¡®Ruma?oles¡¯ en Madrid
220.000 rumanos forman el mayor colectivo inmigrante en la regi¨®n Su alta integraci¨®n choca con el clich¨¦ que les vincula con mendicidad, prostituci¨®n y mafia
Un inc¨®modo silencio se cierne sobre la conversaci¨®n cuando un rumano confiesa ser rumano. Son unos segundos en los que su interlocutor repasa en su cabeza los referentes que tiene sobre esta nacionalidad. ¡°Ah, pues no lo pareces¡±, se decide a contestar despu¨¦s de haberle comparado con los gitanos rumanos que roban cobre, con las prostitutas rumanas de la calle Montera o con sus proxenetas igualmente rumanos que juegan a las maquinitas en el local contiguo. En muchos casos la conversaci¨®n sigue con un ¡°pues yo ten¨ªa una asistenta rumana que¡¡±.
Los rumanos son mendicidad, son mafia y son prostituci¨®n. S¨ª, reconocen, pero reivindican que son eso y mucho m¨¢s. El estereotipo de la delincuencia pende sobre los 220.641 ciudadanos rumanos que, seg¨²n el censo, residen en la Comunidad de Madrid. Son el colectivo de extranjeros m¨¢s numeroso seguido, de lejos, por el marroqu¨ª (87.077), y en su af¨¢n de integrarse renuncian a tanto de su propia cultura que dejan de ser completamente rumanos sin llegar a ser del todo espa?oles: son ruma?oles.
"Pasas de un estatus social a otro, a nadie le importa como seas", recuerda Ica Tomi
En el n¨²mero 19 de la calle Wad-Ras, al norte de la capital, el ¨²ltimo s¨¢bado de agosto fue una tarde bulliciosa. Ante la sede de la Federaci¨®n de Asociaciones Rumanas de Espa?a fuma un hombre ataviado con una camisa blanca, de mangas abullonadas y coloridos bordados. Dentro hay m¨¢s mujeres con trajes tradicionales, comida y bebida de su pa¨ªs. Est¨¢ a punto de empezar un taller de folclore, tradiciones y costumbres rumanas. Han venido compatriotas desde Coslada o Alcal¨¢ de Henares para sentirse un poco m¨¢s cerca de casa con el relato etnogr¨¢fico que hace Ica Tomi.
Est¨¢ nerviosa y sonriente. Ha venido mucha gente. Pocos saben lo que ha luchado para estar ante ellos. Tiene 49 a?os y lleg¨® a Madrid con 40. ¡°Muchos de los rumanos que emigran cargan con una decepci¨®n o un fracaso¡±, cuenta Tomi con amargura. Su empresa de explotaci¨®n maderera quebr¨® y, para sacar adelante a su familia, vino a Espa?a y se puso a trabajar en la limpieza. ¡°Fue una experiencia muy dura. Pasas de un estatus social a otro, no hablas el idioma y a nadie le importa como seas o lo que pienses¡±, recuerda Tomi. ¡°Pero prefiero que hablemos de mi proyecto¡±, intenta cambiar de tema de conversaci¨®n.
Y con raz¨®n, porque representa su regreso a la superficie. De joven se apasion¨® por la etnolog¨ªa y el folclore de su pa¨ªs, despu¨¦s vino el episodio de la empresa, m¨¢s tarde el de la limpieza y ahora ha conseguido financiaci¨®n para volver a hacer lo que le gusta. ¡°El proyecto lo hice para la gente mayor pero tambi¨¦n para sus hijos que han nacido aqu¨ª. Muchos, para integrarse en la escuela, se niegan a hablar rumano en casa. Quer¨ªa que conocieran la cultura de la que proceden¡±.
El dinero lo pone el Departamento de los rumanos residentes en el extranjero que depende del Ministerio de Asuntos Exteriores de este pa¨ªs que entr¨® en la Uni¨®n Europea en el a?o 2007. Se ocupa de los cerca de tres millones de conciudadanos que se han marchado a vivir al extranjero, especialmente desde la ca¨ªda del comunismo en 1989. "Nuestro objetivo es que los rumanos no pierdan su identidad a pesar de vivir en el extranjero", explica por tel¨¦fono desde Bucarest el secretario de estado responsable de este departamento, Stejarel Olaru. Pero a?ade que "lo m¨¢s importante es que se integren en la sociedad en la que viven", y para ello trabajan conjuntamente con las autoridades locales.
¡°Hay mafias originarias de Europa del Este que dan muy mala imagen, pero la mayor¨ªa de los rumanos que viven en Madrid tienen niveles de integraci¨®n muy buenos¡±, explica el director general de Inmigraci¨®n, Pablo G¨®mez-Tavira. Para llegar a esta conclusi¨®n se miden factores como el empleo, el mestizaje o la convivencia, y seg¨²n los bar¨®metros regionales, el 63% de los ciudadanos rumanos tienen trabajo frente al 28% que est¨¢n desempleados. ¡°Otro dato llamativo es que el desempleo es mayor entre los hombres que entre las mujeres¡±, se?ala el responsable, y aduce que la raz¨®n puede ser porque los hombres que trabajaban en la construcci¨®n todav¨ªa no han conseguido reciclarse.
