Los Ulises que viven en Andaluc¨ªa
Un estudio revela que m¨¢s del 80% de los inmigrantes de la comunidad padecen estr¨¦s cr¨®nico
Mery Rosemary ha emigrado, regresado y vuelto a emigrar. Un d¨ªa su hogar estaba en Bolivia. Otro, en C¨¢diz. Y, de pronto, era como si no fuera de ning¨²n sitio. Vino a Espa?a buscando trabajo y volvi¨® a su pa¨ªs pero ya no era lo mismo. As¨ª que ahora ha vuelto. Comparte piso con una compatriota hasta que consiga un trabajo estable que le permita vivir sola. Ella, como otros inmigrantes en Andaluc¨ªa, se ha sentido perdida. Ha sufrido ansiedad, dolores, cansancio, tristeza enorme. Son los s¨ªntomas del s¨ªndrome de Ulises, el estr¨¦s cr¨®nico que padecen los que emigran y pierden su referencia geogr¨¢fica. La investigadora gaditana M¨®nica Garc¨ªa Arboleda acaba de publicar la primera tesis doctoral que analiza la incidencia de este problema en Espa?a. Su estudio se centra en Andaluc¨ªa. M¨¢s del 80% de sus encuestados tienen los s¨ªntomas.
Los s¨ªntomas
- El t¨¦rmino s¨ªndrome de Ulises lo acu?¨® el profesor Joseba Achotegui en 2002.
- Es un cuadro reactivo de estr¨¦s ante situaciones de "duelo migratorio": la distancia de los seres queridos, la lengua, la cultura, la tierra, el status social, el contacto con la etnia o los riesgos f¨ªsicos.
- La investigadora gaditana M¨®nica Garc¨ªa Arboleda ha elaborado la primera tesis en Espa?a sobre la incidencia de este problema. Se centra en Andaluc¨ªa.
- El 81,7% de los encuestados present¨® s¨ªntomas asociados a este s¨ªndrome: tristeza, insomnio, nerviosismo, llanto, ansiedad.
Ulises, el rey de ?taca, protagonista de La Odisea, estuvo diez a?os fuera de casa participando en la guerra. Tard¨® casi el mismo tiempo en volver a casa. Le esperaban su mujer y su hijo. Pero cuando la primera noche de su regreso trat¨® de conciliar el sue?o no pod¨ªa dormir. Sent¨ªa miedo, inquietud, como si no perteneciera ya a aquel lugar. Joseba Achotegui utiliz¨® esta referencia literaria para poner nombre a un cuadro de s¨ªntomas que hab¨ªa detectado en algunos de sus pacientes del servicio de atenci¨®n a inmigrantes y refugiados del hospital San Pere Claver de Barcelona. Lo defini¨® como ¡°un cuadro reactivo de estr¨¦s ante situaciones de duelo migratorio extremo, que no pueden ser elaboradas¡±.
M¨®nica Garc¨ªa Arboleda hab¨ªa conocido la sensaci¨®n de desplazamiento con sus padres, que tuvieron que cambiar de ciudad e instalarse en Burgos. Ah¨ª conoci¨® ese sentimiento de tener el cuerpo y el coraz¨®n en lugares diferentes. Como educadora social y voluntaria comprometida, estuvo en ?frica, donde contact¨® con muchas personas con ansias de emigrar, de cambiar de vida. Esas vivencias le llevaron a querer profundizar sobre lo que Achotegui hab¨ªa diagnosticado. El resultado es Incidencia del s¨ªndrome de Ulises en Andaluc¨ªa, la primera tesis centrada en analizar los efectos psicol¨®gicos de la inmigraci¨®n.
¡°A trav¨¦s de estos viajes migratorios, estas personas sienten que no est¨¢n ni all¨ª ni aqu¨ª. Lo padecen aquellos que han sufrido situaciones extremas: los que han arriesgado su vida en el viaje, los que se instalan y tienen dificultades administrativas, en su red social, en su vida laboral. Les afecta a toda su base psicol¨®gica¡±. Garc¨ªa Arboleda insiste en que no es una enfermedad ni un trastorno mental sino un cuadro de reacciones a varias situaciones de estr¨¦s. Pero s¨ª hay s¨ªntomas que rodean varias ¨¢reas. La de la ansiedad. La de la depresi¨®n. La de la somatizaci¨®n. La de la confusi¨®n. O la de la interpretaci¨®n cultural. Llanto, bajo autoestima, taquicardia, dolores de cabeza, desorientaci¨®n, fallos de memoria.
