Hogares de guardia
Doce familias de la Comunidad de Madrid dan amparo a ni?os de 0 a 3 a?os Lo hacen durante unos meses mientras la Administraci¨®n resuelve la situaci¨®n del menor Dos de ellas relatan su experiencia como padres de acogida de urgencia
A Julio y Teresa no le caben m¨¢s ni?os en el sal¨®n de su casa. Los marcos con las fotograf¨ªas se amontonan sobre la c¨®moda y siguen en otro marco digital que muestra las im¨¢genes de otros cr¨ªos. Pero la mayor¨ªa no son suyos. Este matrimonio, de 54 y 57 a?os, lleva cerca de 10 a?os acogiendo menores. Y desde hace tres, con car¨¢cter de urgencia. Julio y Teresa son una de las 12 familias de acogida urgente que hay en Madrid.
Este tipo de padres se hacen cargo temporalmente del menor hasta que la Comunidad de Madrid resuelve su situaci¨®n. Su tel¨¦fono puede sonar en cualquier momento. Las 24 horas del d¨ªa. Los siete d¨ªas de la semana. Todo para evitar que el cr¨ªo entre en una residencia y tenga que esperar all¨ª a que alguien le acoja o le adopte. De esta forma, el menor aguarda con una familia moment¨¢nea la llegada de otra definitiva. La idea naci¨® en 2009 en el seno de la Comunidad. Desde entonces, 90 ni?os, de entre cero y tres a?os, se han beneficiado de este programa impulsado por la Consejer¨ªa de Asuntos Sociales.
Paula es la decimocuarta. Julio y Teresa agudizan el o¨ªdo, pero el intercomunicador del sal¨®n no deja lugar a dudas: el beb¨¦, de cinco meses y medio, se ha despertado. El llanto viene de la habitaci¨®n de arriba. Es un quejido intermitente. Muy bajito. La ni?a ha dormido media hora. ¡°?ltimamente est¨¢ algo alterada. Lo mismo te coge el sue?o que no duerme en todo el d¨ªa¡±, comenta Teresa. ¡°?Vas t¨² o voy yo?¡±, le pregunta su marido.
La peque?a lleg¨® en junio a esta casa. Antes de recalar all¨ª, hab¨ªa estado con otra de estas familias canguro, pero uno de los componentes se lesion¨® el tobillo y los t¨¦cnicos del Instituto del Menor les preguntaron si pod¨ªan hacerse cargo ellos. ¡°Ten¨ªamos a otra cr¨ªa que se nos iba en dos semanas, as¨ª que durante ese tiempo cuidamos de ambas¡±, recuerdan.
Las despedidas son, tal vez, lo m¨¢s duro de este programa. Los ni?os suelen estar una media de entre tres y seis meses con estos padres. Aunque la estancia puede alargarse m¨¢s tiempo dependiendo de cada situaci¨®n. Y con ella, el duelo. ¡°Tenemos claro que nosotros somos tan solo el primer eslab¨®n, pero, qu¨¦ quieres que te diga, yo todav¨ªa me estoy acordando de la ¨²ltima que se fue¡±, concede Teresa con Paula acunada en su regazo. ¡°Tienes que tener muy clara la funci¨®n que realizas, pero s¨ª, el duelo hay que vivirlo y pasarlo. Es doloroso, pero casi no te da tiempo de pensarlo porque al poco te est¨¢n llamando para que cuides de otro¡±, tercia su marido. Por si se les olvida su funci¨®n, tienen un psic¨®logo con el que todas las familias se re¨²nen cada mes en conjunto para desahogarse y contarse c¨®mo va la acogida. Como formaci¨®n, estos padres reciben adem¨¢s un curso intensivo sobre asuntos m¨¦dicos y legales.
¡°Es un programa muy vivo, que apenas lleva cuatro a?os de andadura. As¨ª que vamos aprendiendo sobre la marcha¡±. Eduardo y Blanca son otros de estos padres de urgencia. En su caso, quien peor lo llev¨® al principio fue su hijo peque?o. ¡°Ten¨ªa dos a?os y tuvo sus d¨ªas de angustia porque se pensaba que ¨¦l tambi¨¦n se ten¨ªa que marchar. Fue muy trabajoso explicarle a ¨¦l y al mayor de cuatro a?os que estos ni?os no eran sus hermanos pero que hab¨ªa que cuidarles y prestarles las cosas¡±, evoca Eduardo, de 37 a?os, cuatro a?os despu¨¦s. A su lado, Blanca, su mujer, de 36, sostiene a Tony, un beb¨¦ de tres meses que no deja de re¨ªr: ¡°Llevamos 12 ni?os y ahora nuestros hijos lo entienden mejor. Han crecido y nos ayudan a hacer biberones o cambiar mantas. Pero tambi¨¦n fue dif¨ªcil explic¨¢rselo a los ni?os que llegaban. Es duro que te llamen pap¨¢ y mam¨¢ y tengas que decirles que no somos la familia con la que se va a quedar¡±.
