco tiempo acab¨® cercado por las obras de una autopista, un paseo mar¨ªtimo de cemento y un suelo de pesadas losas de granito que ahogaron sus ra¨ªces.
El monumento natural de Pontedeume que aparece registrado en el Cat¨¢logo de ?rbores Senlleiras como Teixo dos Tenreiro semeja ya un espectro de s¨ª mismo, de aquellos a?os de gloria en que viv¨ªa mimado como la mayor joya de la casa, moldeado por podas primorosas, al gusto de la alta sociedad de principios del siglo XX. Las ramas, sometidas a serias amputaciones terap¨¦uticas por orden de la Xunta, responsable de todo el tratamiento desde que el mal se hizo patente all¨¢ por el a?o 2003, no sostienen ya aquellas hojas verdes de anta?o. Est¨¢n todas secas en el suelo, dentro de la jaula met¨¢lica que se instal¨® a su alrededor para evitar actos vand¨¢licos, en una actuaci¨®n p¨²blica que cost¨® 36.000 euros. Pero efectivamente, si uno se aproxima, puede comprobar que de la base del tronco asoma un brote nuevo, y que alrededor, de la propia tierra, nacen unos cuantos m¨¢s.
El tejo del caser¨®n que mand¨® construir en torno a 1.870 la familia Tenreiro en una ladera que muere en el estuario del r¨ªo Coves ya estaba en el lugar cuando se dise?aron los jardines. La mayor¨ªa de la gente suele decir que el ¨¢rbol tiene medio milenio, pero algunos m¨¢s cautos solo se atreven a echarle 300 a?os. Su espectacular porte (en los buenos tiempos 15 metros de altura y 20 de di¨¢metro m¨¢ximo) inspir¨® a los due?os del terreno un mirador sobre la r¨ªa que se hizo famoso entre los bot¨¢nicos europeos. Instalaron junto al tronco principal una escalera de caracol que llevaba a la copa, donde se coloc¨® una plataforma.
A la sombra de los cuatro pisos de ¨¢rbol podados en forma de anillos, de menor di¨¢metro conforme se acercaban al cielo, se lleg¨® a celebrar un consejo de ministros cuando era presidente del Gobierno republicano Santiago Casares Quiroga. Pero, como recuerda la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN), que estos d¨ªas ha dado la en¨¦sima voz de alarma sobre el estado del tejo, aquella copa imponente dio cobijo a numerosas tertulias culturales y pol¨ªticas en las que participaron ¡°Valle Incl¨¢n, Azor¨ªn, Emilia Pardo Baz¨¢n o Manuel Aza?a, que era pariente de los Tenreiro¡±.
Con la Guerra Civil, la posici¨®n aventajada de los due?os de este ¨¢rbol magn¨ªfico y de varias especies ex¨®ticas (como una araucaria que tambi¨¦n es senlleira) con las que completaron el jard¨ªn se pierde. Un hermano muere en Suiza, adonde hab¨ªa sido destinado como diplom¨¢tico; otro es represaliado por Franco, que le proh¨ªbe ejercer su profesi¨®n de arquitecto. La familia es despojada de parte de sus propiedades y termina marchando del palacete.
Pero lo malo, para este tejo que aparece en muchos tratados de jardiner¨ªa y bot¨¢nica del siglo XX, no fue perder aquellas sesiones de peluquer¨ªa que le regalaba el jardinero. Lo malo empez¨® despu¨¦s, seg¨²n la SGHN desde los a?os 60, con un relleno para instalaciones deportivas y la ¡°progresiva degradaci¨®n y desnaturalizaci¨®n del borde de la r¨ªa¡±.
El grupo ecologista habla siempre de ¡°los hombres que no amaban los ¨¢rboles¡±, y de hecho, cada vez parece m¨¢s evidente que ha sido el urbanismo, o eso que se da en llamar ¡°humanizaci¨®n¡±, lo que ha puesto al borde de la muerte al Teixo dos Tenreiro. En 1995 comenz¨® la construcci¨®n del paseo mar¨ªtimo, pavimentado con cemento, que probablemente aplasta buena parte de las ra¨ªces del ¨¢rbol. ¡°Casi en la misma ¨¦poca, en un despacho de Madrid¡±, rememora la SGHN, ¡°se dise?a la autopista A Coru?a-Ferrol, ubicando uno de los viaductos sobre un extremo de la finca se?orial. En una de las fases de construcci¨®n del paseo, la tierra sobre la que crece el tejo pasa a dominio p¨²blico. El suelo que dista entre el ¨¢rbol y la senda se cubre de enormes losas, y se refuerza el cierre que cerca el tronco para que las pandillas no suban a la copa, como explica un concejal, ¡°a hacer botell¨®n¡±.
De la vieja gloria del tejo, ahora, solo perdura un cartel que advierte al visitante de que ese esqueleto de ¨¢rbol que ve es una senlleira. Demasiado joven para morir dentro de su especie. Claro que los tejos, pese a longevos, son extremadamente sensibles a los cambios en las condiciones ambientales. Otro mucho m¨¢s nuevo que tambi¨¦n es famoso en Pontedeume, junto a la gasolinera, empez¨® a morir hace un lustro, cuando se construy¨® una rotonda, y ahora el Ayuntamiento ha encargado a un t¨¦cnico que le levante acta de defunci¨®n. Las ra¨ªces de estos ¨¢rboles necesitan oxigenarse, recibir a trav¨¦s de la superficie del suelo el agua de la lluvia y los nutrientes, y mantener una temperatura consonante con la copa.
Seg¨²n Javier Crespo, concejal de Medio Ambiente, con el Teixo dos Tenreiro a¨²n hay esperanzas de ¡°regeneraci¨®n¡±, porque los t¨¦cnicos de Conservaci¨®n da Natureza, en colaboraci¨®n con la Estaci¨®n Fitopatol¨®xica do Areeiro, llevaron a cabo ¡°varias podas, la ¨²ltima bastante acentuada, analizaron diversas partes del ¨¢rbol y vieron que hab¨ªa savia; vida¡±. Primero se achac¨® ¡°a un hongo¡± el deterioro, pero ahora se tiende a pensar que lo peor fueron las losas, as¨ª que ¡°hace a?o y medio se quitaron¡± y se ha ¡°aireado¡± la tierra. Tambi¨¦n ¡°se est¨¢ estudiando si hay que retirar la escalera de hierro¡± que lleva a la copa.
La SGHN critica la forma de actuar de la Xunta: ¡°Poda va, poda viene; insecticidas y fungicidas a discreci¨®n¡±. Y ahora el concejal popular lo tiene claro: ¡°Los tejos no quieren grandes aventuras cerca de ellos¡±.
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