El castro celta de Mallou se destap¨® la semana pasada gracias a los voluntarios
"En un vistazo hay 3.000 a?os de historia", cuenta Xos¨¦ Gago, uno de los encargados del castro Las excavaciones, que duraron diez d¨ªas, se realizaron gracias a voluntarios de toda Galicia
Es un sitio m¨¢gico. Al norte, la Costa da Morte; al sur la Torre medieval dos Mouros; al este, innumerables petroglifos ¨Cformas talladas en piedras prehist¨®ricas - y al oeste, el oc¨¦ano Atl¨¢ntico. El castro celta de Mallou, levantado desde hace siglos en un monte con vistas a la playa de Carnota, es la segunda maravilla arqueol¨®gica ¨Cdespu¨¦s de la Torre dos Mouros- que se desnuda en la zona en poco menos de dos a?os. ¡°De un vistazo, 3.000 a?os de historia¡±, suspira Xos¨¦ Gago, uno de los responsables de la excavaci¨®n.
Los m¨¢s de 50 voluntarios, aficionados casi todos, que se aferran a sus picos, palas y cepillos bajo una fina lluvia, describen la experiencia como ¡°alucinante¡± y muy enriquecedora. ¡°?Estoy completamente enganchado!¡±, cuenta Gonzalo, un joven que, como tantos otros en situaci¨®n de paro, ha vuelto a la universidad para estudiar geograf¨ªa. Gonzalo es un chico de Santiago y est¨¢ tan contento de poder dedicar su tiempo a descubrir lo que ya se anuncia como un poblado celta del siglo cero de nuestra era, que no le importa conducir m¨¢s de 140 kil¨®metros todos los d¨ªas para mancharse de tierra hasta la cintura. ¡°El a?o que viene vuelvo¡±, concluye sonriente mientras termina el ¨²ltimo trago de su cerveza.
Ant¨®n Fern¨¢ndez Malde es el director de la excavaci¨®n. Es arque¨®logo profesional y trabaja ¡°como los arquitectos¡± admite ¨¦l mismo. ¡°Ahora [trabajo] muy poco, pero siempre por obra, por proyecto¡±, dice. Malde tiene su propia empresa junto con un par de compa?eros y dedica sus d¨ªas de vacaciones a dar a conocer c¨®mo se viv¨ªa en la zona hace siglos con solo mirar tres piedras alineadas. Impresionante.
El castro de Mallou ¨Cla peque?a aldea que duerme a las faldas del cerro donde se erige- ¡°es de tama?o medio¡±, afirma Gago mientras pasea esquivando los sondeos, cuadr¨ªculas hechas con un hilo blanco muy fino para delimitar el espacio que ¡°barre¡± cada uno. Las estructuras perfectamente delineadas y de forma circular y ovalada que asoman poco a poco por debajo de un suelo plagado de toxo ¨Cla planta nacional gallega- cuentan que all¨ª viv¨ªan familias. O que al menos pasaron por all¨ª porque curiosamente la escas¨ªsima cer¨¢mica que se ha encontrado en el lugar (por un grupo de arque¨®logos anterior), no es suficiente para hablar de un asentamiento permanente. ¡°Todas las hip¨®tesis est¨¢n abiertas¡±, confiesa Gago. sin embargo es esa misma incertidumbre la que anima a Xos¨¦ y a sus compa?eros a seguir excavando cada d¨ªa un poquito m¨¢s. "Poco a poco de repente encuentras algo", se?alan todos.
La parte descubierta del castro de Mallou ocupa una extensi¨®n de unos 200 metros cuadrados, aunque se prev¨¦ que multitud de estructuras y muros -que pueden llegar hasta el metro y medio de altura- y dem¨¢s habit¨¢culos sean desnudados con el paso de los a?os. "Es un proyecto de tenacidad y constancia", insiste Xos¨¦ Gago mientras pasea entre las rocas milenarias. "El a?o que viene volveremos".
Los vecinos del municipio de Carnota ya sab¨ªan la magia de este lugar. "Los viejos cuentan historias de mouros y mouras", comentan los voluntarios. Son seres de la mitolog¨ªa celta que los viajantes se sol¨ªan encontrar en los caminos. "Dicen que aqu¨ª hay muchos", cuenta Xos¨¦ Gago. Los canteros que iban al castro a por piedras eran perfectamente conscientes de la existencia de las edificaciones celtas pero no hab¨ªa financiaci¨®n para empezar proyecto alguno. "Este a?o tenemos unos 5.000 euros ofrecidos por el Ayuntamiento de Carnota", comenta Gago, pero la financiaci¨®n para el a?o que viene se prev¨¦ mayor.?
Expertos en cer¨¢mica ofrecieron durante el pasado fin de semana un taller gratuito sobre la materia, dos voluntarios recog¨ªan leyendas celtas que cuentan los vecinos de Mallou y sus alrededores fascinados. Se ofreci¨®, tambi¨¦n, un concierto de arpa y viol¨ªn con aire celta en el lugar del castro para dar ambiente. "Intentando ofrecer un sistema sostenible y ofreciendo actividades culturales alrededor del castro, es como se conserva mejor", afirma Gago.
"Este rinc¨®n es tremendamente rico", cuenta el director mientras el equipo hace una pausa para comer en un bar de la aldea. "La torre mediaval dos mouros la limpiamos en 2012 con la ayuda de voluntarios", contin¨²a. "Eso sali¨® muy bien y nos ha dado el empuje para comenzar la excavaci¨®n del castro".
El domingo pasado, Xos¨¦ y sus compa?eros recogieron sus b¨¢rtulos -tapando antes con meticuloso cuidado el castro con una lona especial- hasta el a?o que viene. El castro no queda abandonado. "Esto es propiedad de todos", concluye.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.