El polvor¨ªn ourensano
Los expertos atribuyen las condiciones incendiarias de Ourense al despoblamiento del rural, el clima mediterr¨¢neo y la ordenaci¨®n territorial
La prevenci¨®n de los incendios forestales no empieza con los desbroces, ese exorcismo que la Xunta suele realizar (este a?o, ni siquiera) unos meses antes del verano entre fincas y montes para impedir que el fuego arrase el patrimonio medioambiental, cultural y ponga incluso en peligro viviendas y vidas humanas. Hay, seg¨²n los expertos, una s¨®lida medida protectora anterior que la Administraci¨®n no adopta: la fijaci¨®n de poblaci¨®n en el rural. Ourense, la provincia menos industrializada de Galicia, la que tiene una menor renta per c¨¢pita, la m¨¢s castigada en los presupuestos de la Xunta (en 2013 el Gobierno gallego recort¨® en sanidad, educaci¨®n y bienestar social cerca de 500 millones de euros en toda la comunidad y el de Ourense es el territorio m¨¢s envejecido), lidera el r¨¢nking de incendios de Galicia. Nada extra?o para los especialistas, convencidos de que el territorio arde en proporci¨®n inversa a su estabilidad poblacional. Y seg¨²n datos del INE la provincia del interior ha perdido 100.000 habitantes en los ¨²ltimos 25 a?os. Todos en el rural.
El vendaval de la crisis no hace m¨¢s que azuzar la sangr¨ªa poblacional vegetativa: en enero de este a?o la provincia de Ourense ya ten¨ªa 5.000 habitantes menos que en el mismo mes del a?o pasado, una enorme maleza a expensas de una chispa.
Representantes de los servicios forestales, ecologistas y cient¨ªficos consultados por este diario coinciden en apuntar la desertificaci¨®n poblacional como una de las principales causas relacionadas con los incendios forestales. Incluso con esa nueva modalidad de incendio que se est¨¢ dando ¨²ltimamente. ¡°En una zona de valle como Cualedro [el fuego arras¨® este agosto m¨¢s de 2.200 hect¨¢reas] o Monterrei era impensable hace 20 a?os que el fuego atravesara a sus anchas los pueblos como ocurre en Levante¡±, explica Xos¨¦ Santos, jefe de brigada de los servicios forestales y portavoz de las sociedades ambientalistas en el Consello Forestal de Galicia. Y expresa una preocupaci¨®n: ¡°Si se dan las condiciones del Levante en una comunidad con una actividad tan incendiaria como esta, en 15 a?os desaparece Galicia¡±.
Que el monte arde porque alguien planta fuego es evidente para los expertos, aunque todos rechazan tajantemente ¡ªbas¨¢ndose en informes de la Fiscal¨ªa, de los servicios forestales y de la Guardia Civil¡ª el fantasma de esa trama terrorista pol¨ªtica a la que los partidos en el gobierno suelen apuntar m¨¢s o menos solapadamente cuando comienzan a ser cuestionados por el desastre. Y todos los especialistas consultados coinciden tambi¨¦n en destacar que el control social es mucho m¨¢s eficaz que el policial a la hora de aislar a los delincuentes. ¡°En las aldeas todo el mundo supo siempre qui¨¦nes eran los desviados socialmente y cu¨¢ndo iba cualquiera al monte y qu¨¦ hac¨ªa en ¨¦l¡±, por eso, diezmada la sociedad rural, despobladas las aldeas, no hay ni asomo del preventivo control vecinal; esa voz de alarma y esa contenci¨®n del incendiario.
Fraga, la UE y el fin del mosaico
Ni siquiera la extrema (en cuanto a temperatura) provincia de Ourense tiene una larga historia incendiaria. Xos¨¦ Santos apunta dos factores decisivos que, en su opini¨®n, la han convertido en el polvor¨ªn que es ahora. De una parte, el cambio, propiciado durante los gobiernos de Manuel Fraga en la Xunta, de la tradicional pol¨ªtica forestal, ¡°que ni siquiera el franquismo hab¨ªa alterado¡±, basada en el binomio prevenci¨®n-extinci¨®n ¡°heredado de la Rep¨²blica¡± y en la decisi¨®n de que si las tareas silv¨ªcolas no estaban finalizadas antes de julio se retiraba el dinero que revert¨ªa de forma natural al patrimonio forestal: ¡°Si el monte ard¨ªa, no hab¨ªa dinero¡±. ¡°Ahora el trasvase de dinero se hace a las empresas for¨¢neas, de extinci¨®n, que se contratan¡±, dice Santos. La afirmaci¨®n la corrobora el hecho de que Galicia es la ¨²nica comunidad aut¨®noma de Espa?a que mantiene un convenio con el Ministerio de Defensa que ni el bipartito rompi¨®. Se llama Plan Centinela, est¨¢ dedicado a la ¡°prevenci¨®n y extinci¨®n¡± de incendios forestales por parte de los militares y hasta el a?o pasado costaba medio mill¨®n de euros a las arcas p¨²blicas.