En el distrito centro est¨¢n censados 55.400 ciudadanos rumanos aunque donde son m¨¢s visibles es en la corona este de la regi¨®n, entre Alcal¨¢ de Henares (21.867), Coslada (18.602), Arganda del Rey (12.442) o Torrej¨®n de Ardoz (10.727). ¡°El municipio de Coslada es un ejemplo emblem¨¢tico de buena convivencia. All¨ª vive el 8,86% de los rumanos de la comunidad y no hay graves problemas de convivencia, m¨¢s bien al contrario¡±, cuenta G¨®mez-Tavira.
El boom inmobiliario tambi¨¦n dio trabajo a Mihai Mihaileanu y a su hijo cuando llegaron a Alcobendas en 2001. Su mujer hab¨ªa venido antes y cuidaba de un anciano con el que viv¨ªa interna. Detr¨¢s de su migraci¨®n hay otra historia de fracaso empresarial. La quiebra del establecimiento que ten¨ªan en Alexandria, al sur de Ruman¨ªa, enterr¨® la econom¨ªa familiar bajo un mont¨®n de deudas. En un pa¨ªs en el que el sueldo medio es de 300 euros y el coste de los v¨ªveres similar al de Espa?a, ve¨ªan incompatible comer y pagar las deudas, as¨ª que lo dejaron todo y aqu¨ª siguen.
Mihaileanu es un hombre grande, de manos ¨¢speras. A sus 59 a?os no est¨¢ en la lista de los que no se hayan sabido reciclar y nunca lo estar¨¢ mientras le queden fuerzas. Ha reformado su casa de arriba abajo con sus propias manos. La compraron en 2004 y el euribor les estrangul¨® como a muchos hipotecados espa?oles pero han conseguido salvarse del desahucio. Ahora trabaja de guarda de seguridad por las noches para seguir pag¨¢ndola y darle el cielo a sus dos nietas, nacidas en Madrid, que viven con ¨¦l y le contestan en castellano cuando les pregunta en rumano.
En Ciencias y en Matem¨¢ticas, los rumanos destacan por encima de otros alumnos
¡°En las aulas la integraci¨®n es un hecho, incluso hay ¨¢mbitos, como las ciencias o las matem¨¢ticas, en los que los rumanos sobresalen por encima de los dem¨¢s alumnos¡±, explica el responsable de Inmigraci¨®n. ¡°La discriminaci¨®n es m¨¢s cosa de adultos que de ni?os¡±.
As¨ª lo fue para Ioana Heresanu, que a los 17 a?os se reuni¨® con sus padres, que llevaban cuatro a?os viviendo en Tres Cantos. Hab¨ªa acabado Primero de Bachillerato en su pa¨ªs pero lo tuvo que volver a hacer para aprender el idioma y la recuerda como una ¨¦poca muy dura en la que los profesores y compa?eros la ayudaron mucho. Hoy tiene 26 a?os y es profesora de ingl¨¦s con una carrera y varios m¨¢sters bajo el brazo.
Aunque una gran parte de los ciudadanos que han emigrado de Ruman¨ªa proceden de medios rurales y son clase trabajadora, el pa¨ªs tambi¨¦n exporta profesionales y artistas. Marian y Lavinia Moraru son una pareja de violinistas de 36 y 33 a?os que tocan en la orquesta sinf¨®nica de Radio Televisi¨®n Espa?ola desde hace seis a?os. ¡°En las orquestas espa?olas hay muchos rumanos porque la formaci¨®n all¨ª es muy buena, especialmente en las cuerdas¡±, explica Marian Moraru, que tambi¨¦n toca en un grupo de m¨²sica de c¨¢mara. ¡°Los rumanos que conozco aqu¨ª son todos del ¨¢mbito de la cultura¡±, cuenta el violinista. No recuerda haberse sentido discriminado por los madrile?os, m¨¢s all¨¢ de esa tensa suspicacia inicial que se disipa en cuanto explica a qu¨¦ se dedica.
¡°En Ruman¨ªa hay una ¨¦lite intelectual muy importante, la gente sigue hablando tantos o m¨¢s idiomas como en mi infancia¡±, cuenta Adrian Mac Liman, que lleg¨® a Espa?a en los a?os setenta procedente de Suiza, adonde hab¨ªa huido con su familia durante el r¨¦gimen comunista. Ha trabajado como periodista para EL PA?S, La Vanguardia o el difunto diario El Independiente, para los que ha escrito como corresponsal en Washington o enviado especial a varios pa¨ªses de Oriente Pr¨®ximo. El castellano lo habla perfectamente, pero el rumano no se le ha movido un ¨¢pice. Adem¨¢s habla franc¨¦s, portugu¨¦s, ruso, ¨¢rabe y hebreo.
¡°Los que mendigan en la calle son rumanos, pero no todos los rumanos son as¨ª, es una imagen muy reduccionista¡±, cuenta este analista pol¨ªtico que, a pesar de haber dejado su pa¨ªs de origen hace muchos a?os, todav¨ªa le brillan los ojos cuando habla de ¨¦l.
¡°Una cosa es la imagen colectiva, pero como individuos los madrile?os les valoran como gente trabajadora y luchadora que se integra y aprende r¨¢pido el idioma¡±, concluye el director de Inmigraci¨®n. ¡°El problema es que muchas veces hace m¨¢s ruido un ¨¢rbol al caer que un bosque al crecer¡±, reflexiona G¨®mez-Tavira.
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