El organista sabio

Un concierto de ¨®rgano puede ser una experiencia musical maravillosa. Desde el esplendor barroco, la literatura existente es tan rica y variada como inagotable, circunstancia que, con un poco de fantas¨ªa, multiplica las posibilidades de programaci¨®n. Y, en tiempos de crisis, organizar un concierto de ¨®rgano permite alcanzar la m¨¢xima excelencia musical con un presupuesto ajustad¨ªsimo. De hecho, sin invertir cifras millonarias, el ciclo Nits de Girona se apunt¨® el que ser¨¢, sin duda, uno de los ¨¦xitos del verano musical catal¨¢n: el concierto, absolutamente memorable, que el gran organista holand¨¦s Ton Koopman (Zwolle, 1944) ofreci¨® el domingo en la catedral de Girona. Alrededor de 500 personas disfrutaron del refinado arte de un int¨¦rprete sabio que huye del efectismo y hace m¨²sica con una poco com¨²n combinaci¨®n de ciencia, fantas¨ªa, rigor, humildad y grandeza interpretativa.

Koopman, organista sabio y tambi¨¦n clavecinista, director de orquesta, music¨®logo, editor y pedagogo, lleg¨® a Girona tras actuar en el Festival de Granada con un programa consagrado a la m¨¢s pura tradici¨®n organ¨ªstica que abri¨® con una Batalha de autor an¨®nino. El g¨¦nero de la batalla, en el que se imitaban sonidos que evocaban escenas b¨¦licas, caus¨® furor en la literatura organ¨ªstica del Siglo de Oro espa?ol, repertorio al que dedic¨® el primer tramo del programa: una selecci¨®n de representativas piezas de Francisco Correa de Arauxo, Joan Baptista Cabanilles y Pablo Bruna resueltas por el maestro holand¨¦s con destreza y sensibilidad.

El concierto dur¨® alrededor de 75 minutos, sin descanso y tuvo una h¨¢bil planificaci¨®n de climas y atm¨®sferas. El p¨²blico, adem¨¢s, pudo apreciar con detalle la ciencia y el virtuosismo de Koopman a trav¨¦s de dos pantallas gigantes instaladas en los laterales del altar mayor: poder verle en acci¨®n, gracias a las c¨¢maras, frente a los teclados, llaves y pedales del majestuoso ¨®rgano fue un gran acierto.

Lo mejor lleg¨® con las obras de dos compositores que resumen la esencia de la tradici¨®n germ¨¢nica, Dietrich Buxtehude y Johann Sebastian Bach, en los que Koopman es un referente interpretativo. No faltaron hits bachianos como Wachet auf ruft uns die Stimme BWV 645 y la espectacular Toccata y fuga en re menor BWV 565, pero incluso en las piezas m¨¢s conocidas, nos descubri¨® detalles y matices de asombrosa belleza. Con el p¨²blico en pie, Koopman se despidi¨® con una encantadora pieza de Scarlatti. Sabidur¨ªa y sencillez, unidas en un gran concierto.