Los h¨¦roes de la curva

El bombero con la ni?a en brazos se llama Jos¨¦ Ram¨®n Vali?as. Tiene 48 a?os y lleva 25 en el cuerpo. El mi¨¦rcoles hac¨ªa guardia en el parque de Santiago dentro del dispositivo de refuerzo para el d¨ªa grande de la ciudad. Estaban 18 compa?eros, el doble que en los turnos cotidianos. Atronaron las alarmas y salieron pitando hacia el desastre. Vali?as viajaba en el primer ret¨¦n. No sabe a cu¨¢nta gente sac¨® de los trenes. ¡°Las primeras dos horas fueron de much¨ªsimo trabajo, apagamos el fuego y nos pusimos a sacar gente. No s¨¦ cu¨¢ntos. En momentos as¨ª, pierdes la noci¨®n del tiempo y la realidad. Nos ayud¨® mucha gente. Seguramente sacamos a decenas de personas, pero no dir¨ªa una cifra¡±. Recuerda, eso s¨ª, a la ni?a de la foto: estaba fuera de los vagones, desorientada. ¡°Hablaba, me daba las gracias. Espero que est¨¦ bien. Pero no la llev¨¦ yo solo. Me turn¨¦ con un vecino que ten¨ªa una camiseta roja. Es casualidad que me fotografiasen a m¨ª. No la rescat¨¦, solo la llev¨¦ a la zona donde estaban los m¨¦dicos, como hicimos con el resto de heridos¡±.

Mientras descansaba, el jueves a mediod¨ªa, para volver a incorporarse al tajo, el bombero intentaba sacudirse por todos los medios el protagonismo que cobr¨® con su retrato en todas las redes sociales y recordaba que solo cumpl¨ªa su deber, como sus compa?eros. ¡°No personalic¨¦is en m¨ª, no soy un h¨¦roe, ayud¨® much¨ªsima gente. Hab¨ªa polic¨ªas. Y guardias civiles...¡±.

Como Alberto, nombre ficticio de un agente de 39 a?os. Lleg¨® de paisano al epicentro de la cat¨¢strofe alertado por la humareda. Y vio a un polic¨ªa que apenas pod¨ªa arrastrar a un hombre muy corpulento que no se ten¨ªa en pie. ¡°No andaba y le costaba mucho respirar. No dec¨ªa nada. Lo llevamos a la explanada, donde empezaba a montarse el hospital de campa?a¡±. Junto a varios paisanos, improvisaron un puente desde las v¨ªas con unos andamios de obra para facilitar la evacuaci¨®n. Al trasladar a los heridos usaron de todo: ¡°Desde puertas viejas a maderas y hasta el cierre de una finca¡±. Dentro de los vagones, este guardia civil conoci¨® el infierno: ¡°Gente aplastada, heridos muy graves y un se?or que perd¨ªa mucha sangre¡±. ¡°Recuerdo a un chico joven, de unos 17 a?os, ten¨ªa a su abuela mal y se quejaba de un golpe en la cabeza¡±.

Dos kil¨®metros al oeste, en el centro de transfusiones del campus universitario, el coraz¨®n verde de la ciudad, una cola kilom¨¦trica esperaba para atender la llamada de la Consejer¨ªa de Sanidad. Cientos de personas aguardaban para donar. Hab¨ªa prioridad, seg¨²n anunciaban las radios, para el grupo cero negativo. Al frente del operativo, Antonio Cerdedo, que en el momento del siniestro mataba el rato en una cafeter¨ªa junto a su familia para acudir al espect¨¢culo pirot¨¦cnico en la plaza del Obradoiro. Escuch¨® barullo de sirenas y vio pasar los camiones de bomberos.

Media hora despu¨¦s dirig¨ªa la intendencia. Dos autobuses de los que giran por Galicia en las campa?as de Sanidad empezaron a extraer bolsas. El personal se prest¨® a estirar los turnos sin preguntar. Hospitales de Pontevedra y A Coru?a tambi¨¦n se sumaron a la campa?a. A este ¨²ltimo complejo se incorpor¨® Zaida a media noche. Interrumpi¨® sus vacaciones para echar una mano y se mantuvo en el puesto hasta el amanecer. A primera hora de ayer, Sanidad tuvo que suspender la recogida para no colapsar los laboratorios. Durante 10 horas, miles de personas en toda Galicia garantizaron plaquetas, gl¨®bulos rojos y plasma para 2.000 operaciones.

Algunas hab¨ªan comenzado ya en los quir¨®fanos del hospital de Santiago, adonde se trasladaron la mayor¨ªa de heridos. En la unidad de cr¨ªticos, donde ingresan los pacientes con peor pron¨®stico, se sum¨® tambi¨¦n por su propia cuenta el m¨¦dico de familia Quique Villena tras levantarse de la mesa a golpe de telediario. Estaba cenando en casa con unos amigos y ech¨® a correr hacia Urgencias. No fue el ¨²nico. Junto a otro grupo de voluntarios, pas¨® la madrugada con la bata intentando estabilizar a los heridos m¨¢s graves. Vio pasar de todo: politraumatismos, ¨®rganos vitales muy tocados, cortes en extremidades, ¡°gente destrozada por dentro¡±. ¡°Intentamos priorizar los ¨®rganos vitales de mayor importancia a trav¨¦s de diagn¨®sticos r¨¢pidos¡± para pedir ayuda a los especialistas. ¡°Todos los que vi ingresaron en la UCI, espero no volver a ver una cosa igual. Es dif¨ªcil de escribir¡±.

El Colegio Oficial de Psic¨®logos tuvo que rechazar ofertas de profesionales de toda Espa?a que se prestaban a colaborar. Los hosteleros de Santiago idearon de madrugada un banco de camas. Se fueron llamando unos a otros para alojar a familiares y forenses. Tras cruzar muchas llamadas reunieron 150 habitaciones en un plan ideado por el presidente de la asociaci¨®n, Jos¨¦ Manuel Otero. Y est¨¢n los taxistas que hicieron viajes gratis desde el siniestro a los hospitales. Y los voluntarios de la Cruz Roja, de aqu¨ª para all¨¢ durante una noche que no acababa nunca. Y restauradores que suplican no aparecer en los papeles pero que sirvieron comida a deshoras a familiares de las v¨ªctimas que vagaban desconsolados por la ciudad. Gratis. Como casi todo lo que hicieron los h¨¦roes an¨®nimos de la curva de Angrois.