¡°Tu cuerpo y tu mente est¨¢n en pa¨ªses diferentes¡±
Mar¨ªa Elena Sandoval, de 45 a?os, tom¨® la decisi¨®n de dejar Bolivia y viajar a Espa?a hace una d¨¦cada. Entonces pens¨® que era la mejor forma de asegurarle una vida mejor a su hijo, que entonces ten¨ªa ocho a?os. Se plante¨® irse un a?o, ahorrar y volver. Pero se ha quedado en C¨¢diz, donde ha trabajado de interna y cuidadora de personas mayores desde entonces. Hasta que conoci¨® a la doctora M¨®nica Garc¨ªa Arboleda y ella le habl¨® del s¨ªndrome de Ulises, acud¨ªa al m¨¦dico por dolores de espalda o taquicardias. ¡°Me dec¨ªan que era lo que pasaba a todos los cuidadores¡±.
Pero ella romp¨ªa a llorar en cualquier parte, sent¨ªa que se volv¨ªa m¨¢s solitaria, que perd¨ªa habilidades sociales. ¡°Era como si, de repente, te vuelves analfabeta, como si no pudieras entablar conversaci¨®n con nadie¡±. Ese encierro vino, al principio, del miedo. ¡°Hasta que arregl¨¦ los papeles, siempre pensaba que me iban a deportar en cualquier momento. Caminaba por la calle aterrada¡±. Luego le invad¨ªa la incertidumbre por el futuro. ¡°Te obsesionas con ganar dinero, con tener suficiente para mantenerte y poder mandar a los tuyos¡±. Y finalmente se sent¨ªa perdida, como si ya no perteneciera a ning¨²n sitio. ¡°Muchas veces sientes que tu cuerpo y tu mente est¨¢n en pa¨ªses diferentes. Cuando estoy en Espa?a, pienso en Bolivia. Y cuando voy a Bolivia, pienso en Espa?a¡±. Mar¨ªa Elena ya tiene a su hijo, ya mayor de edad, en C¨¢diz. Este curso ir¨¢ a la Universidad. Est¨¢ feliz de haberle dado mayor prosperidad pero llevar¨¢ para siempre el haberle sacado de su entorno. ?l dej¨® atr¨¢s amigos y familia. Como hizo ella. Tambi¨¦n ha tenido momentos de sentirse perdido, como en dos sitios a la vez sin estar en uno concreto. ¡°Creo que le he pasado el s¨ªndrome¡±.
La investigadora, que ha obtenido el cum laude con su trabajo, quiso analizar la repercusi¨®n de este s¨ªndrome en Andaluc¨ªa y ver c¨®mo las variables sociodemogr¨¢ficas afectan. Identific¨® el llamado duelo migratorio, el que afecta a la p¨¦rdida o distancia de seres queridos, la lengua, la cultura, la tierra, el estatus social, el contacto con el grupo ¨¦tnico y los riesgos f¨ªsicos. Y despu¨¦s los relacion¨® con los s¨ªntomas m¨¢s comunes: la soledad, el fracaso, la incertidumbre laboral, los peligros, la ausencia de una red de apoyo social, la lucha por la supervivencia, las deficiencias del sistema sanitario.
Realiz¨® 208 entrevistas a inmigrantes instalados en la regi¨®n. Seg¨²n su estudio, en el 80,7% de sus encuestados est¨¢ presente el s¨ªndrome. Y precis¨® los resultados por edad, sexo, estado civil, pa¨ªs de origen,n¨²mero de hijos o situaci¨®n administrativa. Casi todas las variables influyen. Aunque Garc¨ªa Arboleda ha demostrado en su estudio, a pesar de lo que se cre¨ªa, que el sexo no es determinante. Mujeres y hombres padecen s¨ªntomas indistintamente ante los mismos estresores.
Diego Boza, abogado de la Asociaci¨®n Proderechos Humanos de Andaluc¨ªa, ha acogido la llegada de este estudio con enorme inter¨¦s. ¡°Atendemos diariamente a muchos inmigrantes y detectamos muchos de estos problemas comunes. Los notamos, sobre todo, en el grupo de trabajadores sudamericanos, m¨¢s que en los africanos, que, o bien est¨¢n cerca porque son marroqu¨ªes, o se agrupan m¨¢s entre ellos, como los senegaleses¡±. Boza percibe esa ansiedad, inquietud, miedo y soledad especialmente en el gremio de cuidadoras e internas del hogar. Personas que se a¨ªslan en su trabajo, que apenas tienen la oportunidad de llevar otra vida que no sea la casa donde est¨¢n contratadas.
