La Espa?a de antes
Lola Herrera era una viuda m¨¢s viuda, m¨¢s doliente y m¨¢s de la ¨¦poca, los a?os 60 que Natalia Mill¨¢n
La memoria es tramposa y no he encontrado im¨¢genes en YouTube que respalden o desmientan la m¨ªa, as¨ª es que el recuerdo que tengo del montaje original de la pieza de Delibes que nos ocupa, y que lleg¨® al desaparecido Teatro Barcelona en 1980, puede que no sea del todo fiel. Recuerdo a Lola Herrera muy cerca, estar¨ªa yo en las primeras filas, con un mo?o bajo y vestida de negro en un escenario oscuro y vac¨ªo: apenas un par de sillas y un caj¨®n, o lo que fuera, que representaba el ata¨²d de Mario Diez Collado, el protagonista desde el m¨¢s all¨¢ del soliloquio que su mujer, Carmen Sotillo, el personaje de la Herrera, le dedica la noche previa a su funeral.
Del nuevo montaje de Josefina Molina que acaba de llegar a Barcelona protagonizado por Natalia Mill¨¢n y estrenado en 2010, lo primero que me sorprende es la escenograf¨ªa expresionista en tonos violetas que simboliza la biblioteca o el estudio del finado. Recordemos que Mario era un intelectual idealista que se ganaba la vida como catedr¨¢tico de instituto. Y lo segundo, la aproximaci¨®n que la nueva Carmen Sotillo hace del personaje. Vaya por delante que lo que hace Mill¨¢n durante hora y media tiene mucho m¨¦rito y este es doble, pues, por un lado, se las ve con un texto ¡°lleno de retru¨¦canos e inabarcable¡±, como le dijo el mism¨ªsimo Delibes a Lola Herrera cuando esta le propuso llevar al escenario su novela, y por otro, tiene que lidiar con la sombra de aquella, que fue Carmen Sotillo durante m¨¢s de veinte a?os.
Y es que Lola Herrera era una viuda m¨¢s viuda, m¨¢s doliente y m¨¢s de la ¨¦poca, los a?os 60. Claro que su montaje quedaba m¨¢s cerca en el tiempo y las cuarentonas de ahora, la edad que debe rondar la protagonista, est¨¢n mucho m¨¢s en forma que las de antes. Quiz¨¢s por eso, Mill¨¢n resulta demasiado contempor¨¢nea, f¨ªsicamente, y as¨ª, de entrada, menos cre¨ªble. La Herrera era, desde mi recuerdo, m¨¢s sincera. Mill¨¢n, en cambio, parece ser muy consciente de cu¨¢les son los puntos fuertes del texto desde el escenario, aquellos que el p¨²blico de hoy m¨¢s celebra, y que son los que retratan la Espa?a provinciana de aquellos a?os. Las opiniones de Carmen Sotillo, mujer conservadora de clase media alta, sobre los negros, los extranjeros, los pobres, los libros o las mujeres y su funci¨®n en la sociedad, chocan tanto con la visi¨®n que se tiene ahora de todos estos temas, que Mill¨¢n las encara conociendo de antemano la reacci¨®n que tales sentimientos, aut¨¦nticas barbaridades, provocan, y recre¨¢ndose un poco en ese choque.
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