Un caballo espoleado por el orgullo

Algo espectacular y m¨¢gico a un tiempo sucedi¨® en la tarde del domingo en el madrile?o hip¨®dromo de La Zarzuela. Algo que convirti¨® las gradas y todos los espacios del recinto en un emotivo clamor y en un estallido de aplausos que no cesaban, adem¨¢s de abrazos y sollozos. ¡°Si nadie daba un duro por este caballo...¡±, era el comentario m¨¢s generalizado. Sin embargo, Achtung, que as¨ª se llama este purasangre de cuatro a?os, cruzaba contra todo pron¨®stico (las apuestas estaban 40 a uno en su contra) el primero la l¨ªnea de meta de la carrera m¨¢s importante de Espa?a, dotada con 85.000 euros, de los que 50.000 eran para el primer ganador.

Se daba la triste circunstancia de que cinco horas antes de su primera gran victoria, su entrenador de siempre, Roberto L¨®pez, de 42 a?os, mor¨ªa en un hospital madrile?o a causa de una leucemia. El p¨²blico lo sab¨ªa y, por eso, llor¨® de emoci¨®n

La carrera en el Hip¨®dromo de la Zarzuela

Se celebraba la 78? edici¨®n del Gran Premio de Madrid, la prueba reina de las carreras de caballos en Espa?a, la m¨¢s emblem¨¢tica y relevante. Doce caballos disputaban ganar este conocido premio. Ese era precisamente el gran reto que ten¨ªa el entrenador Roberto L¨®pez. Todos los propietarios de purasangre, entrenadores y jinetes sue?an con el Gran Premio de Madrid, que se remonta a 1919. Todos quieren lucir sus colores en la pista, ya que sus ganadores escriben con letras de oro su nombre en su historia de la h¨ªpica nacional. Entrenadores y jinetes preparan juntos la estrategia de todo el recorrido y Roberto L¨®pez, a pesar de la enfermedad, estuvo junto a su caballo casi hasta el ¨²ltimo momento, unas semanas antes de fallecer. Achtung era una de sus grandes pasiones a pesar de sus escasos resultados.

Por eso, su gran sue?o era ganar con el caballo el Gran Premio de Madrid. No obstante, pocos, a parte de su jinete, Marino Gomes, cre¨ªan en este purasangre. Pero Roberto siempre fue un luchador.

Los a?os que el hip¨®dromo madrile?o permaneci¨® cerrado, emigr¨® a Francia y all¨ª estuvo form¨¢ndose para regresar a Espa?a en cuanto La Zarzuela reanud¨® su actividad habitual. Ahora amaba a este caballo ganador, en el que hab¨ªa puesto toda su fe.

En la recta final, el purasangre pas¨® de los ¨²ltimos a los primeros puestos

La carrera transcurr¨ªa seg¨²n los previsto: Achtung estaba entre los ¨²ltimos caballos, como casi siempre. Parec¨ªa su destino. Entre Copas, el favorito, destacaba.

Pero de repente, en la recta final, el pupilo de Roberto, que casualmente llevaba el n¨²mero 1, apareci¨® desde los ¨²ltimos puestos como una exhalaci¨®n, y progresando tranco a tranco, fue aproxim¨¢ndose a Entre Copas. Le alcanz¨® en la l¨ªnea de meta. Realmente parec¨ªa correr empujado por una mano que no era la de su jockey. Algunos asistentes llegaron a decir que ¡°era un milagro¡± y que ¡°quien le empujaba era su entrenador¡±.

Cruz¨® la meta medio cuerpo por delante de Entre Copas. El aplauso fue atronador, m¨¢xime cuando todo el hip¨®dromo estaba impresionado con la noticia de la muerte de Roberto. Su jinete no paraba de llorar porque no se lo cre¨ªa. ?l mismo dec¨ªa que se hab¨ªa sentido volar y que la victoria era de Roberto, que estaba all¨ª entre ellos. Eso era lo que opinaba todo el mundo en la grada: ¡°Es como un milagro¡±.