Una llamada a 190 por hora desencaden¨® el accidente de tren de Santiago
El revisor telefone¨® desde un vag¨®n al conductor para pedir que apeara a una familia en Pontedeume La charla dur¨® hasta segundos antes del accidente
Una semana despu¨¦s de que el accidente de tren m¨¢s grave sucedido en Espa?a en los ¨²ltimos 40 a?os acabara con la vida de 79 personas que viajaban de Ourense a Santiago de Compostela, algunas de las inc¨®gnitas del siniestro empiezan a despejarse. EL PA?S reconstruye los puntos clave de la tragedia con la informaci¨®n disponible hasta el momento.
Salida de Ourense. 20.00 del mi¨¦rcoles 24 de julio
El tren Alvia S-730 que hace el trayecto Madrid-Ferrol sale de la estaci¨®n de Chamart¨ªn a las tres de la tarde. El convoy lleva ocupadas 218 de sus 262 plazas, seg¨²n las cifras de Renfe. En torno a las 20.00, la hora prevista, hace su parada en Ourense. En esa estaci¨®n hay un cambio de conductor y Francisco Jos¨¦ Garz¨®n Amo, de 52 a?os, de familia ferroviaria de Monforte de Lemos, toma el mando del tren, conducido hasta entonces por Javier Illanes ?lvarez. Si todo va bien, llegar¨¢ a Ferrol a las 22.36. Recorre tres veces por semana el trayecto desde el a?o pasado y lo conoce bien. La primera parada que se va a encontrar es Santiago de Compostela, donde llegar¨¢ en apenas 42 minutos. Son 87 kil¨®metros con 31 t¨²neles y 38 viaductos.
A 200 kil¨®metros por hora hasta Santiago bajo el control del sistema ASFA
El Alvia sale de Ourense a 100 kil¨®metros por hora. Tres kil¨®metros despu¨¦s alcanza los 200, velocidad de crucero que mantendr¨¢ hasta poco antes de llegar a Santiago. El tren est¨¢ controlado bajo el sistema de seguridad ASFA, que no avisa ni frena de forma autom¨¢tica cuando el conductor sobrepasa los l¨ªmites de velocidad de cada tramo a no ser que se superen los 200 kil¨®metros por hora. Cuando se circula a menos de 200, todo depende del maquinista. Es ¨¦l quien acelera o reduce la velocidad. En torno al kil¨®metro 77, una se?al lateral avisa de que se est¨¢ aproximando a la bifurcaci¨®n de A Grandeira (situada en el kil¨®metro 85). Junto a la hoja de ruta que el conductor maneja en papel, y su cuadro de velocidades m¨¢ximas, es la indicaci¨®n de que se est¨¢ acercando a Santiago. Garz¨®n, adem¨¢s, lleva descargado en el iPad su libro de ¨®rdenes, como hace siempre.
Sucesi¨®n de t¨²neles¡ y una llamada telef¨®nica
A unos 10 kil¨®metros del punto del accidente, tres t¨²neles de unos 700 metros cada uno desembocan en un largo viaducto. El tren pasa despu¨¦s por un nuevo t¨²nel, el de Marrozos, que finaliza en otro largo viaducto (O Eixo) que a su vez acaba en el llamado t¨²nel de Santiago. Cuando Garz¨®n sale de este ¨²ltimo, se topa de bruces con la curva del accidente. Est¨¢ a menos de 400 metros. En ese momento se da cuenta de que debi¨® empezar a frenar unos 3,5 kil¨®metros antes, pero ya no hay tiempo. La hoja de ruta dice que en el kil¨®metro 84,2 el tren tiene que circular como m¨¢ximo a 80 kil¨®metros por hora. ?l sigue a 192 y est¨¢ a punto de llegar a una curva peligrosa en el kil¨®metro 84,3.
