Poso de caf¨¦ de puchero
Kiko Veneno cierra el Grec musical impartiendo una lecci¨®n de naturalidad
Cuando visitamos a nuestros abuelos no esperamos emociones fuertes, ser¨ªa un sinsentido. Lo que hallamos es compresi¨®n de quien conoce, por haber tropezado antes, los recovecos y baches del camino, aliento, cari?o y esa chispa de humor que no conduce a la carcajada sino a la sonrisa que brota sin estridencias del runr¨²n interior que la ha provocado. Algo as¨ª debe ser la sabidur¨ªa: juicios en min¨²scula, sentido en may¨²scula. Ese es Kiko Veneno, una suerte de abuelo, f¨ªsicamente torpe como los abuelos, pero r¨¢pido de pensamiento y de habla, lo propio de quien ha vivido. Ese fue Kiko Veneno en el Grec, un hombre con sabidur¨ªa nacida a pie de acera que ahora, para rese?ar a¨²n m¨¢s su estampa de patriarca del adoqu¨ªn, lleva bigote. Cano, como los mayores.
En el Grec, Kiko Veneno volvi¨® a impartir una lecci¨®n de naturalidad. Present¨® Sensaci¨®n t¨¦rmica, su reciente disco, un ¨¢lbum producido por Refree ¡ªpresente puntualmente en la banda durante el concierto¡ª que lo aparta de su sonido tradicional sin por ello llevarlo de turista a lugares que no le son propios. Mir¨ªadas de detalles, texturas y sonidos que ponen a sus canciones en un contexto menos racial y m¨¢s pr¨®ximo al sosiego. Con canciones de este ¨¢lbum inici¨® la fiesta.
Como para gustos est¨¢n los colores, destacar las piezas que sugieren ternura y cari?o ya solo por su sonido, caso de Los planetas o La vida es dulce. Cierto que los temas sonaron con m¨¢s br¨ªo y menos detalle que en el disco, pero nadie juzga a sus mayores por el color de sus camisas, ?cierto?
Lo que vino despu¨¦s fue el Kiko que tiene una mina llamada repertorio de la que puede extraer pepitas a voluntad. El p¨²blico se desga?itaba pidiendo su pepita favorita, para unos Joselito, para otros La casa cuartel, para los de all¨ª arriba Lobo L¨®pez, para los de m¨¢s abajo Re¨ªr y llorar, pero el minero decidi¨® que ninguna ser¨ªa mostrada en el Grec, y en dos horas y media de concierto hubo espacio para otras muchas m¨¢s, caso por ejemplo, y por citar una de sus m¨¢s recientes joyas, Dice la gente.
Y as¨ª, con el sosiego de quien visita a sus mayores, pas¨® el concierto, sin emociones extremas, sin llamativas sorpresas, sin v¨¦rtigos. Muchas veces esas sensaciones son tan fuertes que se llevan todo por delante, no as¨ª los conciertos de Kiko Veneno, nacidos para dejar poso. Como los caf¨¦s de puchero, como la mirada apacible de quien sabe que no por gritar se tiene m¨¢s raz¨®n. Kiko Veneno, cultura popular en delicadas min¨²sculas.
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