El puzle del explorador de los faraones
El Museo Egipcio de Barcelona reconstruye la capilla de Iny
Veinte a?os ha tardado el Museo Egipcio de Barcelona en completar, pieza a pieza, en una verdadera gymkana, el puzle de la capilla funeraria de Iny, un importante funcionario real de la sexta dinast¨ªa (hace m¨¢s de 4.200 a?os) que sirvi¨® a tres faraones (Pepi I, Merenre y Pepi II) en calidad de explorador a la b¨²squeda de riquezas comerciales en el Levante. El interesant¨ªsimo conjunto, con elementos aut¨¦nticos y reproducciones donde no se dispone del original, se exhibe en el museo y fue presentado ayer.
Los jerogl¨ªficos de la capilla incluyen varios penes en series de tres, que no son nada obsceno (el falo es un elemento recurrente en la escritura jerogl¨ªfica) sino parte del t¨ªtulo de ¡°protector de reba?os de toros del fara¨®n¡±. Iny es saludado con ese y otros nombres: ¡°amigo del rey¡±, ¡°sacerdote lector¡± y ¡ªespecialmente significativo¡ª ¡°portador del sello del dios en las dos grandes barcas¡±, alusi¨®n a su cargo de jefe de expedici¨®n o almirante. Por la epigraf¨ªa de la capilla (¨²nica fuente de informaci¨®n sobre el personaje) sabemos que Iny realiz¨® seis expediciones (se citan Biblos y L¨ªbano) de las que trajo lapisl¨¢zuli, madera, plata, aceite y plomo, que aparece mencionado por primera vez en Egipto. La biograf¨ªa de Iny en su capilla es la sola fuente existente del Imperio Antiguo sobre los viajes egipcios a las costas sirio-palestinas.
Clos adquiri¨® en 1991 en una subasta un primer elemento de la capilla, la estela de falsa puerta
La capilla de culto del muy viajado Iny, ricamente decorada con relieves de figuras y textos jerogl¨ªficos, formaba parte de la tumba del personaje y fue desmontada durante el saqueo del recinto, en fecha indeterminada, seguramente a inicios del siglo XX, y sus trozos dispersados por el mercado de antiguedades. Se cree, por razones estil¨ªsticas e hist¨®ricas, que el sepulcro estaba en la necr¨®polis de Saqara, pero la tumba, en cuyo pozo funerario se hallar¨ªa el propio Iny, no ha sido hallada.
El coleccionista Jordi Clos, presidente de la Fundaci¨®n Arqueol¨®gica que lleva su nombre y a la que pertenece el museo, explic¨® ayer muy graficamente que la capilla fue ¡°cortada en rebanadas como un embutido¡± para su venta. Clos adquiri¨® en 1991 en una subasta un primer elemento de la capilla, la estela de falsa puerta tras la que, seg¨²n las creencias egipcias, se acomodaba el ka, el esp¨ªritu del difunto. La informaci¨®n obtenida de esta primera pieza (y bastante suerte) condujo a poder reconocer dos fragmentos parietales de la capilla en un anticuario parisino en 1998 y en una subasta en Christie¡¯s en Nueva York (2000). Clos consigui¨® hacerse con ambos fragmentos.
El a?o 2004, Michele Marcolin, de la Universidad de Waseda, que investiga desde hace a?os a Iny con el espa?ol del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas Andr¨¦s Diego Espinel (v¨¦ase The sixth dinasty biographic inscriptions of Iny, en Abusir and Saqqara at the year 2010/2), contact¨® con el museo barcelon¨¦s para investigar sus fragmentos y revel¨® la existencia de otros trozos de la misma capilla, especialmente en el Museo Nacional de Tokio y en el Museo del Antiguo Egipto de Shibuya (el denominado fragmento Kikugawa). En 2011, el Museo Egipcio de Barcelona consigui¨® en subasta otro fragmento. Con esta ¨²ltima pieza del rompecabezas se ha podido reconstruir la capilla.
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