La Alhambra que no se ve
Los invidentes pueden percibir el monumento con paneles t¨¢ctiles
¡°No hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada¡±, reza el famoso dicho popular de la ciudad de la Alhambra, un monumento que tambi¨¦n se puede disfrutar sin verlo. Carlos Mar¨ªn es ciego pero 've' la Alhambra con el tacto y el o¨ªdo.
¡°Lo m¨¢s importante es la temperatura, en cada estancia hay una distinta. El m¨¢rmol es fr¨ªo, al contrario que el yeso o la madera, que es m¨¢s c¨¢lida¡±, dice Mar¨ªn. ¡°Y el eco de los sonidos te dice si est¨¢s en una sala cerrada, estrecha, o bien en un espacio abierto. El m¨¢rmol produce eco y el yeso, y sobre todo la madera, absorbe los sonidos¡±, explica.
Atravesamos el Mexuar, la primera estancia de los palacios nazar¨ªes. ¡°Es una sala acogedora, con suelo de ladrillo, que hace de distribuidor¡±, describe, mientras nota el trasiego de turistas a su paso. Mar¨ªn llega a la Sala de la Barca, uno de los cinco puntos del monumento donde el Patronato de la Alhambra ha instalado recientemente paneles t¨¢ctiles que reproducen detalles de las decoraciones que hay alrededor. Mar¨ªn recorre su mano por un panel de mosaicos de yeser¨ªas. ¡°Percibo numerosos detalles y formas que, por mucho que te expliquen c¨®mo son, si no los tocas no te haces una idea completa. Es como si tuvieras una foto borrosa y consigues enfocarla¡±, describe. A Mar¨ªn le ayuda la circunstancia de que no es ciego de nacimiento, perdi¨® la visi¨®n a los 20 a?os en un accidente de tr¨¢fico ¡ªahora tiene 43¡ª, y guarda recuerdos de alguna visita de su infancia a la Alhambra, pero asegura que quienes nunca han visto nada ¡°tambi¨¦n pueden hacerse su propia imagen tocando estas reproducciones decorativas¡±.
Los paneles t¨¢ctiles incluyen una explicaci¨®n en braille de cada composici¨®n, aunque no se han instalado solo para facilitar la visita a los ciegos. Su objetivo es que cualquier persona pueda experimentar al tacto los diferentes materiales y texturas de la Alhambra, un monumento en el que, por motivos de conservaci¨®n, no se puede tocar nada, y la tentaci¨®n de muchos visitantes de palpar mosaicos o paredes causa continuos quebraderos de cabeza a los vigilantes del recinto.
Mar¨ªn toca ahora un panel con un alicatado cer¨¢mico. ¡°Es como un puzle y da sensaci¨®n de comodidad, como los z¨®calos de las casas¡±. Pero el que m¨¢s le gusta es el que reproduce la decoraci¨®n de madera del techo. ¡°Noto los carrilitos de los marcos; la madera da abrigo, es el material m¨¢s acogedor¡±, cuenta.
La visita contin¨²a por los pasillos que comunican la Sala de los Abencerrajes con el Patio de los Leones. ¡°Se nota que estamos en una zona de paso, todo se estrecha¡±, comenta Mar¨ªn al escuchar el eco de las paredes. Al llegar al Patio de los Leones, oye el agua de las fuentes. ¡°El agua tambi¨¦n dice mucho, seg¨²n el sonido de su ca¨ªda se puede saber la altura de la fuente, c¨®mo se ha dise?ado, y oigo c¨®mo se desliza el agua por los canalillos del suelo y pasa de un lado a otro del patio¡±.
Ayudado por su bast¨®n desplegable ¡ª¡°es la prolongaci¨®n de mi dedo¡±, dice¡ª, Mar¨ªn va salvando el agua, los escalones y el trasiego de turistas del recorrido, junto al t¨¦cnico de la ONCE ¡ªorganizaci¨®n a la que est¨¢ afiliado¡ª Miguel ?ngel Mart¨ªnez que le acompa?a.
El recorrido llega al Jard¨ªn de Lindaraja, de camino hacia El Partal. ¡°Percibo que hay una pared a un lado y al otro oigo una fuente, pero el sonido no llega directo, no puedo 'enfocarlo' ¡ªMar¨ªn dice que los sonidos, como las im¨¢genes, tambi¨¦n se pueden enfocar¡ª, hay algo en medio que lo impide, algo que podr¨ªa ser un jard¨ªn con ¨¢rboles¡±. Y, efectivamente, as¨ª es.
Junto al Patio de los Leones hay otro m¨®dulo de paneles t¨¢ctiles, en la Sala de Moc¨¢rabes. ¡°Es imposible hacerse una idea de c¨®mo son si no los tocas, incluso para una persona que vea, porque est¨¢n tan altos ¡ªintuye la gran altura del techo por los ecos de la estancia¡ª que los detalles no se pueden apreciar¡±. En otro panel, una celos¨ªa de madera, ¡°noto el tallado a modo de estrella¡±. Ahora toca un alicatado cer¨¢mico: ¡°hay formas conc¨¦ntricas, que se agrandan y se van expandiendo¡±. Y en otro de yeso advierte ¡°la adherencia¡± de este material y descubre ¡°numerosos motivos florales¡±. ¡°Solo por poder tocar estos paneles a cualquier ciego le merece la pena visitar la Alhambra¡±, afirma convencido.
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