Un grabado oculto bajo un bordado
Arganda del Rey recobra por casualidad una imagen de la Virgen de la Soledad, destruida durante la ocupaci¨®n napole¨®nica en 1808
La casualidad es fuente de inesperados hallazgos. Es el caso del registrado recientemente en la localidad de Arganda del Rey, al Este de Madrid. All¨ª, Teresa Gim¨¦nez Milano, perteneciente a una familia enraizada en la localidad agr¨ªcola desde hace d¨¦cadas, se propuso cambiar el marco de un bello bordado sobre papel que decoraba su vivienda. As¨ª lo relata Raquel Novero, doctora en Historia del Arte, encargada por el Ayuntamiento de Arganda del Rey de elaborar el inventario patrimonial de bienes culturales existente en la villa oriental madrile?a. ¡°El bordado representaba un pavo real¡±, cuenta Raquel. ¡°Estaba cosido sobre una cuartilla de papel. La primera sorpresa fue que el papel se mostraba bordado por ambas caras con el mismo dibujo del ave regia, pero en distintos colores¡±.
La segunda sorpresa hincaba sus ra¨ªces en la historia del Arte: ¡°All¨ª, debajo del bastidor que sellaba el bordado, surgi¨® un grabado fechado en el a?o 1802, que representaba la primera imagen de la Virgen de la Soledad, venerada desde el siglo XVI en Arganda del Rey¡±. Aquella talla, cuya ¨²nica representaci¨®n gr¨¢fica ha sido hallada casualmente ahora, fue destruida por la soldadesca napole¨®nica en 1808, durante la ocupaci¨®n francesa. A partir de 1810, fue otra la talla venerada por la cofrad¨ªa de la Soledad de Arganda, que fue esculpida por Jos¨¦ Gin¨¦s. De ah¨ª el valor que muchos lugare?os atribuyen al hallazgo, que ha sido posible por la combinaci¨®n caprichosa de la casualidad, el conocimiento hist¨®rico y la sensibilidad art¨ªstica.
El grabado, de los denominados de madera dulce sobre plancha, reflejaba la talla en madera de roble surgida del form¨®n de Gaspar Becerra y Padilla (Baeza, 1520-Madrid, 1568). Este pintor y escultor formado en Italia en el c¨ªrculo de Miguel ?ngel Buonarrotti, adscrito a la corte de Felipe II, fue autor del retablo m¨¢s importante de la episcopal Astorga, as¨ª como el devorado por el fuego en 1862 , que ornamentaba la iglesia del convento madrile?o de las Descalzas Reales. Fue precisamente Isabel de Valois, esposa de Felipe II, quien encargara al manierista Becerra la talla en madera de la imagen de la Virgen de la Soledad que Isabel ten¨ªa sobre su mesilla de noche y que hab¨ªa tra¨ªdo consigo en el ajuar con el que vino a desposarse con el Rey de Espa?a en Guadalajara en 1560.
Por mediaci¨®n del confesor de las damas regias Sim¨®n Ruiz, Gaspar accedi¨® al encargo, pero de las tres tallas que hizo para la ocasi¨®n, ¨²nicamente satisfizo a su empleadora la tercera, cuya hechura culminada con ¨¦xito vino precedida por un sue?o del escultor: Becerra contaba que tras haber realizado insatisfactoriamente las dos tallas anteriores, tuvo un sue?o en el cual un tronco de roble que crepitaba en el fuego de una chimenea se encar¨® con ¨¦l y le pidi¨® que esculpiera la imagen mariana sobre su propio maderamen. As¨ª lo hizo.
Una mujer encontr¨® la figura en su casa, detr¨¢s de un cuadro con la imagen de un pavo real
La imagen, una vez culminada, adquiri¨® gran belleza. Al poco fue regalada por la reina al convento de los frailes m¨ªnimos o de la Victoria, que Felipe II hab¨ªa mandado fundar en las inmediaciones de la Puerta del Sol, sobre un predio cercano a la hoy carrera de San Jer¨®nimo. De las otras dos tallas de la Virgen de la Soledad, una de ellas, a trav¨¦s de Francisco de Valbuena, hermano de un fraile del convento de M¨ªnimos, fue a dar a Arganda del Rey, de donde era vecino. El embajador ante la Corte de Felipe II, Hans Khevenh¨¹ller, enterrado en la iglesia de los Jer¨®nimos de Madrid, tuvo una finca enfrente de la iglesia de San Juan Bautista, en Arganda del Rey, donde se veneraba la imagen mariana tallada por Becerra, que a?os despu¨¦s pasar¨ªa a una ermita situada hoy en la avenida del Ej¨¦rcito. Un libro de 1852 da cuenta de los estragos causados por las tropas napole¨®nicas en la ermita donde se veneraba la imagen virginal esculpida por Gaspar Becerra, que fue pasto de las llamas y reducida a ceniza en un acto denunciado como sacr¨ªlego.
Por suerte para la historia del Arte, el fuego, que persigui¨® algunas de las mejores obras del excelso Gaspar Becerra, no logr¨® borrar la memoria de aquella obra suya que ahora, gracias al impulso de la propietaria Teresa Gim¨¦nez, al estudio de la doctora Raquel Novero y a los esfuerzos del archivero municipal Julio Cerd¨¢ ¡ªque document¨® el descubrimiento¡ª ha logrado pervivir e integrarse en el rico patrimonio art¨ªstico de la localidad oriental madrile?a. Adem¨¢s, la cofrad¨ªa de la Virgen de la Soledad, patrona de Arganda, que seg¨²n su hermano Mayor, Manuel Fuertes, cuenta con 2.800 cofrades de ambos sexos, tendr¨¢ el 8 de septiembre, durante su fiesta anual, un motivo m¨¢s para festejar su conmemoraci¨®n.
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