Un m¨®vil corporativo
El revisor del tren, Antonio Mart¨ªn Marug¨¢n, llama a Garz¨®n dos minutos antes del accidente, seg¨²n fuentes de la investigaci¨®n. Lo hace a trav¨¦s del tel¨¦fono corporativo. Le pide que, cuando entre en la estaci¨®n de Pontedeume (A Coru?a), lo haga por la v¨ªa m¨¢s pr¨®xima a la estaci¨®n para facilitar la salida de una familia de viajeros con hijos. Mart¨ªn Marug¨¢n viaja en el vag¨®n 3, asiento 2B, acompa?ado del vigilante de seguridad de Prosegur. Conoce a Garz¨®n desde hace tiempo. Hace la llamada a pesar de que el uso de tel¨¦fonos m¨®viles est¨¢ prohibido para el maquinista para evitar distracciones fatales ¡ªlos corporativos solo pueden utilizarse en casos de emergencia¡ª. La estaci¨®n de Pontedeume, sobre la que versaba la petici¨®n del interventor, estaba a¨²n a m¨¢s de una hora y media de Santiago. Es la parada anterior a Ferrol, y la llegada del Alvia no est¨¢ prevista hasta las 22.15.
79 muertos en el accidente ferroviario m¨¢s grave ocurrido en 40 a?os
Cuando Garz¨®n se da cuenta de que tiene que frenar de inmediato, activa todos los frenos que est¨¢n a su alcance, pero ya es demasiado tarde. ¡°En la curva ya veo que no la paso, veo que no la paso¡±, admite despu¨¦s. Coge la curva a 153 kil¨®metros por hora y el tren descarrila. Todos los vagones quedan volcados sobre las v¨ªas. Uno de ellos queda elevado por encima de un talud de cinco metros de altura. Dos comienzan a arder.
¡°Somos humanos, somos humanos¡±?
Tras el accidente, Garz¨®n llama al servicio de incidencias de Renfe para explicar lo que ha sucedido. A¨²n no conoce la magnitud de la tragedia y sigue en la cabina del convoy. A trav¨¦s de la radio con la que se comunica con la estaci¨®n, hace un relato de lo que acaba de suceder. Dice que le duelen la espalda y las costillas y que no puede salir. ¡°?Somos humanos! ?Somos humanos!¡±, repite. ¡°Espero que no haya muertos porque caer¨¢n sobre mi conciencia¡±. Reconoce que iba muy r¨¢pido: ¡°Ten¨ªa que ir a 80 y voy a 190 kil¨®metros por hora¡±.
Garz¨®n y su primera conversaci¨®n con la polic¨ªa
La Brigada Judicial de A Coru?a instala un puesto de mando para coordinar los servicios. El comisario jefe habla con Garz¨®n, al que se encuentra con la cara ensangrentada ya fuera del tren. ¡°Estoy herido leve. Pero yo no soy lo importante, lo importante son los pasajeros¡±, dice el maquinista. ¡°La he jodido¡±. Repite que circulaba a 190 kil¨®metros por hora. A¨²n desconoce que hay muertos y la magnitud de la tragedia. M¨¢s tarde, a¨²n en el lugar del siniestro, y cuando empieza a ver el n¨²mero de fallecidos que salen de los vagones, se queja de la curva. ¡°Esto ya lo tengo yo denunciado. No se puede circular por esta v¨ªa a esta velocidad sin un protocolo¡±, lamenta. ¡°Si pillo al de seguridad, lo mato (...) no quiero ver esto¡±. ¡°?Cu¨¢nta gente muerta! ?Por qu¨¦ no habr¨¦ muerto yo?¡±, se pregunta. Poco despu¨¦s es trasladado al Hospital Cl¨ªnico con tres costillas rotas, un neumot¨®rax y una brecha en la cabeza. Ocupa la habitaci¨®n 301 del mismo centro donde reciben asistencia decenas de heridos del accidente de tren.
Bomberos, servicios de emergencia
Ambulancias, coches y taxis particulares trasladan heridos al Hospital Cl¨ªnico, a unos tres kil¨®metros del siniestro. Los m¨¦dicos van informando personalmente de la situaci¨®n de los heridos a los familiares o dan el p¨¦same a los allegados de los fallecidos. Se piden donaciones de sangre. Los bomberos y la polic¨ªa colaboran en las labores de rescate. Muchos pasajeros han quedado atrapados entre los amasijos de hierro de los destrozados vagones. Los vecinos de Angrois se vuelcan en ayudar a los accidentados. El n¨²mero de muertos va aumentando a lo largo de la noche: 4, 10, 18... hasta 78 que finalmente se convierten en 79 cuando d¨ªas despu¨¦s fallece uno de los heridos graves.