Uno de los requisitos para poder optar a ser padres de guardia es que uno de los miembros de la pareja no trabaje. Eduardo corrige pruebas de imprenta desde casa. Y Blanca trabaja media jornada como educadora social. Julio y Teresa, los canguros de Paula, tampoco tienen problema. ?l est¨¢ prejubilado y ella dej¨® de trabajar hace a?os. ¡°Otra de las condiciones es que tiene que ser una pareja que tenga hijos porque si no imag¨ªnate: te dan al ni?o y luego no lo sueltas¡±, ejemplifica Teresa, madre de dos hijos biol¨®gicos de 28 y 30 a?os. ¡°Esos ya han echado a volar¡±, describe Julio. Al principio, su hijo mayor puso alguna pega. ¡°Pero hoy es el primero que viene a casa cuando tenemos ni?o nuevo¡±, aseguran sus padres.
¡°En general¡±, esbozan desde el Instituto Madrile?o de la Familia y el Menor, ¡°son familias muy consolidadas, que en la mayor¨ªa de los casos han concluido la crianza de sus hijos y que tienen una gran motivaci¨®n solidaria¡±.
Julio reconoce que est¨¢ viviendo una segunda vida como padre. Antes, por su trabajo en Telef¨®nica, apenas pod¨ªa ver a sus hijos: ¡°Sal¨ªa a las 8 de la ma?ana y volv¨ªa a las 10 de la noche¡±. Desde hace tres a?os y medio, este padre no se separa de la cuna. Los ni?os, eso s¨ª, no est¨¢n integrados a nivel administrativo. Es decir, no van a la guarder¨ªa. Pero estas familias reciben una cantidad por su disponibilidad para el acogimiento que va desde los 17 euros diarios hasta 75 en los casos m¨¢s graves, seg¨²n indica la Unidad de Acogimiento Familiar del Instituto de la Familia y el Menor.
Hay de todo. Ni?os m¨¢s sanos y ni?os m¨¢s fr¨¢giles. Seg¨²n comenta Eduardo, los padres pueden decidir a cu¨¢l de las dos listas se apuntan. La procedencia de los peque?os tambi¨¦n es variopinta: beb¨¦s que aparecen abandonados en la calle; madres que pierden la custodia de sus hijos y estos pasan a estar tutelados por la Comunidad; guardas moment¨¢neas debido a que la madre tiene que operarse y permanecer ingresada y no tiene a nadie con qui¨¦n dejar a su peque?o; o progenitoras que renuncian a su hijo voluntariamente tras dar a luz, uno de los supuestos m¨¢s habituales, seg¨²n el Instituto del Menor, con 55 renuncias en 2012.
En este tipo de casos, la mujer, en lugar de interrumpir su embarazo, tiene al ni?o y luego renuncia a ¨¦l de forma voluntaria. Seg¨²n explica una trabajadora social del hospital La Paz, la madre tiene que confirmar su decisi¨®n en tres ocasiones: la primera en el momento de dar a luz, donde firma un documento que tambi¨¦n firman dos testigos; una segunda ante la Comisi¨®n de Tutela de la Comunidad que llama a la progenitora para volverle a preguntar si est¨¢ segura; y una tercera ante el juez. Tras lo cual, y seg¨²n esta trabajadora, la tutela pasa a la Comunidad.
¡°Nos creemos que la mayor¨ªa de estos beb¨¦s vienen de situaciones dram¨¢ticas, pero tambi¨¦n hay padres que piden ayuda porque no pueden hacerse cargo del ni?o en ese momento¡±, dice Julio.
Faltan m¨¢s familias de acogida para ni?os especiales
La Consejer¨ªa de Asuntos Sociales puso en marcha en 2009 su programa de acogimiento de urgencia con el prop¨®sito de ofrecer una alternativa para que los menores de 0 a 3 a?os no tuvieran que ingresar en un centro de protecci¨®n de la Comunidad. El programa funciona mientras se resuelve la situaci¨®n que impide a la familia de origen atender adecuadamente al menor o se adopta una medida de protecci¨®n m¨¢s estable. En la gesti¨®n directa e inmediata trabajan dos t¨¦cnicos, aunque este programa de acogimiento de urgencia forma parte de uno m¨¢s general de acogimiento que cuenta con un equipo de m¨¢s de 20 personas que interviene cuando es necesario.