El estudio de Garc¨ªa Arboleda es novedoso, no solo por ser el primero que analiza la incidencia en una comunidad, sino porque destierra algunas creencias. Los expertos aceptaban que el estr¨¦s aumentaba en inmigrantes en los dos primeros a?os y despu¨¦s disminu¨ªa. Esta tesis muestra que ese estr¨¦s puede continuar m¨¢s y agravarse. De hecho, la crisis econ¨®mica incrementa los estresores que generan los s¨ªntomas del s¨ªndrome. ¡°Es como volver a tener que luchar por lo que se consigui¨® reci¨¦n llegados¡±, explica. Tambi¨¦n es transgeneracional. Los hijos que se reagrupan con sus padres tambi¨¦n lo sufren. Porque ellos tambi¨¦n dejan atr¨¢s amigos, familiares, lugares. Para Garc¨ªa Arboleda, lo mejor que podr¨ªa aportar su investigaci¨®n es que sirviera de herramienta para que m¨¦dicos y educadores pudieran diagnosticar este estr¨¦s cr¨®nico. ¡°Hay un riesgo de convertir en enfermedad la experiencia migratoria¡±, reza el documento. Ella promueve lo contrario. Hay que intervenir, con una labor divulgativa, atendiendo esos s¨ªntomas desde una actuaci¨®n integral y positiva.
La tesis no destierra la imagen de la Andaluc¨ªa acogedora. ¡°El s¨ªndrome no solo viene del espacio que te rodea sino de tu origen y tu propia situaci¨®n¡±. Muchos andaluces se marchan ahora a otros pa¨ªses. ?Tendr¨¢n el s¨ªndrome? Garc¨ªa Arboleda dice que no se puede saber. ¡°El estr¨¦s cr¨®nico viene marcado por situaciones extremas que no tienen por qu¨¦ tener los andaluces que buscan un futuro mejor en otros pa¨ªses. Para saber qu¨¦ repercusiones psicol¨®gicas tendr¨¢ esta nueva emigraci¨®n que estamos viviendo ahora habr¨¢ que esperar¡±.
Mery Rosemery sabe lo que es estar en un pa¨ªs distinto al suyo. Tambi¨¦n sabe lo que cuesta regresar a sus or¨ªgenes y sentirse como si aquel lugar ya no le perteneciera. Lo sufri¨® Ulises a su vuelta a ?taca. Mery Rosemery lo intenta de nuevo en Andaluc¨ªa. Y su cuerpo y coraz¨®n vuelven a dividirse. Sabedora, al menos, de que sus inquietudes tienen nombre de un rey temeroso e insomne.
¡°Hay que formar parte del pueblo donde vives¡±
Path¨¦ Ciss¨¦ viaja todos los a?os de vacaciones a su pa¨ªs de origen, Senegal. Y cuando ya lleva alg¨²n tiempo, los suyos le preguntan. ¡°?Cu¨¢ndo vuelves a tu pa¨ªs?¡±. Como si Espa?a, donde reside el resto del a?o, ya fuera su verdadera casa. Pero cuando est¨¢ en Espa?a le hacen la misma pregunta, pero los que le cuestionan, en realidad, quieren saber cu¨¢ndo se marcha a Senegal. Path¨¦ resume as¨ª su sentimiento de no pertenecer ahora mismo a ning¨²n sitio. Para ¨¦l lo importante es formar parte del entorno que te toca en el momento, no aislarte. La historia de este senegal¨¦s de 37 a?os est¨¢ escrita en un libro. Lo redact¨® ¨¦l mismo y se lo public¨® la Diputaci¨®n de C¨¢diz. All¨ª contaba c¨®mo viaj¨® durante 11 d¨ªas en un cayuco, los 40 d¨ªas que pas¨® en un centro de internamiento en Canarias, su viaje a Andaluc¨ªa y la forma en la que se qued¨® en San Fernando, en C¨¢diz.
Siempre cuenta que se march¨® empujado por la necesidad, a¨²n a sabiendas de que arriesgaba la vida. Dej¨® atr¨¢s un ni?o de apenas un a?o y su mujer. Despu¨¦s tuvo otro. Ahora tienen nueve y siete a?os. Y su ilusi¨®n es traerse alg¨²n d¨ªa a su familia a Espa?a, aunque no sabe si lo conseguir¨¢. Dice que su ansiedad es la de muchos espa?oles. La que le lleva a obsesionarse con trabajar y conseguir dinero, y a deprimirse cuando no lo encuentra. Durante algunos a?os trabaj¨® en v¨ªas y obras pero ahora ha regresado a la venta ambulante. Ha puesto en marcha una asociaci¨®n de compatriotas en San Fernando pero, a¨²n as¨ª, niega que este contacto con los suyos sirva para olvidarse de la distancia. La clave, sostiene, es involucrarse el pueblo donde vive. ¡°Hay que convivir con los nativos, no te puedes apartar¡±. Es su herramienta para alejarse de Ulises.
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