Suso de Toro retrata la Galicia que pudo haber sido a trav¨¦s de 30 personajes
El escritor publica 'Inmateriais', un libro con semblanzas heterodoxas de artistas y politicos gallegos


Su autor lo entiende como un retablo de personajes de la Galicia que pudo haber sido y desapareci¨® por el camino. "Desde el principio lo conceb¨ª como un proyecto pedag¨®gico", explica Suso de Toro,"como un intento de hacer ver a los lectores que aqu¨ª ha habido grandes figuras que pudieron haberse erigido en los constructores de un pa¨ªs. Hab¨ªa capital humano y Galicia podr¨ªa haber existido en la Historia como un pa¨ªs cualquiera, y no como esta tierra devastada y derrotada que tenemos ahora. Es el retrato de una Galicia en potencia y tambi¨¦n el resumen de un fracaso".
Entre esas figuras -todas ya desaparecidas- abundan los escritores y artistas, grandes cl¨¢sicos de la literatura en gallego como Rosal¨ªa de Castro, Castelao, Cunqueiro, Otero Pedrayo, Risco o Manuel Antonio, sin olvidar a algunos que optaron por la escritura en castellano (Valle-Incl¨¢n y Torrente Ballester). Pero tambi¨¦n pol¨ªticos, caso de Pablo Iglesias o de Antol¨ªn Faraldo, el l¨ªder de la Revoluci¨®n Gallega de 1846, reformadores sociales como Concepci¨®n Arenal y hasta el obispo Diego Gelm¨ªrez y el rey Alfonso X El Sabio. En total, son 30 personajes cuyos perfiles componen Inmateriais, el libro editado por Xerais con el que Suso de Toro (Santiago, 1956) se asoma de nuevo a las librer¨ªas tras su abandono de la literatura profesional.
Los textos fueron publicados originalmente en este peri¨®dico, en el desaparecido suplemento cultural en gallego Luces,?con un t¨ªtulo gen¨¦rico distinto,?Xente de aqu¨ª. Durante dos a?os, con una cadencia bisemanal, De Toro fue desgranando esas semblanzas heterodoxas, poco complacientes en algunos casos, siempre alejadas del t¨®pico, pero llenas de comprensi¨®n humana por sus personajes. Ahora, ya libres de la urgencia period¨ªstica que las acompa?¨® en un primer momento, el escritor compostelano las ha reunido, revisado y pulido para dar forma a un libro que, con todo, comparece ante el lector bajo la etiqueta de Xornalismo, una vocaci¨®n que De Toro nunca ha abandonado y sigue cultivando en m¨²ltiples medios.
Cada perfil - y la redacci¨®n gallega de EL PA?S puede atestiguarlo- requiri¨® un laborioso trabajo previo de documentaci¨®n para rellenar lagunas y confirmar o desmentir puntos de vista previos. "Trat¨¦ de ser honrado, de comprender al personaje", comenta el escritor. "Y al explicarlo, lo que emergen son seres humanos contradictorios. Curros, por ejemplo, a quien es inevitable ver con simpat¨ªa como pol¨ªtico o literato, pero que era una persona profundamente ego¨ªsta e intratable. El propio Murgu¨ªa, que hizo una enorme aportaci¨®n a la sociedad pero con el que tengo algunas reservas. O Ram¨®n Pi?eiro, de quien hay que reconocer su papel aunque el balance final de su acci¨®n pol¨ªtica sea negativo".
Quiz¨¢ pocos perfiles resumen mejor que el de ?lvaro Cunqueiro esa voluntad del autor de no evitar ninguna arista y al mismo tiempo tratar de ponerse en la piel de las circunstancias hist¨®ricas del personaje. De Toro no pasa de puntillas, como suele ser habitual, por la conversi¨®n al falangismo del escritor de Mondo?edo tras la Guerra Civil. Pero no le condena, sino que trata de entender el miedo de un hombre que hab¨ªa visto caer bajo las balas o encerrados en la c¨¢rcel a tantos compa?eros del galleguismo republicano. "Es un caso extra?o", afirma. "En la posguerra, vemos a un hombre aparentemente optimista y feliz en su compromiso con la causa falangista. Pero por otros relatos sabemos que deb¨ªa de sentir miedo por la suerte de sus antiguos camaradas. Y en los a?os 60, vuelve a acercarse de nuevo al galleguismo".
En su af¨¢n de no ocultar nada significativo, aunque pueda resultar embarazoso, algunos perfiles suscitaron controversia en medios intelectuales. Ninguno como el de Vicente Risco -titulado Tr¨¢xico buf¨®n, intruso perturbador- que resucit¨® un viejo debate sobre sus ideas supuestamente filonazis. Durante semanas, la redacci¨®n de este peri¨®dico en Galicia se inund¨® de art¨ªculos firmados por gentes de letras que pretend¨ªan reforzar o rebatir los argumentos de De Toro. El autor se reafirma en lo escrito: "Pongo su obra en valor, pero, como muchos intelectuales europeos, defendi¨® el nazismo en un momento en que ten¨ªa que saber ya que se estaba persiguiendo a las minor¨ªas. Fue un hombre que vivi¨® en su propia cabeza. Tiene ensayos interesantes, aunque su novela m¨¢s conocida,?O porco de p¨¦, carece de valor literario y es profundamente xen¨®foba".
Entre las 30 figuras elegidas hay evidentemente omisiones. Las m¨¢s llamativas, Celso Emilio Ferreiro, que le parece un "poeta sobrevalorado", y Ricardo Carvalho Calero. De ese ¨²ltimo opina justamente lo contrario, que "est¨¢ por encima de lo que se le ha reconocido", aunque alega que fue la falta de tiempo la que le impidi¨® ocuparse de su figura.
De todos los que s¨ª est¨¢n, De Toro se queda con dos: Rosal¨ªa de Castro y Antol¨ªn Faraldo. A la poeta de Padr¨®n la llama Loba ferida. Al ardiente luchador que muri¨® con 30 a?os,?Un cometa na revoluci¨®n. "Los dos son de Santiago, como yo", sonr¨ªe. "Me gustan por su valent¨ªa y por su radicalismo. Tienen algo salvaje".
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