Actualmente todas las familias de acogida de urgencia est¨¢n ocupadas. As¨ª, hay 12 acogimientos de este tipo, 90 desde que se inici¨® el programa. Seg¨²n afirma la propia consejer¨ªa, solo un ni?o ha sido derivado, hasta el momento, a una residencia infantil. Con todo, desde este departamento alertan de que, de esos 4.200 menores que est¨¢n bajo el sistema de protecci¨®n de la Comunidad, hay un n¨²mero importante de ni?os con dificultades especiales graves (problemas de conducta, enfermedades, discapacidad, etc¨¦tera) para los que no hay suficiente disponibilidad de familias acogedoras. Desde 2003 se han promovido 698 adopciones nacionales y 5.601 internacionales. El presupuesto para el programa de acogida urgente se ha incrementado de los 31.000 euros que se destinaron en 2009, a los 180.000 euros presupuestados para este a?o.
Los cr¨ªos est¨¢n con estos padres de acogida hasta que la Administraci¨®n resuelve su situaci¨®n. Entonces pueden pasar cuatro cosas: que el ni?o vuelva con su familia biol¨®gica; que sea adoptado; que acabe con los abuelos, t¨ªos u otros parientes, lo que se denomina familia de acogida extensa; o que sea un acogimiento permanente, que con el tiempo pueda derivar en una adopci¨®n. De los 4.200 menores que hay en el sistema de protecci¨®n de la Comunidad de Madrid, un 40% se encuentra en alguna de las 87 residencias infantiles que hay en la regi¨®n. Y el resto en acogimiento familiar, ya sea con familia extensa o seleccionada, seg¨²n indican fuentes de la Comunidad. Estas mismas fuentes concretan que no siempre se utiliza una familia de urgencia. De tal forma que a veces el menor puede pasar directamente a estar con una familia adoptiva o de acogida, sin pasar por este eslab¨®n de la cadena.
Durante la acogida, los padres no tienen trato con los padres biol¨®gicos ni conocen nada de su vida, salvo lo que se filtra en los informes m¨¦dicos. ¡°Si el ni?o est¨¢ malito, o tiene tal o cual enfermedad, es porque la madre, obviamente, no se ha cuidado¡±, sugiere Blanca mientras da el biber¨®n a Tony. Al peque?o no le dura ni cinco minutos. ¡°Es un comil¨®n¡±, sonr¨ªe Eduardo.
Entre las principales secuelas que presentan estos peque?os est¨¢ el s¨ªndrome de abstinencia por alcohol o por drogas, que se transmite por sangre de la madre al hijo. La mayor parte del mono lo pasan en el hospital, pero muchos de estos padres han tenido que ingresar a estos beb¨¦s entre calambres y temblores, totalmente alterados. ¡°T¨² recoges un ni?o del que solo sabes su nombre y su edad. Te dan tambi¨¦n un informe m¨¦dico, pero muchas patolog¨ªas las descubres luego¡±, dice Blanca.
La Comunidad les da una tarjeta sanitaria que les respalda en caso de que tengan que ir al m¨¦dico. Aunque si se trata de una guarda, es decir, cuando la madre no pierde la patria potestad, es necesario el consentimiento de esta para cualquier intervenci¨®n.
Cuando concluye la acogida, sus nuevos padres reciben lo que se conoce como el libro de vida: una especie de caja negra que registra todos los movimientos del beb¨¦. ¡°Cu¨¢ndo le sali¨® su primer diente, lo que le gusta que le hagan, lo que no, fotos suyas, con nosotros... aunque tambi¨¦n dejamos espacio para la magia. Para que descubran ellos mismos cosas del peque?o¡±, sostiene Teresa. Los nuevos padres pueden decidir ense?¨¢rselo o no. Despu¨¦s, el seguimiento es a trav¨¦s de los t¨¦cnicos del Instituto del Menor.
Paula ha ido escuchando el relato de su vida con los ojos entreabiertos. Es demasiado peque?a para recordar este momento. Seg¨²n los expertos, la memoria biogr¨¢fica no empieza hasta los tres a?os, pero a su edad s¨ª es posible almacenar diferentes sensaciones, explica Jes¨²s Jim¨¦nez, profesor de Psicolog¨ªa Evolutiva. Tal vez, dentro de unos a?os, cuando sea adulta, un olor o un sonido despierte una sensaci¨®n olvidada. Y la ni?a que hay en ella sonr¨ªa como lo hace ahora.
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