Necesitamos m¨¢s industria
Hay que sustituir las mastod¨®nticas producciones en masa por procesos de producci¨®n personalizados
Hace unos d¨ªas, impulsado por un conjunto de entidades catalanas (colegios profesionales, sindicatos, patronales y universidades), y redactado por un grupo de profesionales (entre los que me cuento), se present¨® un informe en este sentido. En ¨¦l argumentamos que la salida de la crisis, exige en Catalu?a la recuperaci¨®n del tama?o del sector industrial, reducido en parte durante las ¨²ltimas d¨¦cadas. Insistimos en que este tipo de actividades son las que provocan mayores aumentos de productividad, las que crean empleos de mayor calidad y con mayor contenido tecnol¨®gico, y las que generan m¨¢s exportaciones. Es pues, una prioridad evidente. Su redacci¨®n me ha obligado a muchas reflexiones sobre temas de actualidad que me gustar¨ªa compartir.
- ?mbito geogr¨¢fico. La preocupaci¨®n por la industria tiene un ¨¢mbito m¨¢s amplio que Catalu?a. Alcanza a toda Europa y tambi¨¦n a Norteam¨¦rica. Hay que entender que este fen¨®meno supone un cambio radical respecto de las tendencias hacia la ¡°sociedad post-industrial¡±, que dominaron la ¨²ltima parte del siglo pasado, y que supusieron un tr¨¢nsito voluntario hacia los servicios, y un progresivo abandono de la manufactura. Esto puede poner en cuesti¨®n la distribuci¨®n global de las actividades econ¨®micas creadas en los ¨²ltimos a?os, en la que algunos pa¨ªses se han convertido en ¡°f¨¢brica del mundo¡±, no han estimulado el consumo interno y solo han incentivado las exportaciones. Una inflexi¨®n en esta tendencia puede tener muchas consecuencias econ¨®micas, y pol¨ªticas, tanto internas como internacionales.
- Tecnolog¨ªa, productividad y bienestar. Una de las razones de esta preocupaci¨®n est¨¢ en que los grandes progresos tecnol¨®gicos del siglo pasado (electricidad, motor de combusti¨®n interna, TV, ordenador¡) tuvieron un gran impacto en las actividades productivas centradas en la industria, y permitieron grandes aumentos de productividad y de rentas para toda la poblaci¨®n, lo que se tradujo en una gran disponibilidad de bienes materiales. En cambio los avances m¨¢s espectaculares de las ¨²ltimas d¨¦cadas (Internet, genoma humano¡), siendo trascendentales para el progreso de la comunicaci¨®n y de la salud, no suponen un efecto tan importante en los aumentos de valor reflejados en el PIB, ni en el incremento de la productividad. Dado que la productividad condiciona los aumentos de renta, y dado que todav¨ªa seguimos midiendo nuestro bienestar principalmente en t¨¦rminos de ¡°renta per c¨¢pita¡± (olvidando las mejoras en salud, educaci¨®n, o conectividad¡), la sensaci¨®n es que estamos perdiendo velocidad, cosa que es cierta en t¨¦rminos de PIB. Es l¨®gico pues, que volvamos a mirar a la industria.
- Nuevas tecnolog¨ªas industriales. No es de extra?ar que en sus estrategias para 2020, la UE introduzca esfuerzos en la investigaci¨®n y desarrollo de nuevas tecnolog¨ªas de producci¨®n, y que, en paralelo con las directrices p¨²blicas, grandes grupos americanos y alemanes est¨¦n invirtiendo a fondo en ellas. Se trata de sustituir las mastod¨®nticas producciones en masa por procesos de producci¨®n personalizados y a la carta. Un ejemplo son la llamadas ¡°impresoras 3D¡±. Igual que las grandes producciones de libros se van sustituyendo por la impresi¨®n de copias personales en casa (o en la tienda de la esquina), se habla ahora de la fabricaci¨®n de objetos o de piezas mediante "impresoras 3D" a partir de un software disponible en Internet. (Supongo que la palabra ¡°impresora¡± se ha tomado del ejemplo del libro, ya que lo que hacen estos aparatos es fabricar por capas, no imprimir). Es un ejemplo interesante, pero tal vez es m¨¢s revolucionario en su concepci¨®n que en sus efectos a corto plazo.
- M¨¢s valor. Apoyo plenamente el impulso de "m¨¢s industria", pero quisiera darle una dimensi¨®n m¨¢s amplia. Lo que el pa¨ªs necesita no es s¨®lo m¨¢s industria, sino m¨¢s actividad creadora de valor. Se ha de impulsar especialmente la nueva industria y los servicios de cualidad relacionados con ella. El problema de estos ¨²ltimos a?os no ha sido la disminuci¨®n de la inversi¨®n industrial, sino el desv¨ªo de la inversi¨®n hacia actividades de poco valor a?adido, en muchos casos especulativas, es decir con valor a?adido ¡°cero¡±. La especulaci¨®n, sea financiera, sea de activos de otro tipo, puede proporcionar grandes beneficios, a veces ficticios, pero es la carcoma de nuestro PIB.
Joan Maj¨®, ingeniero i ex ministro.
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