?En nombre de qui¨¦n?
El independentismo tiene ¨¦xito porque es un proyecto pol¨ªtico emergente cuando no hay otros proyectos pol¨ªticos
Se ha escrito muchas veces y de diversas maneras: el arte de la pol¨ªtica consiste en hablar en nombre de una comunidad o de un sector social amplio y ser cre¨ªble. Es decir, ser reconocido como tal portavoz. Por mucho que se apele a nuevas formas de hacer pol¨ªtica, de momento la hegemon¨ªa sigue pasando por conseguir que una mayor¨ªa se reconozca en un discurso representativo y su portador.
La novedad de la pol¨ªtica actual es que cada vez resulta m¨¢s dif¨ªcil hacerse con este reconocimiento. Por varias razones: porque el discurso pol¨ªtico se ha dejado eclipsar por el discurso econ¨®mico y se ha sometido a ¨¦l, abandonando algo tan b¨¢sico como es la idea de proyecto pol¨ªtico; porque la peste de la corrupci¨®n, en unos tiempos de hegemon¨ªa absoluta del dinero en que todo ten¨ªa un precio (todo era susceptible de ser comprado) ha restado credibilidad a la pol¨ªtica; y porque vivimos tiempos de mutaci¨®n en la estructura social y pol¨ªtica que han dejado obsoletos algunos planteamientos sin que los partidos hayan tomado plena conciencia de ello.
El discurso pol¨ªtico se ha dejado eclipsar por el discurso econ¨®mico y se ha sometido a ¨¦l
En Catalunya, desde que el independentismo entr¨® en auge, hasta convertirse en el principal proyecto pol¨ªtico en escena, la confusi¨®n domina la vida de los partidos. Se ha dicho que la independencia est¨¢ desbordando a los partidos catalanes, incapaces de hacerse con el control del proceso. El desplazamiento del eje pol¨ªtico catal¨¢n est¨¢ forzando a todos los partidos a reubicarse y estos dan muestra de ir bastante perdidos. El resultado es que excepto Esquerra Republicana (hist¨®ricamente dado a las turbulencias) y Ciutadans (de estructura fr¨¢gil), todos est¨¢n inmersos en las dudas y en el intento de rehacer puentes con unas bases que se han ido y todav¨ªa no se sabe c¨®mo ha sido.
Parte del ¨¦xito del independentismo viene del hecho de que es un proyecto pol¨ªtico emergente, en un momento en que no hay proyectos pol¨ªticos: el ¨²nico mensaje que la gente recibe es la exigencia de sacrificios para sobrevivir en un presente continuo sin promesa alguna de futuro. El independentismo por lo menos parece abrir una ventana en el muro que tenemos delante.
Catalu?a est¨¢ viviendo un cambio de r¨¦gimen: la entrada en el tiempo postauton¨®mico. Los dos grandes partidos que articularon el per¨ªodo auton¨®mico, encontraron en la ambig¨¹edad (del nacionalismo moderado, unos; de la izquierda sin atributos precisos, los otros) su fortaleza, pero la irrupci¨®n de un proyecto pol¨ªtico de f¨¢cil identificaci¨®n como la independencia les ha pillado con las bater¨ªas ideol¨®gicas gastadas. Al PSC, el mito de que era el partido que mejor representaba la diversidad de la sociedad catalana, le hizo creer que pod¨ªa prescindir del discurso y de la ideolog¨ªa y que bastaba con un pragmatismo sin alma. La consigna ¡°Hechos, no palabras¡± es el icono de la debacle socialista, porque equivale a la renuncia a la pol¨ªtica. No hay pol¨ªtica sin discurso. La entrega al ciego pragmatismo econ¨®mico es lo ¨²ltimo que cabr¨ªa esperar de un partido de izquierdas.
?D¨®nde vive el PSC? Sin discurso, sin ubicaci¨®n, se ha ido enredando en un proceso de empeque?ecimiento. Que un alto dirigente de un partido diga que hay gente que sobra es una se?al definitiva de que se ha entrado en la deriva sectaria previa a convertirse en un partido marginal. Pocos, pero aut¨¦nticos: el esp¨ªritu del grup¨²sculo. La ca¨ªda de CiU es m¨¢s lenta, porque su electorado era m¨¢s cohesionado que el del PSC. Y porque puede arrimarse a la sombra del independentismo. De la lectura que la coalici¨®n haga de su declive depender¨¢ que CiU empuje o frene el proceso.
El resultado es que Catalu?a afronta un a?o decisivo con un solo proyecto pol¨ªtico en escena, la independencia. Y con dificultades en los partidos para encontrar el tono y poder hablar ¡°en nombre de¡±. Se puede pensar que esto es bueno para el independentismo, que avanza sin resistencias. No estoy seguro. La diversidad de proyectos pol¨ªticos, tanto dentro como fuera del independentismo, es imprescindible para la solidez del envite y para la calidad democr¨¢tica de la Catalu?a postauton¨®mica.
El gobierno espa?ol pretende encerrar el problema en los l¨ªmites de la legalidad. Es una forma de negar el debate pol¨ªtico y de impedir soluciones pactadas. Y demuestra que los que se oponen al independentismo no tienen propuesta alternativa o no conf¨ªan en que haya un sector social amplio en nombre del que puedan hablar. Parapetarse en la negaci¨®n permanente es especular con los miedos de las clases medias catalanas. M¨¢s pronto que tarde, si no hay consulta, habr¨¢ elecciones y se sabr¨¢ si esta presunci¨®n de conservadurismo era equivocada o no. Y quiz¨¢s salga un sistema de partidos sensiblemente distinto.
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