Domingo 28 de julio. Garz¨®n, imputado
¡°Est¨¢ detenido por la polic¨ªa porque qu¨¦ existen indicios racionales para creer que pueda tener una responsabilidad eventual en lo sucedido¡±, declara el ministro del Interior, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, en Santiago, sobre el maquinista Garz¨®n. El domingo es dado de alta en el hospital y conducido a comisar¨ªa escoltado. ¡°Se le imputa¡±, a?ade el ministro, ¡°un presunto delito de homicidio por imprudencia¡±. El conductor se niega a declarar ante la polic¨ªa.
Diligencias judiciales
Durante 50 minutos, Garz¨®n declara ante el titular del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 3 de Santiago, Luis Al¨¢ez, y el fiscal Antonio Roma. Reconoce que tom¨® la curva a una velocidad excesiva, pero no da ninguna explicaci¨®n sobre las razones del despiste. Responde a todas las preguntas, pero solo habla de que cometi¨® un error para el que no encuentra explicaci¨®n. Repite que no sabe qu¨¦ pas¨® ni por qu¨¦ se despist¨®. ¡°No v¨ª, no estoy tan loco como para no frenar¡±, dice, visiblemente abatido por lo sucedido. ¡°La lacra que me va a acarrear para toda la vida es tremenda¡±.
Lunes 29 de julio. Funeral de las v¨ªctimas
Decenas de personas se concentran el lunes en la catedral de Santiago de Compostela para rendir homenaje a las v¨ªctimas del accidente. Acude a la capital gallega una larga lista de autoridades: los Pr¨ªncipes de Asturias; el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; los ministros Jorge Fern¨¢ndez-D¨ªaz (Interior), Ana Pastor (Fomento) y Alberto Ruiz-Gallard¨®n (Justicia); el presidente de la Xunta, Alberto N¨²?ez-Feij¨®o; el alcalde de Santiago, ?ngel Curr¨¢s; el l¨ªder de la oposici¨®n, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba... Cientos de personas siguen el funeral por una pantalla en la plaza de A Quintana.
Martes 30 de julio. Se abren las cajas negras?
El martes, una informaci¨®n nueva procedente de las dos cajas negras del tren siniestrado arroja m¨¢s luz sobre lo sucedido. Se conoce, finalmente, que alguien habl¨® por tel¨¦fono con Garz¨®n minutos antes del accidente. Hasta ese momento, el conductor no hab¨ªa hecho ninguna referencia a esa conversaci¨®n telef¨®nica. El juez le hab¨ªa preguntado si durante el trayecto hab¨ªa mantenido alguna comunicaci¨®n con ¡°la torre de control¡±, a lo que ¨¦l respondi¨® que no. Tampoco habl¨® ante el magistrado de ninguna otra llamada. Algunos de los compa?eros maquinistas de Garz¨®n le preguntan por ello m¨¢s tarde, tras conocerse la informaci¨®n de las cajas negras, pero ¨¦l simplemente responde que ¡°no quiere involucrar a nadie¡±.
Mi¨¦rcoles 31 de julio. El revisor era el que hablaba con el maquinista
Sale a la luz que quien llam¨® a Garz¨®n, y apenas dos minutos antes del accidente, fue el revisor del tren, Antonio Mart¨ªn Marug¨¢n, para pedirle que, al llegar a Pontedeume, parara en una v¨ªa concreta para facilitar la bajada de una familia con hijos. Le telefone¨® a trav¨¦s del m¨®vil corporativo y la llamada concluy¨® segundos antes del accidente. No solo Garz¨®n hab¨ªa omitido esta informaci¨®n. El propio Mart¨ªn Marug¨¢n, que ayer reconoci¨® a EL PA?S que fue el autor de la llamada, no la mencion¨® cuando declar¨® ante la polic¨ªa como testigo del accidente.
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