Pese a ello, arde Galicia. ¡°Hace 25 a?os no se quemaba una dehesa ni una carballeira; los incendios se generaban fundamentalmente en la alta monta?a con el objetivo de producir pastos¡±, asegura el portavoz medioambientalista en el Consello Forestal.
A este ¡°cambio pol¨ªtico¡± que modific¨® incluso la concepci¨®n del a?o forestal por el natural, sobrevinieron despu¨¦s, apunta Santos, las ¡°duras condiciones impuestas por la UE¡± a la pol¨ªtica agraria en Galicia; un cambio radical en el sector l¨¢cteo o en el c¨¢rnico que acabaron asestando el golpe definitivo al despoblamiento en los n¨²cleos rurales. No se ha fijado poblaci¨®n ni repoblaci¨®n (forestal) en una provincia que tiene ¡°el crecimiento de biomasa forestal m¨¢s alto de Europa por sus condiciones de humedad y temperatura¡±, explica el experto la elevada combustibilidad de la provincia.
Para remarcar la desertizaci¨®n del rural ourensano con respecto al de las otras provincias apela a la simple vista. ¡°En un viaje por Galicia se puede comprobar que mientras en esta provincia se ha perdido el paisaje de mosaico, este permanece sin embargo pr¨¢cticamente inalterado en el resto¡±.
Aventada por el despoblamiento, con una larga cultura del fuego (ininterrumpida desde el Neol¨ªtico, ¡°solo que ahora no se utiliza como herramienta agr¨ªcola¡±), con mayor zona monta?osa, un clima m¨¢s mediterr¨¢neo que atl¨¢ntico y falta de control social, Ourense en mayor medida, pero en t¨¦rminos generales el sur de Galicia, se ha convertido en un polvor¨ªn.
El presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN), Seraf¨ªn Gonz¨¢lez, a?ade un dato m¨¢s a las condiciones favorables para la propagaci¨®n de las llamas en esta provincia: la nefasta ordenaci¨®n del territorio. ¡°No es que ahora el fuego se est¨¦ acercando peligrosamente a las viviendas; son las viviendas las que se han acercado a las zonas forestales como consecuencia del caos de la gesti¨®n de las Administraciones p¨²blicas que han permitido este desprop¨®sito de la expansi¨®n urban¨ªstica a salto de mata¡±.
Gonz¨¢lez tiene claro que ¡°habiendo como hay una cultura del fuego¡±, especialmente en la Galicia interior, la ordenaci¨®n del territorio ha sido ¡°nefasta¡±. ¡°Hay incendios porque hay incendiarios¡±, sostiene el presidente de la SGHN convencido de que si no arden los dep¨®sitos de combustible de la refiner¨ªa de A Coru?a, a 100 metros de las viviendas, ¡°es porque nadie les prende fuego¡±: funciona el control.
Miguel Solla, agente medioambiental de las brigadas forestales, hace otro apunte respecto a la actividad incendiaria en Ourense. Sostiene que la inversi¨®n en prevenci¨®n en esta provincia es inferior a la del resto de Galicia ¡°considerando la extensi¨®n forestal con respecto a las restantes provincias gallegas¡±. ¡°?Se cuida m¨¢s la fachada atl¨¢ntica con m¨¢s zonas periurbanas que la despoblada provincia del interior con clima y vegetaci¨®n mediterr¨¢neos?¡±, se pregunta. ¡°Quiz¨¢s la conselleira de Medio Rural deber¨ªa responder a ello en su intervenci¨®n parlamentaria¡± prevista para ma?ana, martes, indica el agente forestal.
Solla asegura que hasta este viernes pasado ¡ªcon los incendios haciendo ya la digesti¨®n de los cientos de hect¨¢reas que devoraron fundamentalmente en agosto¡ª Medio Rural no comenz¨® a contratar servicios de las empresas de desbroces. En alg¨²n caso, como en San Xo¨¢n y la Ribeira Sacra, para limpiar la maleza ¡°que imped¨ªa el paso a las casetas de vigilancia¡±.
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