A juicio un empresario por el accidente de un pe¨®n sin contrato
La v¨ªctima perdi¨® la mano y el fiscal pide dos a?os de c¨¢rcel
La m¨¢quina de ignifugaci¨®n se hab¨ªa vuelto a estropear. Trozos de mortero se hab¨ªan quedado atascados, como siempre, en el interior del aparato. Era preciso retirarlos para seguir con la producci¨®n. Y para eso estaba Leonardo Agust¨ªn Ganchozo. Apenas llevaba dos meses en la empresa. No ten¨ªa contrato y, sobre todo, no ten¨ªa la menor idea de c¨®mo funcionaba aquel trasto. El hombre, ecuatoriano de 38 a?os, introdujo la mano por un agujero para deshacer el atasco. La m¨¢quina ¡°se puso en funcionamiento¡± y le atrap¨® el brazo ¡°con gran firmeza¡±, seg¨²n el escrito del fiscal que ha investigado el accidente y que pide una pena de dos a?os de c¨¢rcel para el administrador de la empresa.
¡°La m¨¢quina se puso a funcionar de golpe y se me qued¨® la mano atrapada en el molinillo. Cuando le dimos la vuelta, 20 minutos despu¨¦s, la saqu¨¦. Vi mi mano triturada y supe que no se podr¨ªa hacer nada¡±. En efecto, d¨ªas despu¨¦s los m¨¦dicos tuvieron que amputarle la mano derecha. El siniestro le ha supuesto, adem¨¢s, ¡°un perjuicio est¨¦tico importante¡± y un ¡°trastorno depresivo reactivo¡±, seg¨²n el escrito del fiscal, que pide para la v¨ªctima una indemnizaci¨®n que ronda los 300.000 euros.
El fiscal considera que el propietario de la empresa Plastics Maide, en Cornell¨¤ (Baix Llobregat), ha cometido un delito de lesiones por imprudencia grave y un delito contra los derechos de los trabajadores, por lo que debe ser condenado a dos a?os de prisi¨®n y al mismo tiempo de inhabilitaci¨®n.
¡°La m¨¢quina se puso a funcionar de golpe y se me qued¨® la mano atrapada en el molinillo", cuenta el afectado
La ignorancia de Ganchozo sobre el funcionamiento de la m¨¢quina fue clave en el accidente. Cuando introdujo la mano, el hombre pens¨® que el aparato ya estaba desconectado y por ello no accion¨® el interruptor de parada. ¡°El trabajador carec¨ªa de formaci¨®n en materia de prevenci¨®n de riesgos laborales¡±, sigue el fiscal, por lo que era ¡°previsible¡± el riesgo de que sufriera un accidente de esas caracter¨ªsticas. El acusado permiti¨® que el pe¨®n de obra desarrollara su trabajo ¡°sin la debida formaci¨®n y desconociendo los riesgos¡±, de ah¨ª su responsabilidad penal.
La v¨ªctima entr¨® a trabajar en la empresa de Cornell¨¤ en octubre de 2011. Su jefe le dijo que le pagar¨ªa 52 euros al d¨ªa por transportar materiales y manejar un toro. Hasta que sufri¨® el accidente, trabaj¨® dos meses de forma discontinua y cobrando en negro. Tras el siniestro, seg¨²n su versi¨®n, la empresa le ¡°presion¨®¡± para que firmara unos papeles para simular que, el d¨ªa del accidente, estaba dado de alta en la Seguridad Social. Ganchozo se neg¨® y tambi¨¦n rechaz¨® los 30.000 euros que, siempre seg¨²n su versi¨®n, le ofreci¨® la empresa para que olvidara el asunto. A trav¨¦s de su abogado, Javier Rodrig¨¢lvarez, el operario denunci¨® el caso en los juzgados.
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